[Maratón 1/2]
Esto
es el futuro.
Parte
I
Narra Justin.
Queda menos de una
semana para la fiesta y todavía tengo que hablar con todos sobre cómo vamos a
hacer el siguiente paso; nuestro plan. Lo que tenemos entre manos es muy gordo,
Jeremy desea que todo esto salga a la perfección. Y en una mafia, los deseos
del jefe son órdenes de estricto cumplimiento. No podemos fallar y no puedo
dejar ningún cabo suelto. Lo que más me preocupa, en realidad, es la
competencia. No seremos los únicos que aprovecharán la velada del sábado para
llevar a cabo negocios de suma importancia. Pero tengo la obligació, de que
Brown sólo haga caso a nuestro trato. Me lo tengo que camelar por la cual cosa
necesito tener unos minutos a solas con él, sin ninguna distracción. Sé que
cuando oiga de qué va nuestro negocio, nuestra droga, no dudará en hacer
cualquier pacto para poder conseguir pasta ya que esto va a ser lo más grande
que se ha visto nunca en el mundo de las drogas. Nuestra droga es el futuro.
-¿De qué quieres
hablar, tío?- me pregunta Ryan, frotándose los ojos por el cansancio.
Hace varios días que
Carlos desapareció, la cual cosa me cabreó bastante. Más tarde comprendí que
alguien de su familia estaba enfermo y que ambos, él y María, habían tenido que
ir a verle. Lo entiendo pero me jodió bastante porque todavía no sabemos quién
cojones es el topo y eso es, realmente, frustrante.
A quien le ha gustado
esto de que desaparezca del mapa por unos días Carlos, ha sido a Ryan quien
está estrechando lazos con Anna. Parecen llevarse mejor, y ha habido varias
veces que los he pillado acurrucaditos. Me gusta verlos así, aunque temo porque
vuelva a pasar lo mismo de siempre o que cuando Carlos vuelva, todo regrese a
la normalidad haciendo que Ryan lo pase mal.
-De Brown. Hay que
idear ya algo- le explico, nervioso-. La fiesta es este sábado.
-¿Qué tienes en mente?-
me pregunta mientras se desliza por la cocina en busca del café.
No tener a María por
las mañanas es un fastidio ya que somos prácticamente inútiles.
-Necesito estar a solas
con él, y necesito que alguien distraiga a Fillion.
-¿Fillion? ¿Ethan
Fillion?- me pregunta, patidifuso.
Asiento- Me ha llegado
información de que va en busca de Brown para no sé qué negocio. Y sabes lo bien
que se llevan esos dos- le aclaro, pasándome los dedos de la mano derecha por
el pelo. Estoy levemente estresado.
-Fillion es un máquina
para los negocios, Justin- me suelta, mostrando una mueca de preocupación.
-Lo sé, y por eso soy
consciente de que necesitamos distraerle- contesto, irritado. Gracias Ryan por tu comentario. Me anima
mucho, pienso asqueado por esta situación. Si Fillion entra en el plano el
sábado, habremos perdido la partida; ese hijo de la gran puta es bueno de
cojones y sabe cómo convencer hasta al mismísimo demonio.
-¿Y cómo lo haremos? Me
refiero a qué Fillion es muy astuto. Se olerá lo que sea, ya lo sabes- me
recuerda él, tan acertado como siempre.
En este justo momento,
entra distraída Anna. No parece escucharnos, y en poco tiempo me doy cuenta de
que lleva los auriculares colgándole de las orejas. Empieza a medio ‘bailar’
sobre el frío mármol de la cocina; moviendo las caderas al ritmo de la música aunque
no logro escuchar qué canción es. Enarco una ceja, insinuante, y miro a Ryan,
el cual hace un esfuerzo para no tirarse encima de Anna y no follársela aquí
mismo. La verdad es que Anna se está montando un bailecito muy sensual, con sus
caderas aquí para allá y dando ligeras vueltas. Además de que Ryan es de fácil
calentamiento y más si nos referimos a ella.
Suelto una risotada, y
ella se asusta.
-¡Ah! ¿Qué narices
hacéis aquí?- pregunta, tornándose completamente roja.
-¿Desayunar? Vamos,
creo yo- consigo decir entre risa y risa.
-Agh- se queja por mi
sarcasmo- ¿Y no podíais simplemente avisar de que estaba haciendo el imbécil
con vosotros delante?
-Yo a eso no le diría
hacer el imbécil, precisamente- comenta Ryan, todavía en trance por el
bailecito.
Reprimo otra risotada-
Además, no es la primera vez que te vemos así.
-Calla, McCann- me
lanza uno de los cojines de la silla más cercana que encuentra y se echa
también a reír. Decido no enfadarme por haber hecho referencia a mi apellido,
así que me limito a sonreír.
-¿Ves? Si en verdad te
hace gracia y todo.
-He dicho que sht- me
reprocha, poniendo ambos dedos —el
índice y el anular— sobre sus labios y poniendo morritos como una cría de tres
años.
Se instala entre nosotros un silencio monótono con Ryan observando y
bromeando con Anna, yo absorto en mis propios pensamientos y el tintineo de la
cerámica de las tazas.
-Anna- la llamo, pensativo.
-¿Sí?
-Quiero que le enseñes que haces exactamente aquí a Nicole.
-¿Qué?- Ryan y Anna preguntan patidifusos. No pueden estar creyendo que
le esté pidiendo esto, pero quiero que ella lo sepa dado que Nicole va a ser
una pieza fundamental en nuestro plan para el sábado.
***
-No estoy de acuerdo con esto, Justin- me aclara con los ojos bañados en
preocupación.
-¿Por qué? Yo me fío de ella. ¿Tú no?
Siempre he creído que la parte más difícil de toda esta relación era que
yo me fiase de ella y, ¿ahora es Anna quien no está segura? Imposible; yo soy
el complicado aquí.
-¡Claro que me fío de ella, tonto!- me grita molesta, como si le hubiera
fallado.
-¿Entonces?- me apresuro a preguntar.
-Pues que no quiero que ella me odie, Justin- dice al fin, explicando su
preocupación.
-¿Qué te odie? ¿Pero qué dices?
-Lo qué oyes. Ella sabe lo que soy pero no sabe lo que estoy haciendo
ahora- sus ojos se vuelven tristes por segundos.
-¿Y qué más dará? No estás haciendo nada verdaderamente malo- me
encuentro confuso entre tanta indecisión por parte de mi amiga.
-¿Cómo qué no? ¿Hacer una puta droga que matará, de seguro, a mucha
gente, no es nada malo?
-Ehm…bueno, en realidad sí. Pero, no importa, Nicole no te va a juzgar
por eso.
-¿Y cómo lo sabes?
-Porque con todo lo que he hecho yo, incluso entonces, me soporta. No
parece odiarme.
-¿Y si finge?
-Tomaré el riesgo.
***
La conducimos hasta el laboratorio que instalamos hace apenas unos meses
en el sótano de la mansión. Anna está que trina, muy nerviosa y se está
mordiendo las uñas. Algo nuevo para ella.
-Eh, relaja. Todo va a salir bien- le aconsejo muy bajito para que nadie
más me escuche-. ¡Y déjate las uñas!- le regaño.
Anna se ríe, para después hacerme caso. Sólo hemos bajado Anna, Nicole y
yo. Ella está fuera, justo delante de la puerta, esperando para que le abramos
la puerta y pueda ver lo que le queremos enseñar.
-¿La dejamos pasar, ya?
-¿Estás preparada? Yo estoy muy seguro de esto.
Anna asiente y se dirige a la puerta. La abre, Nicole pasa.
-¿Qué pasa aquí? ¿Por qué estáis tan misteriosos?
-Hemos de enseñarte algo, Nicki. Bueno, ehm…he de enseñarte algo.
-Ah, ¿qué cosa?
-Lo que estoy haciendo aquí- le responde, misteriosa.
Veo como Nicole abre mucho la boca, realmente patidifusa, sin entender
nada de nada. Y siento que se me retuercen las entrañas. ¿Y si está fingiendo? Ahora
que lo pienso, ¿qué sentido tiene que ella se haya relajado? «Ningún sentido simplemente porque no lo ha hecho.
Ella vigila, Yo» Y me retuerzo todavía más. Parecía que Él había
desparecido, completamente. Me sentí tan bien, tan a gusto, entre sus brazos
esa noche. Creí que comenzaba a ser libre, para después darme cuenta que vivía
encerrado entre estás paredes.
No se lo he dicho, ni pienso hacerlo.
Ella no debe saber que creo que me ayuda, que ella me salva de Él. No debe
saberlo.
Y ahora tengo miedo. Creo que Anna
también la necesita ya que es de sus pocas amigas aquí, por no decir la única,
y si ella se cierra por el trabajo que está realizando, se odiará a si misma.
Ya estoy bastante jodido yo como para que ella también se ponga así. Y encima
ahora, durante unos días, no estará Carlos.
Pongo mi mano sobre su hombro,
alentándola, dándole fuerzas para abrir esa puerta y explicarle a Nicole qué
estamos haciendo. Ella es parte de mi plan del sábado, es decir, la necesito
para que todo ruede bien, para que no haya imprevistos.
Anna empuja la puerta hacia el
interior y se extiende bajo nuestros ojos una sala completamente blanca, con aparatos
de índole científica aquí y allí.
-Aquí es dónde llevo a cabo todo-
explica Anna, nerviosa.
-¿Qué haces, Anna?- abre los ojos
todavía más. No comprende.
-Nicki, yo enlazo los compuestos
necesarios para crear la droga más fuerte que va a existir en los próximos
años.
-¿Tú haces eso?- pregunta, sin aún
creérselo. Anna asiente- ¿Y en qué consiste exactamente?
- Es algo que revolucionará el
mercado y que podrá llegar incluso a matar en dosis muy elevadas.
Los ojos de Nicole se tiñen de
horror. Oh, mierda. La he cagado.
-¿Y cómo sabes hacer esto?
-Es a lo que me dedico. Tengo muchos
conocimientos de Química, por mi padre y porque he estudiado de eso- explica
por qué ella y no otra, para después, suplicar con un hilo de voz- No me odies,
por favor.
Y entonces sucede algo que no
esperaba realmente. Bueno sí, y a la vez no. Nicole se acerca a ella, la abraza
y susurra- No puedo odiarte, Anna. Sólo no me gusta lo que estás llevando a
cabo, pero no me importa.
***
Todos están expectantes a lo que
tengo qué decir. Ninguno de los cuatro se lo espera, pero sé que esto es una
buena idea. Confío en ella, y confío en mi propio criterio. ¿Qué puede salir
mal?
Ryan suspira airado. Chaz mueve su
pierna rítmicamente, impaciente. Anna enarca una ceja expectante y Nicole, ella
no es consciente de lo que le voy a proponer; simplemente me observa en
silencio, y sonríe. Esa sonrisa que me mata, aunque no lo quiera reconocer. No
sé por qué diablos sonríe ahora, pero me alegro de que lo haga.
-¡Maldita sea, Justin! Sea lo que sea
que quieras decir, dilo ya- exige Ryan.
-He tenido un plan para este sábado.
-¿Qué va a pasar este sábado?-
cuestiona extrañada, Nicole.
-Nuestro plan para la droga. Hemos de
distribuirla por toda América de una forma rápida. Mi padre- me duele
pronunciar dichas palabras- controla bastante trozo pero aun eso debemos pactar
con otros comerciantes. Brown es uno de ellos y este sábado va a dar una fiesta
en su casa de San José, así que vamos a ir todos y vamos a hacer que venda
nuestra droga por su zona.
-¿Vamos? ¿Yo también?
-Sí, Nicole. Tú vas a ser muy
importante.
-¿Qué ella va a hacer algo?- formula
sarcástico Ryan- ¿Qué coño va a hacer esta? No es del grupo, Justin.
-¡Lo sé, Ryan! Pero la necesitamos.
-¿Para qué?- cuestiona Chaz,
queriendo que Ryan se calle de una vez por todas.
-La necesitamos porque Fillion va
acudir a la fiesta y camelará a Brown antes que nosotros, lo sé. Ese hijo de
puta es bueno. Así que necesitamos que alguien lo distraiga- explico, después,
señalo a Nicole con el dedo índice-. Y ahí es dónde entras tú.
-Ella puede coger daño, Justin-
comenta Anna, preocupada.
-También lo sé Anna. Yo tampoco
quiero que le hagan daño, pero a ti Fillion te conoce y no tenemos a más
chicas.
-¿Y Ner? ¿No puede ir esa puta?-da
una idea Chaz.
-No me fío de ella.
-¿Y de mí te fías?-interviene Nicole,
quien había permanecido extrañamente callada.
-Sí, estoy empezando a fiarme de ti-
sonrío, haciéndole saber que esto es real, no estoy mintiendo.
Nicole parece complacida con mi
respuesta y añade- Entonces lo haré. No voy a estar en peligro porque sé
defenderme. Estoy entrenada- sonríe, victoriosa.
-Eso deberás enseñármelo, nena.
***
Llevo el vaso a mi boca, bebiendo
para poder aclarar mis ideas. ¿Ella me gusta? Empiezo a creer que sí.
-¿La apuesta se ha ido a la mierda,
verdad?- oigo la voz de Ryan que proviene de la oscuridad, justo en el umbral
de la puerta.
Estoy en la barra de bar que hay en
el comedor, con sólo una pequeña luz encendida.
-¿De qué me estás hablando?
-¿La apuesta, recuerdas? ¿Esa que
hicimos en el G.R. cuando yo estaba completamente borracho?
-Ah, sí- caigo en la cuenta de lo que
me está hablando- ¿Qué pasa con la apuesta?
-Que ya no la hay- musita, riéndose-
No vas a intentar enamorarla, para hacerle daño porque, simplemente, ya no
puedes.
-¿Y por qué no voy a hacerlo?- me
muestro rudo, impasible.
-Justin, no soy un puto miembro
solamente. Soy tu amigo desde siempre y sé que a veces parezco retrasado, que
estoy muy en contra de ella pero puedes confiar en mí, ¿sabes?
-Lo sé, Ryan. Es sólo que…
-Es complicado, lo sé. Pero puedes
contármelo- me anima, demasiado majo para ser él-. ¿Y?
-Joder Ryan, esto es rarísimo. No sé
qué cojones me pasa. No puedo hacerle daño, no la soporto a veces porque me
vuelve loco pero a la vez no puedo dejarla marchar. No por Jeremy, sino porque
no la quiero lejos de mí- me empiezo a desahogar-. El otro día, después de que
me fuera con Ner, me sentí mal conmigo mismo y no me calmé, no volví a sentirme
en paz, hasta que la abracé y me quedé dormido con ella. Yo… no sé lo que me
pasa.
-¿Sabes lo que te pasa? Ella te
gusta, y mucho, aunque no lo admitas.
-Pero no puede hacerlo, Ryan. Ella es
mi puto enemigo.
-Ya. Pero a veces no podemos decidir
lo que sentimos, Justin, simplemente ocurre.
Esto es el
futuro.
Parte II
Narra Tatiana.
Esta debería ser la noche más feliz
de mi vida, pero no lo es. Me faltan dos grandes e importantes cosas ahora
mismo: Nicole y Chris, de mi mano entrando por la puerta del instituto,
sonrientes. Y yo ya estoy harta. Harta de que todo me salga mal. Estuve esperando
que Chris me lo pidiera, cosa que, obviamente, no hizo durante más de dos
semanas y al final se lo pidió a Brittany, una popular de nuestra clase. Pero,
claro, ¿a quién quiero engañar? Me había hecho tantas ilusiones… Pasando todas
las tardes con él aprendiendo a ir en skate,
riendo y contándonos secretos, confesiones, tonterías sin importancia, ¿para
qué? Yo nunca voy a ser más que esa amiga que está siempre ahí.
Es tan jodidamente doloroso que
alguien signifique para ti todo y más, y que tú, de lo contrario, no seas ni la
mitad de lo que es para ti.
Me miro en el espejo. No me veo mal,
quizás demasiado bajita o quizás demasiado blanca pero estoy tan diferente a
como soy yo. Llevo tacones negros de trece centímetros, con un bonito retorcido
en el frente, con un poco de plataforma para que no sea tanta la diferencia
sino de seguro que me caería todo el tiempo. Voy enfundada en un vestido blanco,
corto hasta las rodillas, con encaje y una franja negra justo debajo de mis
pechos. Me veo bonita, pero como siempre, no lo suficiente. Sonrío triste
frente el espejo. Es mi día, pero no lo siento así. Nicole no está conmigo.
¿Cuántas veces hemos soñado en que llegara este día y que lo hiciera juntas?
¿Cuántas? Innombrables. ¿Y cuántas veces había soñado en encontrarse a Chris
esperando en el umbral de su puerta embutido en ropa cara? ¿Cuántas veces?
Innombrables también. Sin embargo, ni la una ni la otra se han hecho realidad.
Como siempre, la suerte no está de mi parte.
-¡Tatiana, ya está aquí!- grita mi madre
desde abajo. Miro de soslayo mi reflejo al tiempo que cojo mi pequeño bolso,
corro escaleras abajo y empiezo lo que debería ser la noche más especial de
toda mi vida; el gran baile de fin de curso.
Lo recibo con una amplia sonrisa, al
fin y al cabo ha sido el único chico que ha querido ir conmigo. Eric y yo
siempre nos hemos llevado bien, sin embargo, nunca me hubiera imaginado que
quisiera ir conmigo al baile o, seguramente, habré sido la última opción sin
pareja de su lista.
-Estás preciosa, Tati- me alaga,
siendo muy cortés. Le sonrío tan amplia como falsamente. Yo no quiero que sea
él, quiero que sea Chris.
***
El gimnasio está tal y como pensaba
que estaría, dejándome no decepcionada. Miro a mi alrededor, divisando a Chris
con la perfecta e imbécil Brittany hablando amigablemente.
Pero entiendo que ella le guste. Soy
consciente de lo que es obvio; ella es hermosa. Brittany es alta, con unas
piernas de escándalo, una sonrisa de perfectos dientes, una cintura estrecha,
un cuerpo cien y una melena lacia, rubia. Es
comprensible, pienso entristecida.
De pronto, como si supiera que los
estoy mirando, se voltea, eleva su copa de ponche y me sonríe, haciendo que me
sonroje. Me lanza una mirada furtiva diciéndome sin palabras, o eso creo, que
le gusta cómo voy. Pero no le doy importancia. ¿Qué me va a decir si es mi
amigo? No es mala persona, y para ser francas, los amigos no suelen decirte que
no te ves bien.
***
Paso toda la noche bailando con Eric,
riéndome y realmente pasándomelo de lujo. Aunque bueno, me falta Nicole, pero
esto se ha vuelto una rutina desde hace un tiempo.
Obviamente, y como cabía esperar, he
pasado la noche también vigilante a la pareja que me trae loca. Christian ha
estado toda la noche con Brittany pero no se le veía muy ilusionado y
entretenido, en realidad. Me pregunto por qué.
En un momento de confusión, cuando
Eric va a buscar unas bebidas para ambos, unos brazos que reconocería en
cualquier rincón del planeta, me agarran desde atrás y me premen contra él.
-Baila conmigo, Bentley- me susurra,
erizando la piel de mi cuello.
-Encantada de hacerlo- respondo,
volteándome y clavando mi mirada en esos ojos claros, tan cristalinos como
irreales. Esboza una sonrisa sincera y se muerde el labio.
Una melodía lenta, pausada, preparada
para que las parejas se acurruquen las unas con las otras, empieza a
difuminarse a nuestro alrededor. Yo sólo presto atención a ese rostro que
siempre me ha cautivado.
Coloca su mano derecha en mi cintura,
la izquierda agarra mi mano con firmeza, arrastrándome hasta el centro de la
pista.
-No podía no sacar a bailar a mi
alumna de skate preferida, ¿verdad?-
bromea, asomando otra sonrisilla estúpida.
Mis mejillas se tiñen de rosa de
inmediato; tengo miedo de que él se percate de ello.
Empezamos a bailar al son de la
música, bien agarrados. Estamos tan pegados, tan cerca tengo su boca que sería
tan fácil como elevar un poco la barbilla y lo besaría. Pero no puedo.
Tan cerca, pero a la vez tan lejos.
-¿Y qué tú con Brittany?- pregunto,
curiosa.
-¿Con Brittany?- ahoga una risotada-
Nada de nada, Bentley. Ella no me importa en absoluto.
-¿Y por qué le pediste ser su pareja?
-Porque verás, se me adelantó un
capullo y se lo pidió a la chica de la cual estoy enamorado.
Qué suerte de
chica. ¡La envidio!
Oír de sus labios que está enamorado,
me deja sin palabras. ¿Quién será ella y qué tendrá que no tenga yo? Bueno, eso
es fácil: todo.
-¿Y tú con Eric?
-¿Eric? No, que va. Ha sido el único chico que ha
sentido algo de interés por invitarme así que no le iba a decir que no-
explico-. Aunque no me extraña…- musito, casi más para mí misma.
-Espera, ¿qué?- coloca la mano que anteriormente
estaba en mi cintura, en mi mentón. Lo alza- ¿No ves que eres preciosa,
verdad?-me formula, recibiendo una negativa- Dios, podrías tener a
prácticamente cualquiera de esta sala, Tatiana y no te das cuenta de ello.
-No lo creo- vuelvo a negar-. Y aun
eso no me serviría de nada, porque quien realmente quiero tener no está
interesado en absoluto en mí- lo fulmino con la mirada, intentando hacerle
entender que es él a quien deseo.
-¿Y cómo lo sabes? ¿A caso se lo has
preguntado?- se acerca todavía más a mis labios. Se me seca la boca, no puedo
casi respirar.
Niego lentamente con la cabeza, con
los ojos vidriosos. Esto es incluso doloroso; tenerlo tan cerca y no poder
rozar mis labios con los suyos. ¡Yo le quiero, joder! Quiero hacerle entender
que él es el indicado, el que quiero que siempre esté a mi lado.
-¿Y por qué no, Bentley? ¿Por qué no
se lo has preguntado?
-Porque él sólo tiene ojos para
rubias con largas piernas- mascullo, al borde del llanto. Incluso se me escapa
una lágrima, y al verla, logra entender todo.
Me aparto lentamente, mirándole a los
ojos. Tengo miedo a su reacción.
De pronto, ahoga un suspiro, cogiendo
aire fuerte y parece entender la situación.
Lo inesperado ocurre, se acerca a mí,
vuelve a quedar a escasos centímetros de mi cuerpo, posiciona su mano sobre mi
mejilla, la otra sobre mi cuello. Seca paulatinamente la lágrima que se
precipita hacia abajo.
-No sabes lo equivocada que llegas a
estar- murmura, pegando su aliento en mis labios-. No lo llegas a saber…
Entonces lo entiendo yo también. ¿Me
está diciendo que le gusto? ¿Qué yo soy esa chica de la cual está enamorado?
Pero no reacciono. ¿Cómo lo voy a hacer si no comprendo nada al cien por cien
todavía?
Christian tampoco reacciona. Se
limita a morderse el labio inferior mientras observa mis labios, expectante a
qué yo diga algo.
-¿Soy yo?- musito, entrecortada.
-Siempre has sido tú- confiesa, antes
de acercarse por completo a mis labios, rozarlos suavemente, sonreír y
profundizar el beso mientras nuestras lenguas luchan para entender esta nueva
situación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Venga, comenta. No muerdo y me ayuda a mejorar día a día. Es gratis.