JAJAJAJAJAJAJ ESA GRINGA SE HA CORRIDO TÍO. ESTÁ TO' PERRACA.
Narra Nicole.
Mientras
me desata de la cama, pienso en las nuevas oportunidades que me brinda este
pacto con el mismísimo diablo.
Libertad.
Esto es lo que aporta. Esto, y la capacidad de poder investigar sin que nadie
se dé cuenta. Invisible a la mirada de todos, a la mirada de él.
No
sólo puedo disfrutar de un colchón y una almohada, que ya es un pedazo del
paraíso si no de luz solar, paseos por el jardín…pero, sobre todo,
oportunidades. Miles y miles de oportunidades para estudiar el terreno de
batalla, formular un plan y esperar el mejor momento para escapar. Sin duda, lo
de ayer, fue lo mejor que me podría haber pasado en los tres largos días que
llevo atrapada en esta celda de muebles caros y tapicería aterciopelada.
Sigo
sin disponer de un sujetador así que sigo sintiéndome incómoda frente a Justin.
Coo ayer, vuelve a mirar el contorno de mis pechos disimuladamente al arquearme
y desentumecer mi dolorida espalda, haciendo que mis mejillas se tiñan de un
rosa palo sin poder remediarlo. Odio que suceda esto. No quiero que me mire, no
así, y no sólo por el mejor hecho de que me miro si no porque mi cuerpo no
puede disimular la vergüenza que le da que lo haga, sucumbe a traicionarme, y
aparece ese estúpido sonrosado sobre mis pómulos.
-¿Quieres
la chaqueta de ayer?-pregunta, sin dejar de mirarme. Para, por favor. Deja de
mirarme, pienso irritada.
Asiento
sin denotar que estoy molesta.
Justin
va al armario que hay a su derecha, saca la chaqueta morada y me la tiende. Al
ponérmela me reconforta saber que ya no se me marcan tanto los pezones. Mis
labios esbozan una sonrisa traicionera, acto que yo no estaba dispuesta a
realizar, y suspiro por lo suave que es la chaqueta. Debo de haber hecho una
mueca graciosa o algo por el estilo ya que noto una liviana sonrisa dibujándose
en sus carnosos labios. Intenta limitarla, cortarla, pero aún sus intentos
consigo distinguir un atisbo de fraternidad en un mundo todavía oscuro para mí.
« Necesitas
pertenecer a ese mundo », me sugiere mi asqueroso subconsciente
quien entorna sus ojos en símbolo de obviedad y realiza un movimiento de manos
para que siga. Aunque la odie con todas mis fuerzas, tan persistente siempre,
ella tiene razón: necesito pertenecer aunque sea un poco a este mundo;
conseguir información para Josh y para mi padre. Así, ellos podrán derrocar
esta maldita secta, del mismo modo que yo volvería a estar con ellos, y
finalmente, enviar a esos cerdos entre rejas que desde ya hace tiempo es donde
deberían haber permanecido.
-Sígueme, ni se te ocurra separarte de mí- y
noto, que aunque él intenta parecer familiar—aún no sé la razón, ni por qué— no se fía de mí.
Le
miro dudosa y entonces Justin me agarra por el brazo obligándome a seguirle.
Durante
nuestro trayecto hacía el jardín que ya pude saborear ayer, no me separo de su
lado en ningún momento, pues sus fuertes brazos no me lo permiten. Al bajar las
anchas escaleras que dan a parar a la gran sala que tienen por recibidor y que
conecta al exterior, el comedor, o la sala de estar y muchas más habitaciones
que no puedo adivinar para que sirven, puedo admirar la gran belleza de esta
dichosa prisión.
Es de
una belleza espectacular; más bien se trata de una mansión que de una casa y
realmente, da gozo caminar por sus pasillos de oscura madera. Está
exquisitamente decorada con el mejor mobiliario, con las mejores luces,
cuadros, espejos; lo mejor de lo mejor.
Me doy
cuenta que se nota que esta familia mueve grandes cantidades de dinero, de esos
no cabe duda, y todos estos lujos sólo son la confirmación de ello.
En un
momento de admiración, Justin me mira y al ver lo patidifusa que estoy, sonríe también.
¿Qué ha movido ese cambio de comportamiento en él? ¿Y ese trato? No me fío en
absoluto de él. Le tengo cierto miedo, admito por mis adentros. A parte, ¿qué
hace cambiar a una persona tan repentinamente de parecer? ¿Qué le ha movido a
él?
Quiero
saber todo, y mucho más. Deseo saber sus debilidades, sus puntos flojos, sus
carencias para después atacar. Quiero destruirle lentamente y para eso debo
convertirme en su mayor confianza, en su amiga íntima. Como tantas veces me ha
dicho mi madre: no te hieren los desconocidos que no crees amigos, sino los
enemigos que crees amigos.
Al
entrar en el comedor, me encuentro con unos cuantos ojos acusadores
observándome. Me tenso; no me gusta para nada tener a tanta gente escrutándome con
la mirada. Puedo reconocer ciertos rostros: María, Ryan, Chaz, y el hombre que
me atrapó con el cuchillo en mi cuello. Le fulmino con la mirada, tensando los músculos
del cuello y a la vez notando el dolor. Él se da cuenta de ellos, pues ríe con malicia.
Que
ganas tengo de ir hacia él, y hacer que pruebe su propia medicina. Pero no
puedo, debo controlarme. «Ya les llegará su hora a todos estos cabrones», me
recuerda mi yo más listo.
-Justin,
¿a dónde vas con esa?- pregunta éste. Oh Dios, tengo tantísimas ganas de
matarte…
-Tengo
un nombre- advierto prepotente.
-Y a mí
qué, niña-me contesta tajante.
-¿Niña?
¿A quién llamas niña, subnormal? -se me suben los humos, pero una de las cosas
que más me joden es que me llamen de cualquier forma: cría y con más razón si
es una persona que me ha intentado matar rebanándome el cuello.
Intento
zafarme del brazo de Justin que me sujeta, todo por tal de encararme con ese
hombre. ¿Niña? ¿A quién coño llama niña?
-Eh,
tranquila- se apresura a decirme Justin, acunando mi cara entre sus manos-
Tranquilízate. Nuestro trato, recuerda.
El
corazón se me para de golpe en un instante. Noto un rubor creciente en mis
mejillas, y cómo mi barbilla se está acalorando. ¿Por qué me coge así? ¡No!
¡Fuera! «Te gusta, no mientas», interviene una voz que nunca antes había
participado en mi debate interior, alguien que antes no existía para mí. « ¿Quién
eres? ¡Largo! Ella sólo me debe escucha a mí», le reprocha mi subconsciente. ¿Quién
es esa voz? ¿Otra opinión, quizás?
-Pues
que no me llame algo que no soy- respondo, sólo para evitar la reacción que mi
cuerpo ha creado en respuesta a su suave y dulce contacto.
Justin
resopla airado y mira al chico, severo. Separa las manos de mí, dejándome
extasiada por unos segundos, y provocándome una falta de ellos. «Vuelve.
No te vayas. Tócame», vuelve a participar ella, haciendo entender
que yo quiero que me toque. No lo quiero, ¿Por qué lo insinúa?
-¡Cállate
Welch! La llevaré donde me dé la gana y haré con ella lo que me dé la gana- le
grita Justin, enfadado- Y discúlpate.
-¡¿Cómo?!-
todos reprimen unas carcajadas. El tal Welch no entiende nada y mira a Justin
como si fuera de otro planeta.
-Lo
que oyes. Quiero que te disculpes. ¡Ya estoy hasta los huevos de tus tonterías!
-No
voy a hacerlo- se niega rotundamente.
-Tú
mismo, Welch. Tú sabrás donde te metes.
Un
poco de sudor empieza a supurar de la frente del gallito de Welch, y él rápidamente
rectifica.
-Perdona,
Nicole- me pide disculpas, sumiso a las órdenes del gran Justin. Yo le sonrío
victoriosa preguntándome sorprendida porque conoce mi nombre. ¿Tendrán informes
de mi familia con datos personales? Debo averiguarlo.
Abandonamos
la situación y nos dirigimos al jardín.
Su
expresión se ha tornado dura. Está cabreado, lo puedo notar.
-¿Estás
cabreado?-pregunto con cuidado, más bien miedo.
-¿Cabreado?-pregunta
irónicamente- Teníamos un trato, Nicole. Y ya lo has incumplido. ¿Qué debería
hacer yo ahora? ¿Encerrarte? ¿Pegarte una paliza?
Sus
ojos son fuego, y yo, el cuerpo helado que deben deshacer con cada mirada.
-Lo
siento- me disculpo abatida, sumisa también a sus puñeteras órdenes y deseos.
Es por
una buena causa, por una buena causa, por una buena causa…, me repito una y
otra vez.
-No me
vuelvas a desobedecer nunca más, ¿has entendido?- suspira- Por tu bien-
concluye.
Me vuelvo a
sentir viva. El sol tuesta mi piel clara, el viento ondula mi cabello, el olor
a tierra llena mis fosas nasales. La libertad por segundos guía mi corazón.
El jardín está
decorado con mil y una flores de colores, diferentes arbustos y árboles, hierba
fresca como lecho... Es de una extensión considerable y permanece encarcelado
por muros de piedra que delimitan su extensión. Sin duda alguna, es una mansión
ostentosa. En medio, hay una piscina también grande y profunda.
Estamos
callados, sin decir nada y yo siento la necesidad de preguntarle sobre si
tienen informes y porque ese tal Welch conoce mi nombre.
-Justin…- le
llamo, sacándole de su profundo silencio- ¿Por qué ese tipo, es tal…?
-¿Welch?
-Sí, ese. ¿Por
qué conoce mi nombre?
-Nicole, todos
conocemos tu nombre. Eres la hija del detective Williams- afirma.
-¿Tenéis
informes de nosotros?
-¿De tu
familia?- aparenta ser reacio a comentar algo, a abrirse pero yo no me voy a
dar por vencida. Si tengo que ir poquito a poquito, lo iré.
-Sí, de mi
familia. ¿Nos teníais vigilados?
Duda,
escrutando mis intenciones.
-Sí, sí que estabais
vigilados, constantemente y sí, sí que tenemos informes. Yo ya sabía quién eras
antes de lo del almacén, aunque no había mucha información sobre ti, tampoco.
-¿Por qué?-
siento curiosidad por saber.
-Digamos que no
eres de las principales. No tenías vínculos muy fuertes con el FBI hasta este
verano con tus prácticas.
-Era
irrelevante- casi musito.
-Sí, lo eras.
Aunque ahora creo que ya no tanto- lanza una indirecta que no logro entender.
¿A qué se refiere con que cree que ya no tanto? ¿Qué me estás diciendo, Justin?
No lo comprendo y no doy con la solución a la duda planteada.
Cuando procedo
a preguntarle— más bien interrogarle—,
una voz que reconozco con facilidad intenta captar su atención. Ryan, el
retractado Ryan.
-Dime Ryan- pide respuestas a su llamada.
-Llama tu padre- le explica, cortado y serio.
Justin asiente.
Jeremy
McCann, pienso.
Se gira a mí y me
advierte- No intentes escaparte, y no hables con nadie- y se va con paso ligero
siguiendo a Ryan hacia el interior de dicha mansión.
Le observo desaparecer
entre los árboles, y me quedo completamente sola. Me siento a esperar a que
volviese y de mientras, observo el panorama sobre todo los muros.
Son altos y de piedra
maciza. Fáciles de escalar. «Bien, punto positivo», grita mi subconsciente con el puño
en alto.
Advierto a gente
esparcida aquí y allí. Parecen gente del personal de jardinería o de
mantenimiento, a parte otros vestidos de color oscuro pero en minoría. Observo
a los jardineros: tienen algo extraño. Estos tipos no son jardineros. A primera
vista no parecen ir armados, pero yo soy totalmente consciente y segura de que
si lo están. Estarán con los ojos modo halcón veinticuatro horas diarias, y más
aún si yo estoy en la casa. Cuento los vigilantes: 5 en total, en todo el
perímetro. Me sabe a poco para una mansión de estas dimensiones. Recuento los
jardineros y los de mantenimiento: 10. ¿Quién necesita tantos jardineros y
gente de mantenimiento? Nadie, ni siquiera para este jardín.
Eso solamente puede significar
una cosa: Jeremy no quiere que se note que ahí hay vigilancia; quiere pasar desapercibido.
Lo que significa que no nos podíamos encontrar muy alejados de núcleos o
urbanizaciones, ni estamos perdidos en algún bosque. A parte, no percibo olor a
pino.
Puede que esté en alguna
urbanización residencial de gente de dinero. El problema es que, en Miami, hay
bastantes urbanizaciones como esta, y no sé en cual me encuentro.
No pasa nada, ya tienes
algo por lo menos, me esperanzo.
-Hola- una voz dulce e
irreal en este lugar, me habla- ¿Quién eres?
Giro a mirar de dónde
proviene esa voz. No veo a nadie.
-¿Quién habla? ¿Dónde
estás?
Justo en este momento,
una niña de cabellos marrón claro casi rubios y ojos pardos, aparece entre unos
arbustos con un caballito rosa entre sus diminutos dedos. Tiene una mirada y un
rostro muy dulces, y supongo que no llega a tener más de 4 o 5 añitos. ¿Qué se
supone que hace aquí esta niña? ¿De quién se trata?
-¿Eres la novia de
Justin?- me pregunta, sin fiarse mucho de mí. Puede que con miedo.
-¿Yo? ¿Novia de Justin?-
no puedo oprimir una sonrisa. Que tierna es esta niña- No pequeña, no lo soy-aclaro.
Ni ganas, pienso.
-Jo, pues eres muy
guapa-me halaga.
Me echo a reír. ¿Quién
será esta niña?
-Gracias, tú también- le
devuelvo el halagó, el cual hace que ella se tape la cara con las dos manitas y
se sonroje- ¿Cómo te llamas, eh?
-Jazzy. Me llamo Jazzy-
pronuncia con dificultad.
-Encantada de conocerte
Jazzy- le tiendo la mano y ella la estrecha- Yo soy Nicole Williams
-Si no eres la novia de
Justin, ¿quién eres?-vuelve a preguntar.
-Soy, ehm...-no sé qué
decirle. ¿Le digo que Justin me ha secuestrado? Ella no parece saber nada, y me
parece feo contarle algo así. Además ella parece tener en muy buena estima a
Justin y yo no me siento con corazón de romperle esa idealización- Soy una
amiga- me excuso al fin.
-¿Una amiga?-formula, sin
entender.
-Sí, una amiga,
pequeña-repito.
-Es raro, Justin no suele
tener amigas...-se extraña.
-¿Por qué?- siento curiosidad.
La pequeña se encoge de
hombros y musita- No sé... con las chicas de la casa no se lleva bien, menos
con Anna que es buena conmigo y las chicas que he visto con él siempre se dan
besos en la boca- sonríe al acabar.
Le sonrío y enternezco al
ver el amor que desprende esta niña pequeña.
-Y tú, ¿de que conoces a
Justin?- siento gran curiosidad por saber qué papel exactamente juega Jazzy.
-Soy su hermanita-dice
con entusiasmo- Y él, el mejor hermano del mundo mundial- abre los brazos de
par en par y yo suelto una risotada.
Al recobrar la compostura
advierto que me he quedado pasmada. ¿Justin tiene una hermana pequeña? No constaba en los informes de la policía. ¿Por
qué? ¿De dónde ha salido esta niña de ojos verdosos? ¿Por qué la policía no
tiene ningún expediente confirmando su existencia?
-¿Tan bueno es?-
ciertamente, me cuesta creerlo. A mí me infunde asco y pavor, y a ella amor. ¡Qué
ironía!
-Sí- asiente-¿Tú tienes
hermanos, Nicole?
-Sí, también tengo un
hermano mayor pero nos llevamos menos años que tú con Justin- le explico a la
niñita.
-Es que yo no soy de su
mamá- me suelta.
¿No es de su mamá?
¿Entonces, Jeremy, se ha vuelto a casar? ¡Tampoco era consciente de ello! ¿Por qué
no figuraba tampoco en los informes? ¡Maldita sea! Qué poca información posee
el FBI, en realidad.
-¿No eres de su mamá?-
formulo retórica. Quiero saber más, mucho más. Yo completaré esos informes con
toda la información que pueda recopilar el tiempo que tarde en escapar.
-No-niega con la
cabezita- Mi papá se casó antes con la mamá de Justin y luego, con mi mamá.
-¿Tienes algún otro
hermanito, Jazzy?
-Sí- asiente otra vez,
con mucha energía- Jaxon, es mi hermanito pequeño. Tiene dos añitos.
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PERDOOOOOOOOOOOOON, PERDOOOOOOOOOON, Y MILES, MILES DE PERDONES MÁS, JO:(((((((((((( pero tanto deberes, exámenes, como falta de inspiración han podido conmigo la semana pasado y os vengo a traer el capítulo 12 con cierta incertidumbre ya que mi cabeza no para de darle vueltas y vueltas a la idea de la trama, los personajes y los romances EJEJEJEJEJEJEJEJE Ya sabéis, el trato entre Nicole y Justin, es complicado, electrizante, misterioso e.e
Bah, ya no os aburro más y os dejo para que leáis. Loveya. Adióh.
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{Las que leáis, porfis, dejad un comentario, bueno o malo ya que da igual, porque esto me ayuda a mejorar día a día y a saber que opina la gente sobre mi historia}