Maratón [2/3]
Esa soy yo e.e Ayer lo pasamos muuuuuy bienJERJER.
Narra
Justin.
Salgo
de la habitación de esta chica. Me meto en la mía para seguir
durmiendo. Al cabo de varios minutos me doy cuenta que debo salir.
Necesito avisar a María de que ha despertado. A parte sentirá dolor
así que necesita atención sanitaria. ¿Estará bien? No la he visto
nada mal cuando he entrado en la habitación. Bah, que más me da...
Bajo las escaleras, y voy a la cocina. María está con Carlos, su
hijo, preparando la comida de este mediodía.
-Buenos
días, María- capto la atención de ambos-Carlos.
-Buenos
días, señor McCann- contestan los dos con una sonrisa mañanera en
la cara.
-María,
la chica acaba de despertar. Supongo que necesitará...-me
interrumpe.
-Atención
médica, obviamente. Ahora, de inmediato, subo.
Sonríe
de oreja a oreja. Esta mujer es un ángel caído del cielo. Le debo
tanto y le demuestro tan poco, a veces.
-Carlos,
corta cebollas, zanahorias y fríe la carne- ordena al chico que
obedece sin protestar.
Sale
conmigo de la cocina para ir hacia la planta de arriba. Yo le sigo
ligeramente atrás.
-¿Y
como ha despertado?-pregunta interesada.
-Gritando
como una loca- río recordando la escena.
-Ah,
así que era ella quien gritaba- comenta como si empezara a entender
todo. Estallo en carcajadas y ella me sonríe.
-Sí,
me temo que sí.
-¿Y
tú, hijo? ¿Como te encuentras?
-Bah,
bien. Un poco de malestar, pero me encuentro mucho mejor.
-Debiste
dejar que te curase ayer, cabezón- me pega una colleja amistosa.
-Si
no era nada, María...- me quejo. Era como una madre para mi.
-¿Que
no era nada? Anda, anda, echa pa' lante que te voy a pegar,
eh- se empieza a reír mientras que me daba empujones pequeños para
que camine más rápido.
Echo
para delante y subo los últimos escalones que faltan. Cuando
llegamos a la habitación de la chica María se me queda observando
con una sonrisa extraña.
-No
hace falta que la sedes ya. No importa.
-Hablaré
con ella para que no grite más. Dudo que quieras hacerle daño.
-No
voy a hacerle daño...-me callo- Por el momento. Debo esperar que
llegue Jeremy.
-No
hace falta que le hagas daño, Justin. Ya sabes,..., no tienes por
qué ser como él...
-María,
desgraciadamente sí. Soy como él- afirmo.
María
frunce los labios y murmura algo en español que no logro entender y
se pierde metiéndose en la habitación de la chica. Yo,
seguidamente, me meto en la mía y me dejo caer en mi cama. Sigo
estando cansado.
***
Doy
vueltas en la cama. Quiero dormir pero no puedo. Estoy un rato
pensando en todo. Pensando en como va a cambiar mi vida en los
próximos meses si mi padre acepta darme más responsabilidad. Me la
merezco, pero aún no sé si la quiero. Aunque sea lo que más
detesto de mi vida es, al fin y al cabo, mi vida. Toda ella. Yo formo
parte de la mafia junto con mi padre y con todo el clan McCann. ¡Oh,
por Dios! Yo no quiero esto. Nunca lo he querido, pero así es mi
vida y debo aceptarla tal y como viene. Ya es hora de que me empiece
a comportar como lo que de verdad soy. Me estrujo la cabeza con las
manos y me concilio a un sueño profundo—alejado
de mi complicada vida, alejado de mis problemas y obligaciones,
alejado de toda esta mierda que cada día forma parte, cada vez más
y más, de mi jodido vida—.
Esos
ojos me tienen miedo. Deben temerme. Soy malo. Malo para todo y para
todo el mundo. No soy bueno para nadie. Deben alejarse de mi, de lo
que soy, de lo que represento. Esos ojos grises que arden de pavor no
son diferentes a los demás. También me tienen pánico y así...debe
ser. Me guste o no.
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