jueves, 31 de enero de 2013

Capítulo 07: ''Un dólar por tus secretos''



Without words.ASDFGHJKLÑ.






Narra Nicole.

Justin me ha dado su ropa para que me cambie, me vista y me asee. Me ha quitado las esposas y me ha dicho que me vaya al cuarto de baño a ducharme. Así hago, aunque me cuesta caminar. Me duele aún la pierna derecha. Me meto en él y me empiezo a desvestir entre sollozos todas las prendas llenas de sangre, barro y polvo. Están asquerosas.

Rompo a llorar. Toda esta situación puede conmigo. Estoy secuestrada, encerrada en una habitación no sé donde con un futuro capo de la mafia como secuestrados, y toda su familia contra la mía y contra mi. ¿Puedo tener más mala suerte? Para rematar la situación, no sé donde está mi hermano ni mi padre. ¿Estarán a salvo? ¿Estarán en casa sin ningún rasguño grave? ¿O estarán heridos, en el hospital, o incluso muertos? ¿Y mi madre? ¿Cómo se encontrará mi madre? La última vez que la vi, al irme de casa ayer, ella no estaba muy convencida de todo esto. ¡Maldigo el día en el cual a mi padre se le metió en la mollera que esto era buena idea!
Toda esta incertidumbre me mata tanto por dentro como por fuera. Contemplo mi reflejo en el espejo del baño. Se me ve débil, rota, magullada, dolorida, como una cría inmadura. Se me ve tan frágil, fácil de romper...¡No! No se me debe ver así. Debo ser fuerte; por Josh, por mis padres y por mis amigos; por todos ellos y por mi misma. No voy a darles el gustazo de verme débil nunca más. Yo soy Nicole Williams. Esa chica fuerte, decidida, madura que nunca llora por nada y por nadie. Yo soy hija de Frank Williams el mejor detective del FBI de Miami. Yo no lloro. Yo no me siento pequeña. Yo miro al miedo con valentía y me río de él. Yo soy más fuerte que nadie. Yo siempre he podido con todo y podré con todo esto.

Nadie osará derrumbarme. No a mi.

Me deshago de la ropa sucia, ensangrentada y hecha asco. Primero me quito la chaqueta, la camiseta negra y el chaleco antibalas. Luego, las bambas oscuras y por último deslizo con cuidado el pantalón, e intento que la tela no roce ásperamente la herida del muslo derecho. Me quito la ropa interior y la dejo sobre el mármol de la pica. Me enjuago las lágrimas con la palma de las manos. Esta soy yo. Voy a hacer todo lo posible para salir de aquí, para escapar. Sé que si Josh y papá están vivos me estarán buscando como unos locos y planeando otro plan para atacar a la familia McCann y rescatarme, pero es arriesgado y yo no me voy a quedar aquí sentada sin hacer nada, llorando. Voy a actuar. Voy a escapar de la casa de este cerdo asqueroso que me ha amenazado con hacer daño a mis seres queridos.
Me meto en el baño. Enjabono bien todo mi cuerpo, todas las heridas y rasguños, hasta llegar al corte de la pierna al cual solamente dejo fluir agua con jabón de la esponja humedeciéndolo un poco. ¡Agh! Me escuece mucho. Tragar saliva también es un martirio. Me duele y a veces me da la sensación que la cabeza se me va a caer. Aunque está bien. Serán imaginaciones mías...
Lavo mi pelo paulatinamente. No quiero salir de la ducha. Se está tan bien. Mhm... Es tan reconfortante... Fuera de ella todo es un horror—desde ese chico con el pelo caramelizado y mirada amenazante, Justin, a la idea de no volver a ver a mi familia—. Debo salir de aquí cuanto antes. Aunque primero debo observar cada movimiento de mi adversarior, aprender cuales son sus puntos fuertes y cuales son los débiles, aprender cada brecha de su vida, cada resquicio de debilidad para después contraatacar dejándolo K.O.

Cuando acabo de aclarar mi pelo, salgo de la ducha con resignación, enrollo mi empapado cabello en una toalla suave blanca y envuelvo mi cuerpo en otra. Me seco a conciencia el cuerpo y me visto con la ropa que me ha dado Justin. Uhm, que olor. Su ropa desprende un olor delicioso y tentador que hace agudizar mis sentidos.
Miro mi ropa interior— las bragas están bien, aunque el sujetador no me lo puedo poner ya que está todo manchado de sangre y algo roto—. ¡Me cago en la puta! ¿Y que hago yo ahora? ¿Qué me pongo? Mierda. No me queda otra...Me pongo las bragas pero no el sujetador. Me visto— pantalones de chándal negro con dos rayas azules cían a los lados y y una camiseta blanca básica masculina—.

No me hace ni puta gracia no llevar sujetador. Se me marcan ligeramente los pezones y odio que suceda eso. Menos mal que tengo el pelo suficientemente largo para tapar mis pechos por encima y que no se note demasiado. Como no tengo nada que ponerme en los pies, salgo descalza para afuera.

Encuentro a Justin sentado en el filo de la cama, esperando. Me mira de arriba a abajo y yo bajo de inmediato la cabeza. ¡Para! Este cerdo me incomoda.

-¿Ya has acabado de ducharte?- ¿Es que no es obvio, McCann? Qué estúpido.
-¿Acaso no lo ves?- le propino borde y alzando la cabeza para mirarle directamente a los ojos.
-Vale, ya lo veo- contesta. Me esperaba otra reacción. Algo así como un ataque de ira por haberme querido quedar por encima, pero nada. Un ''Vale, ya lo veo'' muy natural.
-¿Qué coño vas a hacer conmigo ahora, McCann?
-No me llames así- me pide.
-Te llamaré como me de la gana- ¡Mierda! ¿Que haces Nicki? No le contestes así, ¿quieres que te pegue? Mi subconsciente pega un bote en su sillón y las gafas de medio bote se le caen.
-¡No me llames ''McCann''!- me grita acercándose amenazante a mi.

Mierda. Creo que me va a pegar. Lo siento, McCann. ¿Porque no puedo controlarme? Hostias. Tiene la idea de hacerlo, pero se retracta y aprieta la mandíbula. Está a escasos centímetros de mi. Noto su aliento azotándome la cara y me produce asco por ser quien es. Algo silencioso, una cadencia de moralidad nace en el fondo de mi, una pequeña Diosa fulgurante se despierta. Le tengo tan cerca...Mhm, ese exquisito olor. Nerviosismo. Algo en el estómago. Las manos me tiemblan ligeramente y mi mirada duda. ¿Esos sentimientos contradictorios juntos en el mismo instante?

-¿Y cómo quieres que te llame?-le pregunto- ¿Señor McCann, quizás?
-No- niega con la cabeza- El señor McCann es Jeremy. Tengo un nombre, ¿sabes? Llámame por él.
-De acuerdo. Justin- cedo a llamarle por su maldito nombre. ¿Porque tanto problema con su apellido?
-Gracias- agradece con una sonrisa sincera. ¿Y esa sonrisa? Y qué sonrisa. Esconde algo. No lo entiendo. ¿Como puede ser quien es y, después, sonreír de esa forma? ¿De qué va todo esto? ¿Es bipolar o qué? Tan de pronto me trata mal como me sonríe. No le entiendo. No entiendo nada de su comportamiento. Sé que esconde algo pero no sé de que se trata.¡Agh, quiero saberlo! McCann, un dólar por tus secretos.

Me lo quedo mirando sin saber que hacer; si sentarme en el suelo, sentarme en la cama, pegarle una hostia por capullo, quedarme parada ahí...¿Que narices hago?
Por suerte, él se adelanta a los acontecimientos.

-No te voy a atar- murmura.
-Bien. Estoy incómoda.
-Me voy a quedar aquí contigo todo el día, ¿vale?
-Pues vale.
-¿Puedes ser un poco más amable?-pregunta, aunque algo me dice que quería exigirlo, irritado.
-Tú no lo eres conmigo.
-¿Que no lo soy?- me mira frustrado.
-Me has secuestrado, me has casi pegado,..., ¿de verdad crees que eso es ser amable?
-No te secuestré, te salvé. No te he casi pegado, sólo me he acercado a ti. ¡Maldita sea!
-No me has salvado.
-Si lo he hecho-asegura.
-No-¡Que no! ¡No lo has hecho! ¡Estoy aquí, contigo! Yo te odio.
-Te vuelvo a repetir que sí.
-¡No lo has hecho! Me has alejado de mi familia, de mis amigos, me has encerrado en esta puta habitación, no sé dónde estoy ni que hago aquí, no sé que quieres hacer conmigo, no sé si le has hecho daño a mi familia o si se lo vas a hacer...-pierdo las riendas de mi compostura. No me deja soltarle todo lo que creo y siento. Agh, este cerdo es tan irritante.
-¡Te salvé!- me vuelve a gritar cerca de mi- Te alejé de las llamas y de las explosiones en ese almacén, agradece que estés viva. ¡Sino estarías muerta!- vuelve a gritarme y se aleja hacia la puerta. La abre bruscamente- ¡No debería haberte sacado de allí, sólo me traes problemas!

Y se marcha dejándome sola en esa asquerosa habitación. ¿Algo positivo? Ya no estoy atada ni esposada. ¿Algo negativo? Quizás la he cagado aún más.


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HOLOOOOOO. Este a mi hermana separada al nacer e.e loveya.








miércoles, 30 de enero de 2013

Capítulo 06: ''Estoy obligado a ser como soy''











Narra Justin.

Me despierta el olor a comida recién hecha que sube desde la cocina. Mi estómago responde con un gruñido a ese delicioso olor. ¿Pollo con patatas? Creo que sí. ¿Pastel de frambuesa? Uhm, debo ir a averiguarlo. Estoy hambriento. ¿Cuánto he dormido? ¿Qué hora es?
Giro un poco la cabeza y miro la pantalla de mi despertador de mesa. Las tres y media. Oh Dios, ¿tanto he dormido? Joder, pues vaya. Que dormilón. Ya no tengo más sueño, ya no estoy cansado ni dolorido, pero sé de sobras que si no hubiera sido por el olor seguiría durmiendo. Así soy yo, que se le va a hacer...
Me incorporo rápidamente, la habitación me da vueltas un poco, pero nada raro. Me encuentro perfectamente bien, o eso creo yo. Pongo los pies sobre el frío suelo y los dejo descansar unos segundos. ¡Bf, está helado! Inmediatamente busco unas bambas que ponerme. Opto por unas Supras negras. Llevo solamente los pantalones del pijamaunos rojos con una raya negra a los ladosasí que cojo una camiseta enteramente blanca y salgo de mi habitación con paso airado.

Mierda. ¡Ella está aquí! Prácticamente lo había olvidado. Que asco, tengo a esa maldita cría en la habitación de al lado.

Empiezo a buscar la llave que abre la puerta de su habitación. Cuando la encuentro, me dirijo a su puerta resoplando, abro con la llave la cerradura y entro sin hacer mucho ruido. La encuentro dormida. Está tumbada en el suelo. Sigue esposada a la pata de la cama, pero ahora tiene una almohada donde apoya la cabeza y ya no tiene los pies amarrados. ¿Quien la ha desatado? María...¡Esta mujer!

Me paro a mirarla. Es guapa, muy guapa. Su oscuro cabello le cae suavemente por el hombro hasta su pecho, sus brazos se rodean a si misma—supongo que tiene frío o que le duele algo—, sus piernas están encogidas, tiene los párpados cerrados y los labios levemente apretados, fruncidos. Oh, es preciosa. Realmente hermosa.

Mis piernas se mueven solas, como atraídas por una magia invisible. Me acerco a ella, me arrodillo a su lado y me acerco todavía más. Estoy a escasos centímetros, la observo respirar y casi me parece oír su corazón bombear. Es tan... no sé, aporta paz con sólo mirarla. Poso mi mano con delicadeza sobre su mejilla, la acaricio y le aparto un mechón de pelo que cubre su nariz y un poco de esos preciosos ojos que había visto antes de la explosión y esta misma mañana cuando me despertó a gritos. Es bonita, literalmente. Desde la curva de sus labios, a esas pestañas alargadas, o esa tez clara y blanca. Todo su rostro es hermoso, sin excluir nada.

Voy a apartarle un poco más de pelo—que no deja de desparramarse por su frente— y arrastrarlo hacia atrás cuando abre los ojos. Una mueca de desconcierto asoma por su mirada adormilada que pronto se torna furiosa, ardiente.

-Tranquila. No voy...-intento decir pero ella no me deja acabar.

Con sus dos piernas sin atar, me intenta zafar de ella bruscamente con una patada en el costado de mi cuerpo. ¡Ah! ¡Aún me duele! Me lanza a un lado y se enrosca hacia la esquina entre la cama y la mesita. Me observa con la respiración agitada, y penetrante. Intenta disimular el miedo que siente con una mirada de desafío, pero desparrama miedo por los poros, de ese que cala hondo en los huesos.
Me río mientras me vuelvo a poner en pie. Su rostro cambia un poco, pero no lo suficiente para darme una idea de lo que siente y quiere expresar. Supongo que se pregunta porque narices me estoy riendo ahora. Su reacción me ha hecho gracia.

-¿Que tal has dormido?- pregunto. ¿Tú eres tonto, Justin? ¿De qué coño va esta pregunta?

Como modo de respuesta, me escupe. No me llega a dar, pero me enfurece un poco. ¿Quien se cree que es para escupirme? ¡Está secuestrada! ¿De qué coño va esta tía?

-No sé de que coño crees que va esto, pero te recuerdo que puedo matarte en cualquier momento, ¿entiendes?- le amenazo.

¡Lo que faltaba! No tengo bastante ya con el marrón de mi padre que encima tengo que aguantar a una cría de papá vacilándome.

Ella asiente y por un momento puedo ver temor en esos ojos. El mismo temor que pude observar mientras que la amenazaban con el cuchillo en el cuello y yo con la intención de dispararle.

Me relajo. Tampoco tengo porque ser un monstruo con ella.

-¿Como te llamas?- Sé que se llama Nicole Williams, y prácticamente podría saber todo acerca de ella con sólo chasquear los dedos pero por una razón que desconozco quiero que confíe en mi.
-Eso tú ya lo sabes- me contesta borde y sin dejar de desafiarme con la mirada.
-Sí, lo sé. Pero quiero que me lo digas- le miro severo.

Se recrea pensando si hacerlo o no, pero responde finalmente.

-Nicole Williams.
-Hola- le tiendo la mano- Yo soy Justin McCann

Ella contempla mi mano tendida durante un segundo y desvía la mirada. No va a apretarla. Será maleducada..

-Oye, niña, mejor que seas más amable. No olvides en la posición donde te encuentras- le chillo.
-No soy ninguna niña- me mira desafiante. Aprieta la mandíbula y me fulmina con la mirada.
-Niña- digo recalcando cada letra.

Ella me vuelve a dar una patada pero yo la desvío con la mano y le agarro las dos piernas.

-Estate quietecita- le pido- Yo lo digo por tu bien.
-¿Y sino qué?-me reta. Pienso en qué diría mi padre en estos momentos. Pienso en mis bazas, en lo que puedo utilizar y no. ¡Ah! Ya lo tengo. Está es buena.
-Sólo te mencionaré estos nombres: Frank, Sophie, Josh, Caitlin, Tatiana- pienso si me queda algún nombre- Ah, y Christian. ¿Te suenan de algo?- me hago el graciosillo.
-Das asco.- lo sé. Ahora mismo doy asco. ¿Porque estoy siendo tan gilipollas?
-Tu familia sí que da asco. Tú, tu padre, tu hermano, la puta policía. Todo eso da verdaderamente asco.
-Vosotros sois los delincuentes, no nosotros.
-Eso es niña, somos delincuentes y como no te estés calladita, poco vas a durar en este mundo y todos los nombres que te he dicho, sólo serán nombres grafiados en una lápida, ¿me sigues?- me comporto como mi padre hubiera hecho. Como él quiere que me comporte. Yo no soy así. A cada palabra que digo, mi subconsciente me riñe y me grita que pare. No debo parar. Debo ser así. Lo siento...juro que lo siento...

Nicole hunde la mirada y baja la cabeza. Se está rindiendo. Me estoy comportando como un verdadero gilipollas, un capullo. No quiero ser así, pero es la realidad, mi padre no dudará en matarla a ella y a todos los seres queridos que pueda tener si ella se intenta escapar o algo por el estilo. Esta es la única manera de más o menos protegerla. Siendo yo el chico malo todo irá mejor y será más fácil.

-Sí, te sigo. Lo comprendo- susurra abatida- No les hagas daño, por favor- me suplica con la mirada llena de lágrimas apunto de derramarse.

Auch. Un pinchazo en el pecho. No comprendo el por qué pero me duele verla así. No sé porque esta chica infunde en mi un sentimiento de culpa de ser quien soy y como soy. No me lo puedo permitir. Pensaba que todo en mi cabeza quedo arreglado cuando me mudé con mi padre. Tuve la obligación de volverme como soy y creía que estaba bien así.

-Si tu te comportas y haces todo lo que yo te diga, te prometo que tu familia y amigos no sufrirán- le prometo. Ella parece sonreír un poco más tranquila- por lo menos de mi parte- puntualizo
-¿De tu parte?- pregunta. Otra sombra oscura aparece entre sus ojos.
-Yo no mando aquí. Manda mi padre, él sabrá que hacer contigo- le explico mientras que me largo de allí sin añadir cosa alguna más a mi explicación.

La oigo romper a llorar y eso me deja abatido. Yo no quiero ser así con ella. ¿Pero que dices Justin? ¡Debe ser así! Ella no se merece esto. Me gustaría dejarla en frente de su casa, decirle que se mudará lejos y que viviera su vida. Yo soy el delincuente. Yo soy el duro, el inflexible, el que le importa una mierda la vida de los demás. ¿Que me ocurre ahora?

Voy a mi habitación y cojo una camiseta ancha y unos pantalones de deporte míos. Ella está sucia. Debe ducharse y ponerse ropa nueva. No hay casi ninguna chica de su edad en esta casa, y las que hay no le dejarían ropa, así que decido dejarle de la mía. Algo es algo. Vuelvo a entrar en su habitación y rápidamente ella se retracta. Me acerco impasible. Le dejo mi ropa a su lado.


-Ahora te darás una ducha y te pondrás esta ropa- le digo mientras abro las esposas y la suelto

Me mira dudosa y mira mi ropa con cierto desprecio mientras que la coge.

-Es ropa mía. Te irá grande, pero no hay nada mejor. Tienes que ducharte y vestirte, ¿entendido?

Ella asiente y se dirige al baño con paso lento y pausado.

-Estaré aquí esperándote. No intentes nada raro- le digo rudo- o sino, te arrepentirás.
-No voy a jugármela, tranquilo.

Tiene carácter, sin duda. Como se nota que es la hija del sargento Frank Williams.
Me siento en el filo de la cama a esperar que ella salga vestida y duchada. No sé que haré el resto del día. Debo vigilarla yo, es mi obligación. Yo la he traído, yo me ocupo de ella. Así de simple.



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hiya! Os dejo ya el capítulo 6, es cortito e.e Espero que os gusteee, loveya.

viernes, 25 de enero de 2013

Capítulo 05: ''Dejándome totalmente inútil''


Maratón[3/3]



Esa sonrisa es una de las razones por la cual levanto cada mañana.




Narra Josh.


Me levanto medio adormilado. ¿Dónde estoy? ¿Que ha pasado? ¿Porque huele a sala de hospital? Me duele la cabeza. Agh, que dolor. Me da vueltas. Alcanzo mi frente. Noto una venda de tela áspera y sudada. ¿Porqué tengo la cabeza vendada? Siento aturdimiento. Intento abrir los ojos. Me alumbran la vista las paredes blancas con una franja azul en el centro. El suelo es de mármol blanco y brillante. ¿Dónde cojones estoy? La cama es cómoda y acolchada. Me duele la espalda. Lo noto. Miro hacia un lado y veo aparatos médicos caros. Constantes vitales correctas, respiración correcta. Me incorporo suavemente. Siento mareos. Me encuentro en un hospital. No me desespero ya que debe haber una explicación. Respira, Josh, respira. Quizás me caí haciendo alguna práctica o entrenamiento. Intento recordar. ¡Mierda! Está todo en blanco. Pues vaya golpe debí darme. ¡Maldita sea! Sí recuerdo algo—despierto a mi hermana como cada mañana sacándola a patadas de la cama y bromeo conforme bajamos las escaleras—. Un día normal, vamos. ¿Que habrá pasado para que yo haya acabado en el hospital? Tengo un gran vacío blanco y extenso, lleno de preguntas de las cuales no obtengo respuesta alguna. Por más que pienso en que cojones ha ocurrido para que yo esté aquí, no encuentro ninguna respuesta en mi alocada cabeza.

-Una gran piedra golpeó tu cabeza- dice una voz al fondo de la habitación. Sentado en una esquina está Jonathan, uno de mis compañeros en la unidad especial del FBI. ¿Jonathan? ¿Qué hace aquí? Oh no, no me digas que esto tiene algo que ver con alguna misión...¿Por eso estoy aquí?
-¿Hayes? ¿Qué? ¿Dónde estoy?-pregunto confuso. Sus ojos turquesa proyectan hacia mi cabeza.
-En el Jackson Memorial. Sí, soy Jonathan.-ríe-El médico dijo que no recordarías casi nada pero que te recuperarías cuando tu cabeza se asentara-explica- recibiste un golpe bastante fuerte...-frunce los labios como si no supiera por dónde seguir. ¿Que ocurre?
-Ehm...¿Que pasa, Hayes?-pregunto, rudo.
Duda unos segundos. Se pasa la mano por el pelo repetidas veces. Está nervioso. Mierda. Algo debe haber ido realmente mal y yo no consigo recordarlo. ¿Que coño es?
-Jona, por favor- le suplico-. Cuéntame.
Coge una gran bocanada de aire- A ver, ayer Viernes fuimos a una misión de alto secreto para conseguir los códigos que el clan McCann le entregaría a González. También para encarcelarlos. El detective- mi padre- quería pararle los pies antes de que consiguieran pactar los últimos términos de una exportación de droga desde Cuba a Miami en grandes cantidades...- se calla unos segundos. No sabe por donde seguir.
-Sigue, Hayes. No te quedes callado.
-Voy, Josh- se queja-.Llevábamos planeando todo eso largo tiempo, y bueno, esperábamos encontrar a Jeremy a su hijo Justin. Pero el primero no se presentó a la cita. Sospechamos que el hijo está adquiriendo posiciones en la banda, por eso tu padre quiso seguir con la operación.-suspira abatido. Mierda. ¿Las cosas se complicaron, no Jona?- Las cosas se complicaron mucho, Josh. Alguien detono dinamita y nos tendió una trampa. Creemos que ellos tampoco lo sabían. Esos cabrones escaparon con bastantes bajas, pero escaparon.-coge aire- Nosotros tenemos bajas irreparable como Merilyn, Jake, Ed...y otros operativos en el hospital como Nicolas, Eric, Samantha y tú.
¿Merilyn, Jake y Ed han muerto? Dios. Joder. ¿Porque? Malditos McCann. Lo pagarán caro. No voy a dejar la muerte de mis compañeros como una más en su lista.
-¿Y mi padre, Jona? ¿Está bien?
Un silencio sepulcral se une a su persona. No puede ser bueno. ¿Que le ha ocurrido a mi padre? No está muerto sino lo hubiera mencionado, ¿no?
-El detective está en coma. También recibió un fuerte golpe en la cabeza y otro en el tóraz el cual le cortó la respiración por varios minutos. Lo siento-se disculpa- los que quedamos lo trasladamos lo más rápido que pudimos.
Se me oprime el pecho. Papá, espero que salgas de esta...
-No fue vuestra culpa, Jona...-le digo. No es culpa suya. Ellos han hecho lo que han podido- ¿Lo saben ya mi madre y mi hermana?
Su rostro se torna tenso, pálido y le empiezan a sudar las manos. Pasa algo gordo, lo percibo. Pasa algo relacionado con mi madre y con mi hermana. ¿Que es? ¿Que les ha pasado? Oh Dios. Como les haya pasado algo, lo más mínimo, me muero. Ellas no, por favor...Ya tengo bastante con que mi padre esté en coma y que hayan muerto tantos compañeros míos. Ellas no, lo suplico.

Mierda. Me estoy desesperando. ¿Qué les ha podido pasar?

-¡¿Que les ha pasado a ellas?!- pregunto desesperado.
Jonathan no contesta. Parece que las palabras no osan brotar de su garganta. Me empiezo a asustar, ¿y si les ha pasado algo grave a mi madre o a mi pequeña Nicole? Por favor, no.
-¡¿Que coño les ha pasado?!- grito enfurecido pero la voz se me quiebra.
-A ver, tranquilízate- me pide exasperado.
-¡No me pidas que me tranquilice!- le interrumpo. Siento como me arden los ojos y parece que se me vayan a salir de las órbitas.
-Pues vas a tener que hacerlo, así que ¡tranquilízate!- esta vez quien pierde la compostura es Hayes.
Rabia e impotencia me consumen por dentro, y mi reacción no es muy deseable. Me incorporo rápidamente, en un impulso, y alcanzo a Jonathan por el cuello. Lo levanto unos centímetros del suelo. Me duelen los brazos, todo el cuerpo, pero me da igual. La rabia que siento justo en este momento supera a todos esos dolores. Hayes se queda pasmado, asustado, sin palabras. Debo dar miedo de verdad.

-¿Que.Les.Ha.Pasado?-repito separando cada sílaba. Me escuecen los ojos y creo que deben estar rojos. Le zarandeo con violencia.
-¡Tío, tío! Bájame, ¿quieres? Te lo voy a decir. ¡Ahora te lo digo, Josh!-me implora asustado. Pone sus manos frente su cara y con las palmas alzadas en señal de rendición.
-Le correspondí amenazante pero le suelto.
-Habla-exijo.
-Tu madre está perfectamente, ¿vale?-me informa. ¡Bien! Mamá está bien. ¿Pero Nicole? No, ¿Nicki? No, por favor. Mi hermana no. Un sudor frío recorre mi espina dorsal y tengo un pequeño lapsus. Recuerdo. Recuerdo algo de la anterior noche.

Al otro lado de la sala veo como un hombre agarra a Nicole por el cuello. La aferra a su cuerpo fuerte y le amenaza con rebanarle el cuello con un cuchillo. Pero no lo hace. El hombre intenta hacerlo, pero para al darse cuenta que delante está McCann apuntando a mi hermana con una pistola.¡Cerdo asqueroso! ¿Que coño haces? ¡Te voy a partir la cara! No te acerques a Nicole, ¡No! Extiende el brazo amenazante hacia ella. Tiene el dedo colocado sobre el gatillo y lo va a prender. ¡Por Dios, no! Por favor, es mi hermana... Le fulmina con la mirada pero no dispara, ¿a que espera ese cerdo? ¿A que está jugando? Disparo a otro hombre que no me deja llegar hasta mi hermana y salvarla de las garras de ese desecho humano. Cuando lo he hecho, corro hacia ellos pero, ¡Bum!, una bomba explosiona muy cerca y la onda expansiva me tira al suelo.
***
Mi cabeza está embotada, mis sentidos no reaccionan. Miro hacia dónde minutos antes estaba mi hermana y el loco de ese tío apuntándole pero ya no está en manos del hombre del cuchillo. No, ahora está en el suelo. Tendida boca abajo y pierde sangre por algún lado. Veo como mira a ese delincuente de poca monta, y como él se incorpora con dificultad. Vuelve a explosionar otra bomba, pero él, la cubre con su cuerpo mientras que su espalda parece chamuscarse. ¡Espera! ¿La está ayudando? ¿Que narices está haciendo? Yo debía ser quien la ayudase, no él. ¡No la toques! Me levanto ignorando mis huesos y músculos doloridos. Me dirijo hacia ellos. Casi no puedo caminar. ¡Bum!¡Catabum! Otra bomba se detona por segunda vez, y me devuelve al suelo. Cuando alzo la vista por segunda vez, veo a McCann llevándose a mi hermana. Ella parece inconsciente. ¡No! ¡Nicole, no te vayas! ¡No te la lleves, hijo de puta! Algo me da en la cabeza en este justo momento porque siento un dolor agudo y profundo en el interior de mi cabeza, mis ojos se cierran sin poder remediarlo, sin poder acudir en su busca, en su ayuda. Dejándome totalmente inútil. Nicole, no...

¡Mierda! McCann. Nicole. Se la ha llevado. ¡McCann se ha llevado a Nicole! Le ha secuestrado. Oh Dios...Nicole...¿Porque se ha llevado McCann a mi hermana? Él no debe saber quien es, ¿o no? ¡Hijo de puta! Nicole...Nicole...Lo siento, Nicole...Lo siento mucho. ¡No! No puede ser. Esto no me puede estar pasando. Esto no ha ocurrido. No. No. No. ¡No!¡No! No puede ser. ¡Imposible!

-¿Le han secuestrado, Jonathan?-él me mira incrédulo por un segundo. Luego, asiente apenado- ¡Me cago en la hostia, Jona!- chillo con la voz rota.

Nicole secuestrada por un McCann. Por ese cerdo. Me quiero morir. No merezco vivir. Debería...debería haber corrido tras ella y habérmela llevado a casa, que es donde debería haber estado ayer por la noche o, sino con Cait, Tati y Chris de fiesta. Ayer era Viernes, ¿que joven en su sano juicio no está de fiesta un Viernes por la noche, eh? Ella. Ella tenía que ser. El imbécil de mi padre le había obligado. Oh, papá...ahora mismo te odio. Mira lo que has conseguido. Han alejado a mi pequeña Nicole de mi lado.

Empiezo a llorar desesperadamente. No me lo puedo creer. Mi hermana en manos de Justin McCann. ¿Qué podía salir peor?

Desearía que Nicole hubiera ido de fiesta con sus amigos. Que me hubiera llamado a las cuatro de la mañana pidiéndome que la fuera a recoger ya que estaba en la otra punta de la ciudad o en la ciudad vecina. Yo habría protestado, renegado, pero igualmente hubiera ido a buscarla. En el coche le hubiera echado bronca por beber tanto. Le habría dicho que aunque tuviese ya los dieciocho debía ir con cuidado. Al llegar a casa le hubiera ayudado a subir las escaleras porque iría con taconazos y no querría que se fuera rodando. Y le hubiera arropado hasta las orejas al acostarla.

Yo deseo que hubiese pasado todo eso. Yo estaría en el hospital, y seguramente mi padre también estaría en coma, pero Nicole estaría sana y salva en casa con mi madre alejada del clan McCann y de las sucias manos de ese cerdo hijo de puta.

-Josh, tío, escúchame- me exige Jonathan mientras que me pone las dos manos por mi cuello elevando así mi cabeza que yo he agachado para llorar- la encontraremos, ¿vale? No se sabe seguro si la han cogido. Puede estar en los alrededores. Ya hemos puesto una unidad en su busca, y el forense está identificando todos los cadáveres para asegurarnos que tu hermana no está entre ellos.
-Yo lo vi- interrumpo-. Yo vi a McCann secuestrando a Nicole, pero no pude hacer nada por salvarla de las sucias manos de ese cabrón- rompo en llanto. Jonathan me abraza par intentar consolarme pero no lo conseguirá.- rompí en llanto. Jonathan me abrazó fuerte para intentar consolarme, pero nada lo haría.

Sólo una única cosa podrá consolarme: tenerla otra vez entre mis brazos, y matar con mis propias manos a esos cabrones.
Soy culpable de todo. Culpable de no haber corrido hasta ella, de no haberle pegado un tiro a ese tío, de no haberla cogido y haberla rodeado con mis brazos, de no haberle susurrado al oídoYa ha pasado, enana y haber vuelto a casa junto a mi madre. O directamente, de no haberme opuesto a la idea de mi padre de enviarla a la misión, que yo sabía que era extremadamente peligrosa. Me siento como un gran mierda por no haber evitado el secuestro de mi hermana pequeña. Mi enana. Mi pequeña. Mi Nicole.

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HOLOOOOOOOOOOOOOOOOOOO e.e Y aquí os dejo mis tres capítulos que en teória son unos JERJER A ver, porque en los cambios también he hecho que sea un capítulo por cambio de punto de vista del narrador. En un capítulo no voy a mezclar distintos narradores. Es como más en formato libro *me gustaría escribir esta historia en libro*, y bueeeeeeeeeeno por eso los cambios de apellidos y el nombre de la protagonista etc. Os loveeeeeeeeeeeeo<3

Coments, seguidores, os tktktktkt mucho.


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Capítulo 04: ''Yo soy igual que él''


Maratón [2/3]



Esa soy yo e.e Ayer lo pasamos muuuuuy bienJERJER.



Narra Justin.


Salgo de la habitación de esta chica. Me meto en la mía para seguir durmiendo. Al cabo de varios minutos me doy cuenta que debo salir. Necesito avisar a María de que ha despertado. A parte sentirá dolor así que necesita atención sanitaria. ¿Estará bien? No la he visto nada mal cuando he entrado en la habitación. Bah, que más me da... Bajo las escaleras, y voy a la cocina. María está con Carlos, su hijo, preparando la comida de este mediodía.

-Buenos días, María- capto la atención de ambos-Carlos.
-Buenos días, señor McCann- contestan los dos con una sonrisa mañanera en la cara.
-María, la chica acaba de despertar. Supongo que necesitará...-me interrumpe.
-Atención médica, obviamente. Ahora, de inmediato, subo.
Sonríe de oreja a oreja. Esta mujer es un ángel caído del cielo. Le debo tanto y le demuestro tan poco, a veces.
-Carlos, corta cebollas, zanahorias y fríe la carne- ordena al chico que obedece sin protestar.

Sale conmigo de la cocina para ir hacia la planta de arriba. Yo le sigo ligeramente atrás.

-¿Y como ha despertado?-pregunta interesada.
-Gritando como una loca- río recordando la escena.
-Ah, así que era ella quien gritaba- comenta como si empezara a entender todo. Estallo en carcajadas y ella me sonríe.
-Sí, me temo que sí.
-¿Y tú, hijo? ¿Como te encuentras?
-Bah, bien. Un poco de malestar, pero me encuentro mucho mejor.
-Debiste dejar que te curase ayer, cabezón- me pega una colleja amistosa.
-Si no era nada, María...- me quejo. Era como una madre para mi.
-¿Que no era nada? Anda, anda, echa pa' lante que te voy a pegar, eh- se empieza a reír mientras que me daba empujones pequeños para que camine más rápido.
Echo para delante y subo los últimos escalones que faltan. Cuando llegamos a la habitación de la chica María se me queda observando con una sonrisa extraña.

-No hace falta que la sedes ya. No importa.
-Hablaré con ella para que no grite más. Dudo que quieras hacerle daño.
-No voy a hacerle daño...-me callo- Por el momento. Debo esperar que llegue Jeremy.
-No hace falta que le hagas daño, Justin. Ya sabes,..., no tienes por qué ser como él...
-María, desgraciadamente sí. Soy como él- afirmo.

María frunce los labios y murmura algo en español que no logro entender y se pierde metiéndose en la habitación de la chica. Yo, seguidamente, me meto en la mía y me dejo caer en mi cama. Sigo estando cansado.


***


Doy vueltas en la cama. Quiero dormir pero no puedo. Estoy un rato pensando en todo. Pensando en como va a cambiar mi vida en los próximos meses si mi padre acepta darme más responsabilidad. Me la merezco, pero aún no sé si la quiero. Aunque sea lo que más detesto de mi vida es, al fin y al cabo, mi vida. Toda ella. Yo formo parte de la mafia junto con mi padre y con todo el clan McCann. ¡Oh, por Dios! Yo no quiero esto. Nunca lo he querido, pero así es mi vida y debo aceptarla tal y como viene. Ya es hora de que me empiece a comportar como lo que de verdad soy. Me estrujo la cabeza con las manos y me concilio a un sueño profundo—alejado de mi complicada vida, alejado de mis problemas y obligaciones, alejado de toda esta mierda que cada día forma parte, cada vez más y más, de mi jodido vida—.


Esos ojos me tienen miedo. Deben temerme. Soy malo. Malo para todo y para todo el mundo. No soy bueno para nadie. Deben alejarse de mi, de lo que soy, de lo que represento. Esos ojos grises que arden de pavor no son diferentes a los demás. También me tienen pánico y así...debe ser. Me guste o no.


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Capítulo 03: '' Van a pagar por esto''

Maratón[1/3]



Que malote, Biebs e.e EJEJEJEJEJEJEJE.






Narra Nicole.


Me duele la cabeza mucho. Muchísimo. Demasiado y exagerado. Intento abrir los ojos pero no lo consigo. Siento como todo el corazón envía la sangre a mi cabeza como si estuviera enviando mil taladradoras a perforar mi cráneo. No lo soporto. Es doloroso, exasperante y tremendamente agotador. Efectivamente agotador. No tengo fuerzas para nada. El cuerpo me pesa toneladas, las piernas me duelen— en concreto y con más intensidad la derecha— siento mi cuello dividido de mi cuerpo, y muy dolorido, y por último mareos en lo más profundo de mi cabeza. La cabeza me está matando lentamente.¿Como es posible que me duela tanto? ¿Que coño le pasa a mi cabeza? Dios, como duele. Cojo fuerzas y abro los ojos, provocando otra retahíla de taladrazos en las sienes. Me obligo a cerrarlos por segunda vez y miro de tranquilizarme.

Respira hondo, Nicole. Respira, expira. Tranquila. Intenta tranquilizarte, ¿vale? Recuerda. Venga, tienes que recordar. ¿Porque te duele todo el cuerpo? ¿Que sucedió ayer para que estés tan hecha polvo?

Destenso los músculos. Acompaso la respiración. Dentro, fuera. Expira, inspira. Ayer por la mañana, ¿que hice? Haz memoria, Nicole. Respira, expira. Ayer por la mañana...

-¿Entonces la misión de hoy qué es? ¿Para que servirá?- pregunto al fin, después de varios minutos en silencio.
-Es una misión de alto riesgo, como ya he dicho, y principalmente trata sobre una incursión en una reunión, para arrestarlos, de la banda mafiosa de los McCann...
-Espera, ¡¿Qué?!- ahí, sí que me altero.
-Nicole, obviamente irás con protección. Yo estaré ahí, Josh también estará ahí... A más te servirá para experimentar la realidad sobre nuestro trabajo, y aprender a actuar con rapidez y a entender tu instinto...-para finalizar, acaba diciendo con voz alegre y llena de emoción- ¡Son como unas actividades extras para tus prácticas! ¿No es maravilloso?
***
-Se largan, ¡ahora!-oigo la señal de mi padre por el pinganillo y procedimos.
Los que estamos colocados en el tejado, entramos por las vidrieras de los lados o por los huecos en el techo. Los demás, entran por las diversas entradas y agujeros del edificio.
Al ver lo que pasa, empiezan a disparar como locos hacia nosotros. Todos nosotros hacemos lo mismo. Una nube de balas, hollín, ruidos de metralletas y gritos se amontonan a mi alrededor. Al descender por la cuerda metálica, cierro los ojos. Acto estúpido, por supuesto. Pero lo higo.
Al abrirlos, me encuentro en medio de una batalla naval. Balas por todas partes, personas en el suelo tendidas y muertas, chillidos por parte de mis compañeros y por los opuestos. Una locura. Disparo a dos personas al lado mío y por mi mala suerte me situé en frente del loco de ese chico. Quiero dispararle, pero alguien me agarra por detrás y me pone un cuchillo en el cuello. Espero a que ese chico me disparara, pero no lo hace. Me mira en un momento de confusión y sin saber porqué, un estallido atrás mío hace que todo vuele por los aires. Caigo al suelo, despedida por la explosión. Algo ha ido mal, esto no estaba planeado, no había ninguna bomba en el plan de intrusión.



¡Ya lo recuerdo! El idiota de mi padre ayer me envió a una misión con él contra los McCann. González también estaba ahí. El que acudió fue Justin, no Jeremy. Y las cosas se torcieron y...y...y... ¡Espera! Las cosas se torcieron. ¡Hostias! ¿Dónde se supone que estoy? No estoy en casa, ¿verdad?
Me vuelvo a alterar, y regresan esos odiosos martillazos en las sienes. Bien. Venga que tú puedes. Tranquilízate, ya. Lo hago. Consigo recobrar la calma, la respiración se me tranquiliza y el dolor de cabeza se va disipando.

¿Dónde me encuentro? ¿Que pasó después de la bomba? ¿Como están Josh y papá? Estas son algunas de las preguntas que me atormentan en estos momentos y entonces, me doy cuenta de la realidad del asunto y de qué sucede a mi alrededor.

Me encuentro en una habitación amplia, muy grande y espaciosa. Las paredes son de color verde oscuro desgastado y en algunas partes desconchado a propósito, pintadas de una forma estrafalaria y moderna. Son del tipo de pinturas con efectos tipo cobre o aguas. Esta, es tipo envejecido, pero tiene un toque elegante, sofisticado y queda realmente bien. Delante mío hay una cómoda de madera vacía y un espejo con un marco realmente precioso en una tonalidad dorada muy agradable. Delante a la derecha, hay otra puerta, y aunque no estoy segura intuyo que lleva el cuarto de baño. Sigo pasando la mirada y encuentro un armario bastante grande aunque no tanto como el que yo tengo en casa. Está entreabierto y puedo observar que no hay ropa ni pertenencias alguna de nadie, por lo tanto, me permite adivinar que esta habitación no pertenece a nadie. Una lámpara de araña pequeña cuelga del techo. Sus cristales reflejan la luz del exterior que entra por la ventana que tengo sobre mi cabeza, expandiéndola en millones de rayos diminutos de luz. Es realmente algo bello de observar. Hay una alfombra que intuyo ser suave en medio de la habitación y el suelo es de mármol color crema con motas más oscuras.

Yo no estoy sobre el suelo, no. Yo estoy sobre otra alfombra de color morado oscuro y detrás mío hay algo de madera cuadrado. Estoy segura de que se trata de una mesita de noche. Justo a mi lado hay una cama y yo estoy esposada a una de sus patas... ¡Estoy esposada a una de sus patas! Esto no me puede estar pasando a mi. No. ¡Joder! ¡Maldita sea! ¿Que coño hago esposada a una cama? ¿Que coño pasó ayer? ¿Que hizo que todo se fuera a la mierda? Me desespero. ¿Y Josh? ¿Y papá? ¿Están bien? ¿Volvieron a casa? ¿Están en el hospital? ¿Están muertos?
Entonces lo entiendo todo. Esas imágenes...ese chico. Justin. ¡Oh Dios, Justin! Me han secuestrado. ¿No me jodas? Estoy esposada a la pata de una cama y seguramente están esperando que delate. ¡Ni loca! No lo pienso hacer. Están como una puta cabra si esperan que delate a mi gente, a mi familia. ¡Ni hablar!

Me percato de un murmullo. Oh, voces en el exterior. Justo detrás de la puerta. Parecen...¿risas? Se están riendo, y parecen ser de hombre. ¡Pues a mi no me hace ninguna gracia estar esposada así! ¡Cabrones! Si grito les tocaré un rato las narices y quizá me quiten las esposas. Molestan tanto...Duelen.

-¡Soltadme, soltadme!-grito lo más fuerte que mis doloridos pulmones me permiten y me sorprendo a mi misma gritando bastante alto. ¡Ai!, hace daño.

No oigo respuesta. Creo oír otra vez ese mormullo detrás de la puerta, pero no aprecio que dicen o de que se ríen, si se están riendo...Ya no estoy tan segura de que sean risas. ¡Maldita sea! Me tienen que oír.

-¡Soltadme, soltadme!- repito. Pero nada, no funciona. O no me escuchan—que lo dudo—o están pasando de mi directamente. Vuelvo a coger una cantidad de aire descomunal y lo suelto todo mientras grito-¡He dicho que me soltéis! ¡Joder, joder, asquerosos!

Me desespero; pero es que estoy esposada a una pata de una cama desconocida, en una posición incómodaten los brazos al lado del cuello, hacía arriba y estoy atada con los brazos hacia atrás—.Me duelen los músculos de los brazos. A parte mis piernas están amarradas por una cuerda gruesa marrón claro.

-¡Hijos de puta, soltadme! ¡Soltadme, por favor!
Quiero salir de aquí. Quiero ver dónde estoy y cual es mi posición. Debo observar para luego, más tarde, escapar.


-¡Eh!- grito muy pero que muy fuerte. Esta última vez me muevo bruscamente, me retuerzo en el suelo y hago que la cama se mueva y golpee la pared violentamente.

-¿Que hacemos? ¿Llamamos al jefe?- puedo escuchar que alguien dice a través de la madera de la puerta. Tiene una voz áspera, ronca y ruda, de fumar como un carretero. Por el tono pienso que es mayor—de unos 45 años, más o menos—.

Supongo que su supuesto compañero iría a responder, pero entonces se oye un abrir de puertas muy brusco, casi violento. La persona que abre esa puerta de esta forma debe estar extremadamente enfadada, cabreada, enfurruñada y molesta. Le debo haber tocado bastante las narices.

-¿Quien coño grita de esa forma?-vocifera. Da miedo de verdad. Por unos segundos siento miedo de que me vaya a hacer daño. Quizás me he pasado y debería haber mantenido la boquita cerrada. ¡No!¡No!¡No! ¡Nicole, no! Obvio que no. Que se jodan. ¡Que no me hubieran secuestrado!

Otro hombre—no tiene la voz igual que el anterior. Es una voz más suave, más joven— Acto seguido oigo unas llaves intentar abrir una puerta, como la puerta rechina y acepta la entrada a unas llaves correctas. Entra de un portazo, con todos los ojos llenos de odio y realmente pienso que me va a pegar. Viene corriendo hacia mí y me mira amenazante.

Es el mismo chico de la noche anterior. ¡Oh Dios! Hasta así es perfecto para una fotografía. ¿Pero que coño dices? ¡Nicole, cállate! ¿Como puedes pensar eso?

-¡Cállate ya!- me grita- ¿Puedes hacer el favor de mantenerte con la boca cerrada?- pide mientras me agarra por los hombros y me zarandea. Sus dedos me dejan una hilera roja.
-¿Porque debería callarme? ¡Me habéis secuestrado!- replico.
Resopla airado. Se dirige hacia la cómoda y saca cinta aislante. ¡Mierda! Me va a poner eso para que no chille. Se acerca. Corta un tajo con los dientes y me lo pone.
-¡Por eso mismo, niña, deberías estar calladita!-me lo pega bien en los labios.
Voy a decirle algo, dejarle en evidencia pero cuando hablo sólo se puede escuchar—Mhm,mhhhm...¡Mmmhhm! El se ríe con una sonrisa torcida. ¿En serio? ¿Encima le hace gracia?
-Cállate, ¿quieres?- me aconseja antes de abrir la puerta. Cuando creo que ya se larga, se gira de nuevo, y dice- Más tarde volveré y tendremos una pequeña charla, niña.
Me fulmina con la mirada y, por fin, se larga.

¡Maldita sea! Lo odio, lo odio, lo odio... ¿Quien se cree que es para tratarme así? Agh, se está ganando una hostia...


***


Al poco rato entra una señora—mediana edad, pelo corto ondulado en un recogido hacia atrás, y aspecto latino—.

-Hola, soy María Velarde- saluda alegremente- Me han pedido que te sane las heridas.

Le miro recelosa. No sé si fiarme o no. Se acerca con un cazo de agua, un botiquín blanco con una cruz roja en el medio, trapos y algunas vendas.

Me suelta la cuerda de las piernas y me quita el celo de la boca.

-Creo que no lo necesitas- me sonríe- No vas a volver a gritar, ¿verdad?

Niego. No lo voy a hacer.

-Debes prometerlo- sigue hablando. Me mira suplicante, realmente, ella no quiere que grite, quizás porque sabe que me va a pasar si lo hago.

-Lo prometo- digo al fin. No voy a gritar, lo haré porque esa amable mujer me lo está pidiendo.

Me empiezo a desvendar la pierna, a curarme las heridas y los cortes con alcohol y agua, a limpiarme las heridas, desinfectarlas, volver a vendarlas...todo en silencio.

-No es mala persona- dice.

No sé a quien se refiere. Bueno sí. Se refiere a Justin, pero ''no es mala persona'' no es una buena definición para él. Ni buena, ni cierta, ni justa. Suspiro.

-¿Quien? ¿A quien te refieres?- pregunto, haciéndome la confundida.
-Él no es mala persona, el señorito McCann jamás ha sido mala persona-aclara.

Ahora que ya le he visto de cerca he podido observar todos sus rasgos. Es alto, de un 1'83 metros más o menos. Constitución delgada pero con una espalda ancha y brazos musculados. Me jode reconocerlo pero es atractivo, sexy, guapo e interesante. Mhm, ¿qué más? Embriagador, misteriosamente magnético...¡Basta! ¿Que haces, Nicole? Mi subconsciente entorna los ojos resignada y me regala una advertencia muda. Tiene unos rasgos faciales proporcionales—unos ojos marrones miel aunque oscuros en algunas partes, una nariz de tabique ancho pero sin ser llamativa, una dentadura perfectamente colocada encarcelada por unos gruesos, carnosos y rosados labios, varias pecas distribuidas con encanto; dos bajo el labio inferior en la parte izquierda, una acompañando la comisura derecha, otra debajo de una ceja en el párpado izquierdo y la última en el pómulo izquierdo, justo debajo de una mirada penetrante; y unas oscuras cejas espesas—. Recuerdo su boca enfurecida y contradictoria. Siento la curiosidad de saber como es su sonrisa. Tiene un pelo castaño claro color acaramelado, o rubio oscuro, lo lleva sabiamente corto por los lados y despeinado en forma de cresta alborotada hacia arriba.
-¿Y qué?-pregunto. No entiendo porque me dice que no es una mala persona. Es el hijo de un mafioso, también lo es y me ha secuestrado. ¡Claro que es malo! ¡Dios mio!
-Dudo que el señorito McCann quiera hacerte daño-toma aire, resignada- Aun eso deberías comportarte...
-¿Como quiere que me comporte? ¿Me dejo secuestrar sin oponerme? ¡Vaya estupidez! Yo no quiero estar aquí!
-Obvio que sé que no quieres estar aquí- se altera- Pero debes comportarte.
-¿Porque razón? Dime sólo una única razón lógica por la que deba comportarme.
Piensa un par de segundos antes de responder— Porque estás aquí. Puede que escapes, que es lo que quieres, puede que no...pero el tiempo de estancia que estés aquí, yo de ti la pasaría lo mejor posible. Y la única manera es que te comportes y que colabores en todo lo que te pidan.
Acaba justo de curarme la mayoría de mi cuerpo, menos el cuello y la cara. Acerca su mano, pero yo me aparto ligeramente. Sigo sin fiarme- No te haré daño- dice, cuando la rechazo. Le dejo hacer. ¿Me está curando, no? Me desvenda el cuello y me sana un corte que tengo gracias al puñetero cuchillo que sostenía el loco ese contra mi cuello. Suerte mía que no apretara mucho y no se haya hecho profundo, sino posiblemente estaría muerta.
-Esto está mucho mejor- comenta contenta y orgullosa por su trabajo realizado- En un par de días cicatrizará y ya no te dolerá, te lo aseguro- me sonríe al mismo tiempo que procede a levantarse.
-Gracias- agradezco. Ahora estoy mucho mejor. Estoy segura que esta mujer tiene manos de santa.
-No hay de qué, es un placer.

Se dirige a la puerta y antes de irse me mira otra vez.

-Hazme caso, no opongas mucha resistencia y quizás, te sorprendas- sonríe por última vez antes de añadir- descansa, duerme si es preciso. Te encontrarás mejor...

Y desaparece. ¿Porque me dice todo aquello? ¿A caso tengo que tener piedad por mis secuestradores? ¡Vaya tontería! Les odio a todos y cada uno de ellos. A Justin, a su padre Jeremy, al Clan McCann al completo, a todos los que han participado en esto, a todos.
Me estiro. La cuerda que sujetaba mis tobillos ya no esta, ya no roza mi piel mientras que la despellejaba al moverme. Mhm, así esta mucho mejor.

¿Que voy a hacer? Estoy recluida, atrapada. ¿Y Josh, y papá? No puedo imaginar lo que les puede haber pasado. La última vez que vi a mi padre daba ordenes por el pinganillo y Josh me guiñaba el ojo para que supiera que siempre estaría a su lado. Ahora siento que les he perdido para siempre. ¿Oh, papá, como voy a salir de esta? Les echo de menos. Quiero irme de aquí. Me siento desamparada, confusa, y siento miedo. Odio sentir miedo. Se me nublan los sentidos cuando tengo miedo, y entonces no sé cómo reaccionar.

Van a pagar por esto. No descansaré hasta salir de aquí y meter a todo el Clan McCann entre rejas. Este será el propósito—el objetivo— de mi vida profesional.

Les odio, y quiero que paguen por cada uno de los delitos imperdonables que han cometido al largo de los años.

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Holis otra vez e.e He hecho algunos cambios, espero que os guste:)