viernes, 25 de enero de 2013

Capítulo 04: ''Yo soy igual que él''


Maratón [2/3]



Esa soy yo e.e Ayer lo pasamos muuuuuy bienJERJER.



Narra Justin.


Salgo de la habitación de esta chica. Me meto en la mía para seguir durmiendo. Al cabo de varios minutos me doy cuenta que debo salir. Necesito avisar a María de que ha despertado. A parte sentirá dolor así que necesita atención sanitaria. ¿Estará bien? No la he visto nada mal cuando he entrado en la habitación. Bah, que más me da... Bajo las escaleras, y voy a la cocina. María está con Carlos, su hijo, preparando la comida de este mediodía.

-Buenos días, María- capto la atención de ambos-Carlos.
-Buenos días, señor McCann- contestan los dos con una sonrisa mañanera en la cara.
-María, la chica acaba de despertar. Supongo que necesitará...-me interrumpe.
-Atención médica, obviamente. Ahora, de inmediato, subo.
Sonríe de oreja a oreja. Esta mujer es un ángel caído del cielo. Le debo tanto y le demuestro tan poco, a veces.
-Carlos, corta cebollas, zanahorias y fríe la carne- ordena al chico que obedece sin protestar.

Sale conmigo de la cocina para ir hacia la planta de arriba. Yo le sigo ligeramente atrás.

-¿Y como ha despertado?-pregunta interesada.
-Gritando como una loca- río recordando la escena.
-Ah, así que era ella quien gritaba- comenta como si empezara a entender todo. Estallo en carcajadas y ella me sonríe.
-Sí, me temo que sí.
-¿Y tú, hijo? ¿Como te encuentras?
-Bah, bien. Un poco de malestar, pero me encuentro mucho mejor.
-Debiste dejar que te curase ayer, cabezón- me pega una colleja amistosa.
-Si no era nada, María...- me quejo. Era como una madre para mi.
-¿Que no era nada? Anda, anda, echa pa' lante que te voy a pegar, eh- se empieza a reír mientras que me daba empujones pequeños para que camine más rápido.
Echo para delante y subo los últimos escalones que faltan. Cuando llegamos a la habitación de la chica María se me queda observando con una sonrisa extraña.

-No hace falta que la sedes ya. No importa.
-Hablaré con ella para que no grite más. Dudo que quieras hacerle daño.
-No voy a hacerle daño...-me callo- Por el momento. Debo esperar que llegue Jeremy.
-No hace falta que le hagas daño, Justin. Ya sabes,..., no tienes por qué ser como él...
-María, desgraciadamente sí. Soy como él- afirmo.

María frunce los labios y murmura algo en español que no logro entender y se pierde metiéndose en la habitación de la chica. Yo, seguidamente, me meto en la mía y me dejo caer en mi cama. Sigo estando cansado.


***


Doy vueltas en la cama. Quiero dormir pero no puedo. Estoy un rato pensando en todo. Pensando en como va a cambiar mi vida en los próximos meses si mi padre acepta darme más responsabilidad. Me la merezco, pero aún no sé si la quiero. Aunque sea lo que más detesto de mi vida es, al fin y al cabo, mi vida. Toda ella. Yo formo parte de la mafia junto con mi padre y con todo el clan McCann. ¡Oh, por Dios! Yo no quiero esto. Nunca lo he querido, pero así es mi vida y debo aceptarla tal y como viene. Ya es hora de que me empiece a comportar como lo que de verdad soy. Me estrujo la cabeza con las manos y me concilio a un sueño profundo—alejado de mi complicada vida, alejado de mis problemas y obligaciones, alejado de toda esta mierda que cada día forma parte, cada vez más y más, de mi jodido vida—.


Esos ojos me tienen miedo. Deben temerme. Soy malo. Malo para todo y para todo el mundo. No soy bueno para nadie. Deben alejarse de mi, de lo que soy, de lo que represento. Esos ojos grises que arden de pavor no son diferentes a los demás. También me tienen pánico y así...debe ser. Me guste o no.


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