martes, 12 de febrero de 2013

Capítulo 10: ''Poker''












Narra Justin.



Miro por la ventana. El cielo está bañado de un dorado oro, las nubes juegan con los flashes de luz provenientes de un Sol que espera poder esconderse pronto. Está oscureciendo, la noche se huele en el ambiente. La Miami nocturna cobra vida. Uhm, huele a fiesta, alcohol, juegos prohibidos  Esta noche será mía.
''¡Brrm, Brrm!'', pican a la puerta con violencia.

-Justin, abre ya la puta puerta- se queja Chaz desde el otro lado de la puerta de mi habitación.
Dejo de mirar por la ventana, me dirijo a la puerta y la abro de una maldita vez. Mira que llega a ser impaciente a veces Chaz.
-Joder, puto pesado-le insulto.
-¿Algún problema? Llevamos esperándote media hora así que mueve el puto culo para abajo-me echa bronca.
-Estaba terminando de arreglarme, idiota-me excuso.
-Pero si lo tuyo no tiene arreglo-bromea y echa a correr escaleras abajo.
-Mira que llegas a ser nenaza, Chaz- le grito.

Lo que no sabe Chaz es que llevo vestido y arreglado desde las diez en punto. He estado pensando en lo que me ha comentado Ryan. Puede que no sea tan mala idea. Se me da bien mentir, lo hago diariamente  ¿Por una vez más, que va a suceder?, pienso irónico. Pero hay algo que me lo impide pero no sé qué cojones es. Siento que va a salir mal. Me huele mal. <<¿Qué? ¡No! Es sencillo, Justin. La engañas, confía en ti, la traicionas. No es complicado sino realmente fácil. Esa zorra caerá pronto en tus redes, ya verás>> me incita mi diablo encarcelado.

Es fácil. Está chupado. Vamos. Soy completamente capaz de hacerlo.

Bajo hacía el vestíbulo sin pensármelo dos veces donde me encuentro a Ryan y a Chaz esperándome.

-Ya era hora, tío- me recrimina Ryan, asqueado. Otro igual, parecen ser hermanos de sangre.
-Que sí, que sí. ¿Tiramos ya o qué?-evado el tema. Si me pico con ellos esta discusión puede hacerse eterna.
-¡Venga! Dejaros de estupideces. ¡Que quiero fiesta, coño!-vuelve a quejarse Chaz. Oh Dios, Chaz, mira que eres impaciente.
Le pego una colleja sonora que pretende dejarle tonto pero no lo hace. Él pone una mueca de dolor fingida y sigue a su rollo. Me da a mí que éste esta noche quiere pillarla gorda. Pues como Ryan decida hacer lo mismo— que seguramente lo hará, como siempre—, lo llevo claro. Yo no pienso cargar con ambos, ¡así de claro!

Esta noche quiero conducir mi Fisker Karma cromado. Me encanta este coche. Ryan se situa detrás, Chaz a mi lado y yo conduzco. Oh sí, esto sí que es un buen coche y lo demás son tonterías. Agarro el volante con fuerza y arranco. Salimos de la mansión McCann.

-Al G.R. esta noche, ¿verdad?- pregunta Ryan al acabar de acomodarse en su asiento.
-Sí, Ryan. Hoy quiero apostar duro- contesto. Es verdad, tengo ganas de apostar al máximo esta noche, de jugármelo todo a una sola carta. A mi suerte- A más estará Wayland- añado. Le debo una jugada al Poker.
-Justin tenemos que desplumarle esta noche, eh. Que se entere ese cabrón con quien está jugando- comenta Chaz, lleno de emoción.
-Claro, tío. Vamos a devolverle todo lo que se merece.



***




Cuando salimos del F.Karma después de nuestro trayecto de veinte minutos, la brisa nocturna nos impregna la piel. Oh, que fresquito. El Golden Royal III se extiende ante nosotros como una tierra prometida llena de verdes y emociones fuertes—drogas, alcohol, tías buenas, juegos, apuestas...—. Miro hacia ambos lados inspeccionando el lugar. El ambiente está caldeado, y eso me gusta. Los casinos, en especial éste, me encantan y, de verdad, lo único que me disgusta es que uno se debe comportar demasiado educadamente con tipos que no merecen ningún respeto. Como Wayland. Un aparcacoches en servicio del casino se acerca a nosotros.

-Buenas noches, señor. ¿Desea que aparque su deportivo?- me pregunta mirando anonadado a mi preciosidad. Karma es mía. Deja de mirarla.
-Sí, claro-me saco las llaves de uno de los bolsillos del esmoquin y se las doy-. Ni un rasguño, ¿entendido? O haré que te despidan.
-Obvio, señor. Ni un rasguño- asiente él, indiferente. Habrá oído esa amenaza un millón de veces pero lo que no sabe es que yo sí que soy capaz de arruinarle la vida si me estropea el coche.

Asiente por última vez en señal de despido y procede a llevárselo. Ryan, Chaz y yo caminamos hacia el interior donde se sitúa la recepción del casino. Es un casino privado y exclusivo, no entra cualquiera así que debo dar mi nombre.
La recepcionista es una rubia explosiva de veintiún años que está buenísima. Puede que al salir le pida el teléfono, ¿por qué no? Va a aceptar. ¿Quién no aceptaría? Con las pintas que lleva se ve claramente que sabe a lo que viene, en lo que está metida, y que su trabajo es de recepcionista/prostituta en un casino de alto estanding. La mayoría de las tías que trabajan aquí hacen trabajillos paralelos y las que aún no los hacen, los harán. Es lo bueno de ser rico y poder permitirse entrar a estos sitios. Aunque debo admitir que no suelo ser de los que se lleva a casa a una tía cada noche. No me va la segunda mano. Ryan sí que es de esos y Chaz, bueno, Chaz es Chaz. 

-¿Su nombre, por favor?-me pregunta dicha chica cuando me sitúo en frente del mostrador. Pestañea los ojos exageradamente esperando que ese movimiento me distraiga. Ai chica, pobre chica..., conmigo eso no funciona.
-Justin McCann- respondo, serio. Asiente y anota en el registro de entradas y salidas. Esboza una mueca de asombro al comprobar que su baile de seducción no ha colado conmigo.
-¿Y ustedes?-a continuación, se dirige a mis dos amigos. Vuelve a pestañear sensualmente. Ryan le devuelve el jueguecito con una mirada que se la ha comido entera antes de empezar con el plato fuerte. Esa mirada ya le he visto con anterioridad. El radar de Ryan ya ha puesto dirección donde atacar y no parará hasta que consiga lo que se propone. Rubia, hoy tienes trabajo doble. Enhorabuena, te felicito; pienso mientras me río de ella por dentro.
-Mi compañera Sarah les acompañará hasta la sala de juegos- nos cede el paso a su otra escultural modelo morena, alta y de grandes ojos azules que espera en frente de la gran puerta de cristal translúcido. Sarah nos sonríe también. ¿Chaz, esta para ti?- Gracias por venir- agradece moviendo lentamente los labios para finalizar humedeciéndose el labio inferior. Ha acertado con Ryan; eso le vuelve loco.

Sarah espera que nos acerquemos y cuando lo hacemos nos chequea de arriba a abajo con la mirada.

-Ahora les llevo, señores- comenta mientras abre la puerta y nos guía hasta la sala. Pura cortesía ya que me conozco este casino como si fuera la palma de mi mano. Chaz le mira el culo. La verdad es que tiene un apetitoso producto pero no es para mí. Demasiado fácil, me temo.

Ryan, Chaz y yo nos dividimos. Yo me dirigo a la sala de Poker, Chaz a no sé dónde y Ryan, como no, a la barra.

Al llegar, los usuales jugadores ya están situados alrededor de la mesa. El señor Collins, De la Pierre, Mary, Wayland, Mr. Trickson y Magda Taylor. 

-McCann, que grata sorpresa- capta la atención de todos Mary. La francesa me tiene entre sus favoritos. Lleva tiempo intentando que pase con ella una noche pero no me parece justo. Vengo a robarle dinero de forma legal, no me voy a aprovechar de ella también. Aunque todo el mundo dice que la francesita tiene grandes armas debajo del vestido y que el corsé sólo es distracción. Ryan asegura que forma parte de una secta sexual o club de socios privado que realmente merece la pena probar. Algún día le preguntaré sobre ello a ver que me cuenta.
-Como todos los sábados, Mary-le regalo mi mejor sonrisa. Debe sentirse orgullosa, hay bien pocas de ellas.
-¿Y qué te incita a venir? La última vez, sino recuerdo mal, te dejé en blanca- fanfarronea Wayland. Si tú ríe mientras puedas, que el que ríe último, ríe mejor.
-Oh, claro que lo recuerdo Wayland. Supongo que me siento empujado por las ganas que tengo de tantear a la suerte-respondo, vacilante.
-Cuidado McCann, quien vuela demasiado cerca del Sol, se acaba quemando.
-Entonces no dejaré que me queme- Wayland ríe ladino.
-¡Que empiece el juego, púes!- anuncia el señor Collins tan vehemente como casualmente.




***





-El próximo día te traigo protector solar- me burlo de Wayland. Lo siento tío, quien apuesta también puede perder y esta noche te ha tocado a ti.
-Cállate, McCann- me advierte él.
-Sólo quería ser generoso. Total con la pasta que me acabo de embolsar no me va de lo que cuesta una crema solar, ¿cierto?- me continuo mofando. De la Pierre se ríe con ganas ante mi comentario, Collins—quien, por cierto, odia a Wayland— se une entre dientes. Hasta el Sr. Trickson y Magda Collins se unen a las risas cuando habitualmente permanecen callados y serios.

-Señores, señoras, creo que mi misión aquí ha concluido- me despido, tan educado como siempre.  En los casinos no importa el tipo de chusma encubierta que seas, los buenos modales, la educación y la apariencia cuenta mucho. Al fin y al cabo, somos de la alta sociedad.-Que pasen una agradable velada.

Salgo de la sala de Poker en la cual ya casi no se puede ni respirar de la cantidad de humo que hay almacenado. Debo buscar a Ryan, y a Chaz. Ryan estará en la barra o con la tipa rubia de la recepción. En cuanto a Chaz estará en las máquinas tragaperras o en otra clase de apuestas. Puede que esté con Sarah, la tipa a la que le he pillado mirando el culo.

Justo al tumbar la esquina del largo pasillo donde me encuentro, una mano enfundada en guantes blancos, me agarra del antebrazo y tira de mí hacia una sala vacía paralela. 

Mary.

-McCann, creo que es hora que hablemos a solas, ¿no crees?- me acorrala contra la pared mientras que formula la pregunta con un marcado acento francés.
-Mary, no estoy seguro que ambos busquemos lo mismo- contesto. No quiero nada con esta mujer. Por lo menos no por el momento.
-Oh, yo creo que sí-dice, al tiempo que coloca su mano derecha sobre el bulto de mi paquete. Masajea un poco mientras que mi erección crece bajo sus caricias. No puedo evitarlo. Maldita sea- ¿Ves? Oh, yo si que creo que nos entendamos, perfectamente...
-Aún eso, me temo que no estoy interesado- agarro sus dos manos con cuidado y las alejo de mi entrepierna. Adivino que se siente tremendamente rechazada -Si me disculpa, debo ir en busca de mis compañeros- hago ademán de marcharme hacia la puerta entreabierta y volver al corredor cuando la oigo suspirar.
-Como quieras, McCann. Bien sé que algún día vendrás a mí y me suplicarás- me advierte, sin perder el brillo destellando sensualidad que sus ojos nunca pierden-. Conseguiré lo que quiero de ti- me guiña el ojo.
-Hasta entonces, Mary- finalizo antes de desaparecer por la puerta, dejándola sola.


En la sala central el bullicio de gente va en creciente. Las bailarinas en el escenario están realizando una actuación descomunal y algunos de los presentes que están tomando algo en las mesas aplauden divertidos. El ambiente está realmente caldeado. Las apuestas corren, los juegos se ponen interesantes y las caras de tensión de los jugadores se adivinan desde lejos.

¿Dónde narices están Ryan y Chaz? No les encuentro por ninguna parte. Barro la gran sala central del casino sin éxito. Ryan debe estar con la rubia en alguna de las salas paralelas. ¿Y Chaz? ¿Dónde está éste? Quizá está en alguna de las salas de Black Jack del final del casino. Bah, que más me da. Voy a tomarme una copa y después ya iré en su busca para echarle una mano.

Me dirijo a la barra que hay justo al borde de la gran sala. Me respaldo sobre el frío mármol mirando a ambos lados. Inspecciono a mí alrededor, valorando el amplio mercado que hay esta noche y si vale la pena intentar algo. 

-¿Que desea de beber?- me pregunta el camarero—enfundado en un fantástico esmoquin gris y corbata dorada— al acercarse.
-Un Tarantino, por favor- contesto, sin dudar. Ron, zumo de cereza y licor de manzana. Combinación extraña, sabor delicioso.
-Ahora mismo, señor-asiente mientras que empieza a mezclar dichos ingredientes. Espero en silencio, y al acabar él musita- Aquí tiene, señor. ¿La tarjeta  por favor?

Le tiendo mi tarjeta de socio y él me carga en la cuenta lo que vale la dichosa bebida. Pego un largo sorbo al delicioso jugo. Uhm, está bueno, exquisito, sabe a gloria. Decido girarme para poder ver toda la sala y observar a las diferentes chicas que hay esta noche cuando, al girarme, veo unas piernas esbeltas que me recuerdan a alguien. Subo la mirada recorriendo esas preciosas piernas, y llego a las caderas. Oh sí, claro que me suena. Esas son las caderas de las que tantas veces he disfrutado—están enfundadas por un vestido de tubo negro brillante y aguas azules celeste—. Alzo aún más la vista, esas curvas que enloquecen a las mentes más sofisticadas, a cualquier ser humano sobre la tierra. Su larga cabellera rizada roza la parte inferior de sus pechos, ahora cubiertos por un escote generoso. Su cuello, tan apetitoso como siempre, realza un rostro demasiado bello para ser real. Esboza una sonrisa cautivadora y sus ojos grandes y marrones se le empequeñecen. Me mira, vacilante y segura de sí misma. Me ha visto, sabe que estoy aquí así que no tardará en acercarse aquí. Le devuelvo la mirada—colocando el cebo perfecto para que el mejor pez sea pescado— más sensual que puedo. Me la como con la mirada, escrutando bajo su vestido, ruborizando su piel. Me vuelvo a girar. Doy otro sorbo a mi refrescante bebida. -Esta noche va a ser mía-ríe entre dientes mi diablo personal. Siempre él de por medio, en cada uno de mis pensamientos. Mi yo más oscuro y perturbador vuelve a atacar pero esta noche me gusta lo que me propone y no voy a decepcionarle.

-¿Poker, McCann?-me pregunta al acercarse. Ha picado, ya es mía. Ahora ya no podrá resistirse, soy consciente de ello. Me giro, y le miro directamente a los ojos. Sé que le enloquece esta mirada.
-Sí, Ner, Poker. ¿Y cómo tú por aquí?- suelta una risita encantadora.
-Vengo con alguien- contesta, pestañeando para provocarme. Siento una punzada en la entrepierna. Quieto, hoy sí.
-¿Con alguien? ¿Walter?-sí, estoy interesado. 
-Sí, McCann. Disfruto de más distracciones aparte de ti- se humedece el labio inferior. Oh, Ner, eres mía. Sólo mía.
-Lo dudo. Él no te hará disfrutar tanto como yo. Y lo sabes-le provoco de vuelta.
-Como me conoces, McCann- se muerde fuerte el labio inferior mientras me devuelve una mirada seductora, llena de lujuria y necesidad-. Pero esta noche vengo de compañía de Walter. Tengo cosas que hacer- se resiste. Ner, no lo vas a conseguir. Vas a caer, lo sé.
Me acerco más a ella, recortando la distancia, acaricio la piel desnuda de su brazo y le doy un corto beso en el hombro. Noto como todo su cuerpo se estremece y mi entrepierna también lo nota, activándose aún más. Le pongo a cien. Ella también me pone a cien.
-¿Qué te parece si pasas de Walter y te demuestro lo bien que te conozco?-le incito, dejando una hilera de besos por el costado que he descubierto de su cuello.
Duda unos segundos pero tanto ella como yo sabemos que no va a poder resistirse. Me desea. Y yo quiero que esta noche sea mía, totalmente mía. Al final su cuerpo cede a mi contacto y se deja llevar.
-En cinco minutos en la sala 8 privada. Nos vemos allí- cita antes de escaparse de mi contacto y perderse entre la gente.

Sala 8, privada.

Me vuelvo hacia la barra para acabarme el líquido alcohólico que falta. Abandono el vaso sobre el mármol y voy en busca de la sala de la buena suerte. Sala 8.






***





Llevo esperando más de diez minutos a Ner. Maldita sea, quiero que venga ya. La sala 8 es una sala pequeña, con mucho terciopelo rojo, dos sillones anchos, un sofá y una barra libre semicircular. Es una sala privada, para reuniones con pocos socios o, en mi caso, para echar un buen polvo.

-Hola, McCann. Ya estoy aquí-oigo una voz sensual desde la puerta de caoba oscuro.
-Hola, Ner. Te estaba esperando- respondo, pícaro.
-¿Me estabas esperando?-me pregunta, risueña.
-Claro que sí. Me has hecho esperar…-dejo ir- ¿Despidiendo a Walter?
Asiente acercándose a mí. Yo estoy sentado en el sofá negro que está situado al final de la sala. Va a ser mía, sólo mía. Muero de ganas de hacerle vibrar.
-Pero ahora soy toda para ti-me provoca, agachándose frente a mí.
-Oh, buena chica-murmuro al a vez que me incorporo, le agarro con fuerza el cabello que le cae por la espalda y tiro su cabeza hacía atrás. Bf, como me pone.
-Soy tuya, McCann. Toda tuya. Hazme lo que quieras.
-No lo dudes.

Se sube el vestido hasta las caderas, le agarro de la cintura, de pie se sienta sobre mi cuerpo hincando ambas piernas a cada lado de mi cintura. Mi ya gran erección roza su sexo. Uhm, ya está muy mojada.

Ner empieza a hacer círculos con las caderas excitándome aún más. Le aparto el pelo hacia atrás, vuelvo a sostenerlo con fuerza y a tirar su cuello hacia un lado. Dejo una hilera de besos sobre su piel desnuda. Se eriza con mi contacto. Ner jadea. Está excitada, más incluso que yo. Mojada, muy mojada. Beso a beso llego a su mentón, muerdo su barbilla con delicadeza y al mismo tiempo con una violencia animal. Soy consciente de que esto le ha provocado un pinchazo agudo en la entrepierna. Oh, Ner, Ner. Mi Ner.

<<Sólo nuestra. Nuestra. Nuestra>> jadea excitado mi oscuro ser interno.








***







La segunda de Vodka ya está en sus últimas. Me relamo los labios. Los efectos del alcohol ya hacen presencia en mi cabeza. Me zumba pero esta sensación me agrada, mucho. Vaya noche. Doy el sorbo definitivo a esta bebida celestial. Me escuece el paladar. Está fuerte ya que es buen Vodka. Mañana no quiero tener resaca pero continúo bebiendo. Maldita sea, ya no queda más. Quiero mucho más, más. Agarro otra de la estantería que tengo al frente— está repleta de bebidas fuertes, mezclas y un pote metálico con hielo— y me lleno por centésima vez el pequeño vaso.

El pestillo de la puerta chirria. Intuyo que alguien va a entrar. Miro hacia la puerta.

-Estás aquí, Justin-musita un borracho Ryan. Éste también ha bebido pero muchísimo más que yo. Como de costumbre. Ryan y su adicción a la bebida.
-¿Cómo me has encontrado?-le pregunto.
-He visto en la entrada a Ner y he sabido, inmediatamente, que había estado contigo. Y si en el G.R. te encuentras a Ner, siempre acabáis en esta sala- ríe, aludiendo la obviedad.
-¿Dónde has estado toda la noche? ¿La rubia, quizás?-cambio de tema.
-Se llama Samantha y he descubierto de lo que son capaces las rubias- suelta una risotada.
-¿Y Chaz?-me intereso.
-Ni puta idea- contesta. Ryan se acerca tambaleándose hacia mí. Se sienta en un taburete justo a mi lado. Hace ademán de agarrar mi botella de Vodka.
-¡Para!-me quejo, arrancándole de las manos la que es mi botella- Es mía, Ryan. Además tú ya vas suficientemente borracho.
-Tío, la botella-me amenaza con los ojos rojos. Cuando se trata de alcohol y de Ryan, es mejor no meterse. Se vuelve violento.
-Va, ten si quieres- quiero levantarme, asqueado por su alcoholismo, pero él me detiene agarrándome por el hombro.
-Siéntate. Tenemos que hablar- explica, serio. Demasiado serio. ¿Qué tramas, Ryan? Mis sentidos están empalagado. Me siento, haciéndole caso- Bebe -ordena. Acepto y lleno otra vez el vaso- Lo vas a necesitar para la propuesta que te voy a hacer.

Trago el ardiente líquido y lo disfruto. Está borracho lo más seguro es que no tenga ni idea de lo que dice.

-Ryan, estás borracho. No sabes lo que dices. Vámonos a casa-intento levantarme por última vez.
-¡Que te sientes, coño!-ordena muy violento. Los ojos le arden.
-De acuerdo, Ryan. Tú ganas. ¿Qué querías decirme?
-La chica-le interrumpo.
-¿Nicole Williams?

Asiente, seguro. Quizá es totalmente consciente de lo que dice.

-Debes hacer que ella confíe en ti plenamente para poder darles por culo a todos esos capullos del FBI.
-Ya lo sé. Acepto a hacerlo.
-Eso no es todo. Quiero hacer una apuesta contigo.
-¿Por qué? ¿Qué apuesta?-pregunto, sin saber a dónde quiere llegar.
-¿Sabes? Quizás sí que esté borracho pero quiero divertirme con esa zorra a partir de ahora.
-Continúa-le invito.
-Juega con su corazón- sus ojos muestras excitación por tal propuesta. A mí se me corta la respiración. ¿Qué juegue con su corazón?
-No puedo hacerlo-me niego. No es justo. Ella no se lo merece.
La mirada de Ryan se oscurece.
-Tiene gracia, Justin. Pensaba que tenías más agallas.
¿Qué? ¿De qué coño va esto, Ryan? ¿Qué no tengo agallas? ¡Claro que las tengo!

<< ¿Vas a dejar que diga eso? >>, Me pregunta incrédulo mi diablo. ¡Calla! ¡No te metas! <<Venga Yo, debes demostrarle de lo que eres capaz. Sedúcele. Juega con su corazón>>, me incita. Y estoy perdido una vez que recita estas palabras.

Él me posee.


Extiendo mi mano hacía él. Ryan esboza una sonrisa maliciosa y me estrecha la mano.



-Trato hecho. 
  





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 HOLIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIS. ¿Qué tal? ¿Cómo os va? A mi genial:') Bueno, os dejo este Capítulo 10 que me ha costado lo suyo ya que es una visión completamente diferente y en una parte un poco más pornosa(pero poco eh e.e). He querido mostrar una parte de Justin más salvaje, más machorra, más. Espero que os guste y os dejo ya que tengo que hacer una redacción de ingles. QUe fastídio. Os loveo tktktktkttktktkt's.


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Loveya<3




3 comentarios:

  1. Jelouuuuu ._./
    Primero informarte de que este comentario será corto ya que te he preguntado mis dudas y te he dado mis consejos por WA mientras leía y a parte porque me muero de sueño =.=
    Quería decirte que me ha encantado el capítulo, que pienso que entre mary (a la cual deberías concretar la edad) y ner habrá pelea, esperemos que de las fuertes, luego también decirte que pienso que cuando justin intente ganar su apuesta se enamorará de nicole y luego ella se enterará de la apuesta llorará, se irá y blah blah blah, espero que eso no pase porque es siempre lo mismo y típico u.u
    Eso es todo, síguela pronto, tktktkkttktk :*
    PD: mañana quiero explicarte algo, no es interesante ni te influye ni es importante pero quiero contartelo :3

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    Respuestas
    1. OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOH e.e Lo de la apuesta, sí se enamoraran mientras pase todo eso pero es que quería que hubiese un hecho que hiciese que Justin intentase relajarse, que disfrutase sino no tiene sentido que un mafioso de su talla se compadiera de ella no sé:') Lo de que se entera, se va, llora, se lía y blahblablah a ver, en un principio pensé que podía ser una alternativa pero pensé lo mismo que tu:MUY TÍPICO y pensé en alguna idea un poco más loca y bueno estoy en proceso de ella aunque ya tengo una pequeña alternativa que no suele pasar pero que podría. Odio que sea siempre la tía la débil y que siempre acabe haciéndole daño el tío y ella llorando. Así que habrá alternativa EJEJEJEJEJEJEJEJEJEJE

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    2. Así que será mccann el que llorará jerjer e.e sufre cabrón sufreeeeee!!!! Es coña ly mccann :*
      PD: al mediodía te explico lo que te tenía que decir.

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