miércoles, 30 de enero de 2013

Capítulo 06: ''Estoy obligado a ser como soy''











Narra Justin.

Me despierta el olor a comida recién hecha que sube desde la cocina. Mi estómago responde con un gruñido a ese delicioso olor. ¿Pollo con patatas? Creo que sí. ¿Pastel de frambuesa? Uhm, debo ir a averiguarlo. Estoy hambriento. ¿Cuánto he dormido? ¿Qué hora es?
Giro un poco la cabeza y miro la pantalla de mi despertador de mesa. Las tres y media. Oh Dios, ¿tanto he dormido? Joder, pues vaya. Que dormilón. Ya no tengo más sueño, ya no estoy cansado ni dolorido, pero sé de sobras que si no hubiera sido por el olor seguiría durmiendo. Así soy yo, que se le va a hacer...
Me incorporo rápidamente, la habitación me da vueltas un poco, pero nada raro. Me encuentro perfectamente bien, o eso creo yo. Pongo los pies sobre el frío suelo y los dejo descansar unos segundos. ¡Bf, está helado! Inmediatamente busco unas bambas que ponerme. Opto por unas Supras negras. Llevo solamente los pantalones del pijamaunos rojos con una raya negra a los ladosasí que cojo una camiseta enteramente blanca y salgo de mi habitación con paso airado.

Mierda. ¡Ella está aquí! Prácticamente lo había olvidado. Que asco, tengo a esa maldita cría en la habitación de al lado.

Empiezo a buscar la llave que abre la puerta de su habitación. Cuando la encuentro, me dirijo a su puerta resoplando, abro con la llave la cerradura y entro sin hacer mucho ruido. La encuentro dormida. Está tumbada en el suelo. Sigue esposada a la pata de la cama, pero ahora tiene una almohada donde apoya la cabeza y ya no tiene los pies amarrados. ¿Quien la ha desatado? María...¡Esta mujer!

Me paro a mirarla. Es guapa, muy guapa. Su oscuro cabello le cae suavemente por el hombro hasta su pecho, sus brazos se rodean a si misma—supongo que tiene frío o que le duele algo—, sus piernas están encogidas, tiene los párpados cerrados y los labios levemente apretados, fruncidos. Oh, es preciosa. Realmente hermosa.

Mis piernas se mueven solas, como atraídas por una magia invisible. Me acerco a ella, me arrodillo a su lado y me acerco todavía más. Estoy a escasos centímetros, la observo respirar y casi me parece oír su corazón bombear. Es tan... no sé, aporta paz con sólo mirarla. Poso mi mano con delicadeza sobre su mejilla, la acaricio y le aparto un mechón de pelo que cubre su nariz y un poco de esos preciosos ojos que había visto antes de la explosión y esta misma mañana cuando me despertó a gritos. Es bonita, literalmente. Desde la curva de sus labios, a esas pestañas alargadas, o esa tez clara y blanca. Todo su rostro es hermoso, sin excluir nada.

Voy a apartarle un poco más de pelo—que no deja de desparramarse por su frente— y arrastrarlo hacia atrás cuando abre los ojos. Una mueca de desconcierto asoma por su mirada adormilada que pronto se torna furiosa, ardiente.

-Tranquila. No voy...-intento decir pero ella no me deja acabar.

Con sus dos piernas sin atar, me intenta zafar de ella bruscamente con una patada en el costado de mi cuerpo. ¡Ah! ¡Aún me duele! Me lanza a un lado y se enrosca hacia la esquina entre la cama y la mesita. Me observa con la respiración agitada, y penetrante. Intenta disimular el miedo que siente con una mirada de desafío, pero desparrama miedo por los poros, de ese que cala hondo en los huesos.
Me río mientras me vuelvo a poner en pie. Su rostro cambia un poco, pero no lo suficiente para darme una idea de lo que siente y quiere expresar. Supongo que se pregunta porque narices me estoy riendo ahora. Su reacción me ha hecho gracia.

-¿Que tal has dormido?- pregunto. ¿Tú eres tonto, Justin? ¿De qué coño va esta pregunta?

Como modo de respuesta, me escupe. No me llega a dar, pero me enfurece un poco. ¿Quien se cree que es para escupirme? ¡Está secuestrada! ¿De qué coño va esta tía?

-No sé de que coño crees que va esto, pero te recuerdo que puedo matarte en cualquier momento, ¿entiendes?- le amenazo.

¡Lo que faltaba! No tengo bastante ya con el marrón de mi padre que encima tengo que aguantar a una cría de papá vacilándome.

Ella asiente y por un momento puedo ver temor en esos ojos. El mismo temor que pude observar mientras que la amenazaban con el cuchillo en el cuello y yo con la intención de dispararle.

Me relajo. Tampoco tengo porque ser un monstruo con ella.

-¿Como te llamas?- Sé que se llama Nicole Williams, y prácticamente podría saber todo acerca de ella con sólo chasquear los dedos pero por una razón que desconozco quiero que confíe en mi.
-Eso tú ya lo sabes- me contesta borde y sin dejar de desafiarme con la mirada.
-Sí, lo sé. Pero quiero que me lo digas- le miro severo.

Se recrea pensando si hacerlo o no, pero responde finalmente.

-Nicole Williams.
-Hola- le tiendo la mano- Yo soy Justin McCann

Ella contempla mi mano tendida durante un segundo y desvía la mirada. No va a apretarla. Será maleducada..

-Oye, niña, mejor que seas más amable. No olvides en la posición donde te encuentras- le chillo.
-No soy ninguna niña- me mira desafiante. Aprieta la mandíbula y me fulmina con la mirada.
-Niña- digo recalcando cada letra.

Ella me vuelve a dar una patada pero yo la desvío con la mano y le agarro las dos piernas.

-Estate quietecita- le pido- Yo lo digo por tu bien.
-¿Y sino qué?-me reta. Pienso en qué diría mi padre en estos momentos. Pienso en mis bazas, en lo que puedo utilizar y no. ¡Ah! Ya lo tengo. Está es buena.
-Sólo te mencionaré estos nombres: Frank, Sophie, Josh, Caitlin, Tatiana- pienso si me queda algún nombre- Ah, y Christian. ¿Te suenan de algo?- me hago el graciosillo.
-Das asco.- lo sé. Ahora mismo doy asco. ¿Porque estoy siendo tan gilipollas?
-Tu familia sí que da asco. Tú, tu padre, tu hermano, la puta policía. Todo eso da verdaderamente asco.
-Vosotros sois los delincuentes, no nosotros.
-Eso es niña, somos delincuentes y como no te estés calladita, poco vas a durar en este mundo y todos los nombres que te he dicho, sólo serán nombres grafiados en una lápida, ¿me sigues?- me comporto como mi padre hubiera hecho. Como él quiere que me comporte. Yo no soy así. A cada palabra que digo, mi subconsciente me riñe y me grita que pare. No debo parar. Debo ser así. Lo siento...juro que lo siento...

Nicole hunde la mirada y baja la cabeza. Se está rindiendo. Me estoy comportando como un verdadero gilipollas, un capullo. No quiero ser así, pero es la realidad, mi padre no dudará en matarla a ella y a todos los seres queridos que pueda tener si ella se intenta escapar o algo por el estilo. Esta es la única manera de más o menos protegerla. Siendo yo el chico malo todo irá mejor y será más fácil.

-Sí, te sigo. Lo comprendo- susurra abatida- No les hagas daño, por favor- me suplica con la mirada llena de lágrimas apunto de derramarse.

Auch. Un pinchazo en el pecho. No comprendo el por qué pero me duele verla así. No sé porque esta chica infunde en mi un sentimiento de culpa de ser quien soy y como soy. No me lo puedo permitir. Pensaba que todo en mi cabeza quedo arreglado cuando me mudé con mi padre. Tuve la obligación de volverme como soy y creía que estaba bien así.

-Si tu te comportas y haces todo lo que yo te diga, te prometo que tu familia y amigos no sufrirán- le prometo. Ella parece sonreír un poco más tranquila- por lo menos de mi parte- puntualizo
-¿De tu parte?- pregunta. Otra sombra oscura aparece entre sus ojos.
-Yo no mando aquí. Manda mi padre, él sabrá que hacer contigo- le explico mientras que me largo de allí sin añadir cosa alguna más a mi explicación.

La oigo romper a llorar y eso me deja abatido. Yo no quiero ser así con ella. ¿Pero que dices Justin? ¡Debe ser así! Ella no se merece esto. Me gustaría dejarla en frente de su casa, decirle que se mudará lejos y que viviera su vida. Yo soy el delincuente. Yo soy el duro, el inflexible, el que le importa una mierda la vida de los demás. ¿Que me ocurre ahora?

Voy a mi habitación y cojo una camiseta ancha y unos pantalones de deporte míos. Ella está sucia. Debe ducharse y ponerse ropa nueva. No hay casi ninguna chica de su edad en esta casa, y las que hay no le dejarían ropa, así que decido dejarle de la mía. Algo es algo. Vuelvo a entrar en su habitación y rápidamente ella se retracta. Me acerco impasible. Le dejo mi ropa a su lado.


-Ahora te darás una ducha y te pondrás esta ropa- le digo mientras abro las esposas y la suelto

Me mira dudosa y mira mi ropa con cierto desprecio mientras que la coge.

-Es ropa mía. Te irá grande, pero no hay nada mejor. Tienes que ducharte y vestirte, ¿entendido?

Ella asiente y se dirige al baño con paso lento y pausado.

-Estaré aquí esperándote. No intentes nada raro- le digo rudo- o sino, te arrepentirás.
-No voy a jugármela, tranquilo.

Tiene carácter, sin duda. Como se nota que es la hija del sargento Frank Williams.
Me siento en el filo de la cama a esperar que ella salga vestida y duchada. No sé que haré el resto del día. Debo vigilarla yo, es mi obligación. Yo la he traído, yo me ocupo de ella. Así de simple.



*****************************************************************
hiya! Os dejo ya el capítulo 6, es cortito e.e Espero que os gusteee, loveya.

1 comentario:

  1. Jeeeeelooouuu ._./
    Bueno, como ya sabes ya me han devuelto el movil (yupiiiii) y ahora ya podemos hablar e.e. Por cierto, la respuesta del ask que te mandé no me sale en tamblah, o al menos en el movil.
    En fin delfín, que te comento el capítulo; me ha encantado, eso ya lo sabes, he querido llorar, literalmente, cuando Justin amenaza a Nicole y a ella se le ponen los ojos vidriosos; si con eso casi lloro imagínate cuando muera alguien o cuando Justin y Nicole deban separarse porqué son de lugares diferentes, entonces, entonces...pues no sé, supongo que moriré en mi propio mar de lágrimas(?).
    Espero que la web que te dí te sea de ayuda, si quieres algo, dime por WA.
    Ah, a todas las lectoras anónimas: COMENTAAAAAAAD!!!!! Aunque sea un 'síguela', demostradle a Marina que aun existen lectoras fieles y que no solo me tiene a mi, y no ignoréis esto porqué sé que existís, las visitas no suben solas D:
    Y ezo eh toh mi armah, síguela pronto Marina y suerte con las redacciones!
    Naniiit hermanita <3

    ResponderEliminar

Venga, comenta. No muerdo y me ayuda a mejorar día a día. Es gratis.