Without words.ASDFGHJKLÑ.
Narra
Nicole.
Justin
me ha dado su ropa para que me cambie, me vista y me asee. Me ha
quitado las esposas y me ha dicho que me vaya al cuarto de baño a
ducharme. Así hago, aunque me cuesta caminar. Me duele aún la
pierna derecha. Me meto en él y me empiezo a desvestir entre
sollozos todas las prendas llenas de sangre, barro y polvo. Están
asquerosas.
Rompo
a llorar. Toda esta situación puede conmigo. Estoy secuestrada,
encerrada en una habitación no sé donde con un futuro capo de la
mafia como secuestrados, y toda su familia contra la mía y contra
mi. ¿Puedo tener más mala suerte? Para rematar la situación, no sé
donde está mi hermano ni mi padre. ¿Estarán a salvo? ¿Estarán en
casa sin ningún rasguño grave? ¿O estarán heridos, en el
hospital, o incluso muertos? ¿Y mi madre? ¿Cómo se encontrará mi
madre? La última vez que la vi, al irme de casa ayer, ella no estaba
muy convencida de todo esto. ¡Maldigo el día en el cual a mi padre
se le metió en la mollera que esto era buena idea!
Toda
esta incertidumbre me mata tanto por dentro como por fuera. Contemplo
mi reflejo en el espejo del baño. Se me ve débil, rota, magullada,
dolorida, como una cría inmadura. Se me ve tan frágil, fácil de
romper...¡No! No se me debe ver así. Debo ser fuerte; por Josh, por
mis padres y por mis amigos; por todos ellos y por mi misma. No voy a
darles el gustazo de verme débil nunca más. Yo soy Nicole Williams.
Esa chica fuerte, decidida, madura que nunca llora por nada y por
nadie. Yo soy hija de Frank Williams el mejor detective del FBI de
Miami. Yo no lloro. Yo no me siento pequeña. Yo miro al miedo con
valentía y me río de él. Yo soy más fuerte que nadie. Yo siempre
he podido con todo y podré con todo esto.
Nadie
osará derrumbarme. No a mi.
Me
deshago de la ropa sucia, ensangrentada y hecha asco. Primero me
quito la chaqueta, la camiseta negra y el chaleco antibalas. Luego,
las bambas oscuras y por último deslizo con cuidado el pantalón, e
intento que la tela no roce ásperamente la herida del muslo derecho.
Me quito la ropa interior y la dejo sobre el mármol de la pica. Me
enjuago las lágrimas con la palma de las manos. Esta soy yo. Voy a
hacer todo lo posible para salir de aquí, para escapar. Sé que si
Josh y papá están vivos me estarán buscando como unos locos y
planeando otro plan para atacar a la familia McCann y rescatarme,
pero es arriesgado y yo no me voy a quedar aquí sentada sin hacer
nada, llorando. Voy a actuar. Voy a escapar de la casa de este cerdo
asqueroso que me ha amenazado con hacer daño a mis seres queridos.
Me
meto en el baño. Enjabono bien todo mi cuerpo, todas las heridas y
rasguños, hasta llegar al corte de la pierna al cual solamente dejo
fluir agua con jabón de la esponja humedeciéndolo un poco. ¡Agh!
Me escuece mucho. Tragar saliva también es un martirio. Me duele y a
veces me da la sensación que la cabeza se me va a caer. Aunque está
bien. Serán imaginaciones mías...
Lavo
mi pelo paulatinamente. No quiero salir de la ducha. Se está tan
bien. Mhm... Es tan reconfortante... Fuera de ella todo es un
horror—desde ese chico con el pelo
caramelizado y mirada amenazante, Justin, a la idea de no volver a
ver a mi familia—. Debo salir de aquí cuanto antes. Aunque primero
debo observar cada movimiento de mi adversarior, aprender cuales son
sus puntos fuertes y cuales son los débiles, aprender cada brecha de
su vida, cada resquicio de debilidad para después contraatacar
dejándolo K.O.
Cuando
acabo de aclarar mi pelo, salgo de la ducha con resignación, enrollo
mi empapado cabello en una toalla suave blanca y envuelvo mi cuerpo
en otra. Me seco a conciencia el cuerpo y me visto con la ropa que me
ha dado Justin. Uhm, que olor. Su ropa desprende un olor delicioso y
tentador que hace agudizar mis sentidos.
Miro
mi ropa interior— las bragas están bien,
aunque el sujetador no me lo puedo poner ya que está todo manchado
de sangre y algo roto—. ¡Me cago en la puta! ¿Y que hago yo
ahora? ¿Qué me pongo? Mierda. No me queda otra...Me pongo las
bragas pero no el sujetador. Me visto— pantalones de chándal negro
con dos rayas azules cían a los lados y y una camiseta blanca básica
masculina—.
No
me hace ni puta gracia no llevar sujetador. Se me marcan ligeramente
los pezones y odio que suceda eso. Menos mal que tengo el pelo
suficientemente largo para tapar mis pechos por encima y que no se
note demasiado. Como no tengo nada que ponerme en los pies, salgo
descalza para afuera.
Encuentro
a Justin sentado en el filo de la cama, esperando. Me mira de arriba
a abajo y yo bajo de inmediato la cabeza. ¡Para! Este cerdo me
incomoda.
-¿Ya
has acabado de ducharte?- ¿Es que no es obvio, McCann? Qué
estúpido.
-¿Acaso
no lo ves?- le propino borde y alzando la cabeza para mirarle
directamente a los ojos.
-Vale,
ya lo veo- contesta. Me esperaba otra reacción. Algo así como un
ataque de ira por haberme querido quedar por encima, pero nada. Un
''Vale, ya lo veo'' muy natural.
-¿Qué
coño vas a hacer conmigo ahora, McCann?
-No
me llames así- me pide.
-Te
llamaré como me de la gana- ¡Mierda! ¿Que haces Nicki? No le
contestes así, ¿quieres que te pegue? Mi subconsciente pega un bote
en su sillón y las gafas de medio bote se le caen.
-¡No
me llames ''McCann''!- me grita acercándose amenazante a mi.
Mierda.
Creo que me va a pegar. Lo siento, McCann. ¿Porque no puedo
controlarme? Hostias. Tiene la idea de hacerlo, pero se retracta y
aprieta la mandíbula. Está a escasos centímetros de mi. Noto su
aliento azotándome la cara y me produce asco por ser quien es. Algo
silencioso, una cadencia de moralidad nace en el fondo de mi, una
pequeña Diosa fulgurante se despierta. Le tengo tan cerca...Mhm, ese
exquisito olor. Nerviosismo. Algo en el estómago. Las manos me
tiemblan ligeramente y mi mirada duda. ¿Esos sentimientos
contradictorios juntos en el mismo instante?
-¿Y
cómo quieres que te llame?-le pregunto- ¿Señor McCann, quizás?
-No-
niega con la cabeza- El señor McCann es Jeremy. Tengo un nombre,
¿sabes? Llámame por él.
-De
acuerdo. Justin- cedo a llamarle por su maldito nombre. ¿Porque
tanto problema con su apellido?
-Gracias-
agradece con una sonrisa sincera. ¿Y esa sonrisa? Y qué sonrisa.
Esconde algo. No lo entiendo. ¿Como puede ser quien es y, después,
sonreír de esa forma? ¿De qué va todo esto? ¿Es bipolar o qué?
Tan de pronto me trata mal como me sonríe. No le entiendo. No
entiendo nada de su comportamiento. Sé que esconde algo pero no sé
de que se trata.¡Agh, quiero saberlo! McCann, un dólar por tus
secretos.
Me
lo quedo mirando sin saber que hacer; si sentarme en el suelo,
sentarme en la cama, pegarle una hostia por capullo, quedarme parada
ahí...¿Que narices hago?
Por
suerte, él se adelanta a los acontecimientos.
-No
te voy a atar- murmura.
-Bien.
Estoy incómoda.
-Me
voy a quedar aquí contigo todo el día, ¿vale?
-Pues
vale.
-¿Puedes
ser un poco más amable?-pregunta, aunque algo me dice que quería
exigirlo, irritado.
-Tú
no lo eres conmigo.
-¿Que
no lo soy?- me mira frustrado.
-Me
has secuestrado, me has casi pegado,..., ¿de verdad crees que eso es
ser amable?
-No
te secuestré, te salvé. No te he casi pegado, sólo me he acercado
a ti. ¡Maldita sea!
-No
me has salvado.
-Si
lo he hecho-asegura.
-No-¡Que
no! ¡No lo has hecho! ¡Estoy aquí, contigo! Yo te odio.
-Te
vuelvo a repetir que sí.
-¡No
lo has hecho! Me has alejado de mi familia, de mis amigos, me has
encerrado en esta puta habitación, no sé dónde estoy ni que hago
aquí, no sé que quieres hacer conmigo, no sé si le has hecho daño
a mi familia o si se lo vas a hacer...-pierdo las riendas de mi
compostura. No me deja soltarle todo lo que creo y siento. Agh, este
cerdo es tan irritante.
-¡Te
salvé!- me vuelve a gritar cerca de mi- Te alejé de las llamas y de
las explosiones en ese almacén, agradece que estés viva. ¡Sino
estarías muerta!- vuelve a gritarme y se aleja hacia la puerta. La
abre bruscamente- ¡No debería haberte sacado de allí, sólo me
traes problemas!
Y
se marcha dejándome sola en esa asquerosa habitación. ¿Algo
positivo? Ya no estoy atada ni esposada. ¿Algo negativo? Quizás la
he cagado aún más.
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HOLOOOOOO. Este a mi hermana separada al nacer e.e loveya.