domingo, 17 de febrero de 2013

Capítulo 11: ''<< Puede ser toda tuya. Toda nuestra >>''





Y cada día soy más consciente de que tú eres de las cosas en este mundo que merecen la pena de verdad.




Narra Justin.


Puñetazo con el brazo izquierdo. Puñetazo con el derecho. Otra vez el derecho. Otro, otro, otro. Cambio a izquierdo.
Siento la adrenalina corriendo por mis venas. Otra vez, golpe. Estoy un poco mareado por la noche de ayer, pero necesito ejercitarme un poco o acabaré siendo inútil. Además, sudar ayuda.
Cada vez pego los golpes más fuertes. Quiero aislarme de todo. Necesito hacerlo, más bien. Pese mi condición y la posibilidad de haber olvidado lo que pasó ayer, lo recuerdo todo. Rememoro en mi memoria lo ocurrido con Ner. Llevaba tiempo sin verla. Le he echado de menos, mucho. Mi lucifer se ríe entre dientes. Ayer se divirtió mucho. Me acuerdo, de igual modo, de la conversación con Ryan. Espero que él no evoque nada de lo sucedido o lo dicho en esa charla. Deseo que no haya rememorado nada. Bueno, quizás lo de la rubia sí pero nada más. No creo ser capaz de hacer daño a esa chica de esta forma. No se lo merece en absoluto. Puede que sea una policía y que pertenezca a la familia Williams, pero nadie en este mundo se merece que jueguen con sus sentimientos de esa forma. Por ejemplo, Ner y yo sabemos lo que compartimos. Los dos somos completamente conscientes que lo nuestro sólo es sexo. No hay sentimientos, nadie quiere y mucho menos ama al otro. Nunca osaría engañar a una chica, o a Ner, diciendo que la quiero cuando no es cierto. Pero si Ryan se acuerda, deberé hacerlo con Nicole ya que lo que yo pacto, lo cumplo.

Mierda. Debería haberlo considerado antes de aceptar la ‘‘apuesta’’. Ahora ya no hay vuelta atrás, ya no hay más opciones que realizar lo acordado. <<Será gracioso, Yo. Ella sufrirá>> ¿Y a ti quién te ha dicho que yo quiero verle sufrir? ¿Quién soy yo para hacer eso? <<Tú eres yo>> Yo no soy tú. Me niego a serlo. << No puedes elegir. Así has nacido, conmigo en el interior. Tú eres Yo>>

<<Tú eres Yo. Tú eres Yo. Tú eres Yo>> Sigue susurrando al tiempo que yo golpeo acelerando los movimientos y la fuerza utilizada.

No quiero ser él, pero él tiene razón. Yo soy él.

-¡Justin!-chilla una voz alejándome de mi lucha interior.
Me giro y observo como Chaz se acerca a mí después de haber irrumpido en el gimnasio de casa.
-¿Dónde se supone que te metiste ayer, Chaz? Tuvimos que volver sin ti-le pregunto, irritado. Él sigue presente. Me deshago de los guantes de boxeo y con una toalla que llevo enrollada en  los hombros, me seco el sudor de mi frente.
-No, la pregunta correcta es: ¿Dónde cojones os metisteis vosotros dos?-me replica.
-Pues, ¡¿dónde íbamos a estar?! Ryan estuvo con la rubia de la recepción prácticamente toda la noche. Yo estuve jugando al Poker y después me encontré con Ner.
-¿Ganaste a Wayland?
-Claro que le gané. Ese tipo mucho dice y poco hace. No sabe jugar.
-¿Cuánto le sacaste?
-Más de 20.000 dólares- digo.
-Uau. No está nada mal.
-¿No está nada mal, dices? Está genial y porque me fui qué sino seguramente le hubiera sacado más.
-¡Pues haberte quedado, idiota!
-Mary me intimidaba-le explico.
-¿Te intimidaba?-reprime una risotada.
-Sí, esa tía cada vez está más loca. Intentó que me acostara con ella.
-¿Lo hiciste?
-¡Claro que no!
-Ah, no sé. Capaz eres- musita.
-Me fui con Ner…-murmuro no con la total intención de que Chaz cayera en la cuenta.
-¿Con Ner, eh?-ríe ladino. Chaz siempre ha insinuado que Ner y yo tenemos algo más.
-Chaz, no empecemos. Sólo es sexo.
-Sí, sí…sólo sexo.
-Bah, cállate- le digo.
-Justin, debemos hablar con todo el equipo sobre lo del topo- sugiere.
-No creo que sea buena idea- segura.
-¿Por qué?- Chaz no lo entiende. Si le decimos a alguien que sospechamos que hay un topo, éste se esconderá aún más. Quiero pillarle, no ahuyentarle.
-Chaz, no debe saber nada nadie. Sólo tú, Ryan y yo.
-Así no vamos a saber quién es. Tú tienes el marrón con la tipa esa, y si husmeamos Ryan y yo se notará mucho.
-Tienes razón.
Pienso en alguien del que me fíe y en el cuál pueda confiar. Alguien que siempre haya sido leal, que lleve aquí mucho tiempo. Alguien, preferiblemente, que no sea de la banda.

¡Carlos o María!

-¡Ya sé! pueden hacerlo Carlos o María- exclamo como iluminado.
-¿María? ¡Ni de coña, Justin!- niega con la cabeza Chaz.
-¿Por qué?-pregunto. Ciertamente, a mí no me parece tan mala idea.
-¿En serio, Justin? A veces eres tonto- dice serio- ¿De verdad que quieres exponer a María a ese juego? ¡Justin, por favor! ¿Tú eres tonto o qué?

-Ay Dios, Chaz. No sé, yo lo decía porque nos podemos fiar de ella y pasaría completamente desapercibida. Total, ella siempre está merodeando de aquí por allí por la casa. No destacaría, no sospecharían de ella- explico los motivos de mi inclinación por María para llevar a cabo ese encargo.
-No, Justin, no. Si el topo la pilla, no dudará en matarla y María no se sabe defender- contesta, muy preocupado.
Lo entiendo y le entiendo. Para Ryan, Chaz y para mí, María ha sido como una segunda madre casi más importante que la primera. Nos ha cuidado—y sigue cuidándonos—siempre y Chaz tiene razón, ella podría salir perjudicada en este traicionero juego.
-Entonces la única alternativa es Carlos- murmuro.
-¿Carlos?-inspecciona la idea de que sea él quien nos haga el favor de espiar.
-Sí, Chaz. Debe ser Carlos.
-No sé, Justin. ¿Crees que es buena idea?- formula, con el ceño fruncido.
-A ver, de Carlos podemos fiarnos, sin dejar de contar que es hijo de María- hago un parón instantáneo-. Además, Carlos es fuerte y siempre está dando tumbos por aquí, haciendo recados para su madre o ayudándole. Por estas razones nadie pensaría que está espiando a los miembros de la banda.

Rasca su mentón, pensativo. Reflexiona sobre lo que le he contado. Sé que sabe que tengo razón pero Chaz es precavido y nunca intuye por impulso. Es una de sus muchas virtudes.

-De acuerdo- acepta, aún no muy convencido-. Que lo haga Carlos pero hay que echarle algún vistazo. Tampoco quiero que le pase nada a él.
-Lo sé. Yo tampoco. Carlos lleva toda la vida con nosotros y María nunca nos perdonaría que le pasase algo a su hijo.
-Aparte Justin, Carlos es mi amigo.
-¡No si ya!- me río- Para ser tan callado tiene unas conversaciones demasiado interesantes y largas contigo.
-¿Celoso, Justin?
-Ui sí, mucho- contesto sarcástico.
-Ay, Justin, Justin. Ya te doy amor, hombre- bromea mientras se acerca para darme un abrazo en plan meloso. Chaz y sus tonterías, siempre en un pack.
-¡Quita, Chaz!- le grito, saliendo corriendo.
-Ven, hombre, no seas vergonzoso ahora-consigue decir entre risa y risa. Se descojona.

Corro hasta el vestuario situado al lado del gimnasio. Entro, me saco los pantalones de una vez, rápido, y me meto en la ducha que hay al final de todo.
Giro el grifo al agua fría. Un chorro de refrescante agua helada moja cada célula de mi piel produciéndome un bienestar que sólo puede existir en el paraíso.

Intento despejarme para después ir a la habitación de Ryan a despertarle. Debemos comentarle lo del plan y quiero certificar que está en buen estado. Ayer, cuando le arrastré hasta su cuarto, estaba hecho mierda. Siempre acaba fatal. No se tenía en pie y tuve que moverle yo todo el rato ya que no había localizado a Chaz para que me ayudara a llevarle. Lo dejé en su cama, boca abajo, y con la ventana abierta.
Quiero saber si todavía sigue vivo o le ha dado un chungo, qué tampoco me extrañaría.


***


-¿Ryan, estás despierto?- no hay respuesta. Vuelvo a probar- Ryan, tío. ¿Estás despierto, capullo?
-¡Justin, cabronazo, lárgate!
-Ryan, voy a entrar- anuncio. Sé que se va a cagar en todo lo que se menea ya que ahora mismo debe tener una resaca monumental, pero decido irrumpir en su reino personal.
-¡Cómo no te vayas, te reviento la boca!-me chilla, cabreado y con toda la almohada obstruyéndole la visión. Su voz se oye distorsionada.
-Oh, que agresivo, ¿no?-bromeo. Me parto de risa por dentro pero reprimo cualquier sonrisilla por fuera.
-Sí, tú hazte el graciosillo que al final vas a recibir, idiota-me amenaza.
-¿Tú, pegarme a mí? Venga, Ryan- le sigo el juego-. Tú no me puedes.

Contesta algo inteligible bajo la almohada y yo no le presto atención. De mientras, me acerco a la ventana que hay al lado izquierdo de la habitación, y subo la persiana de un golpe seco.

-Oh, Dios. ¡Justin, bájala! -luego, entre dientes añade- Capullo cabronazo…- como no le hago caso, vuelve a repetir-¡Que la bajes, digo!

El Sol mañanero entra de par en par por el cristal transparente, parece que nos está invitando a salir. La verdad, debemos ir a un par de sitios hoy: al banco a cobrar lo qué gané ayer a Wayland y a hablar con Morales sobre lo del miércoles. Es de suma importancia hablar con éste último ya que debo concretar los detalles de nuestro encuentro con Gozález.

-Ryan, levántate. Tenemos cosas que hacer.
-Que te jodan, McCann.
Odio cuando me llaman por mi apellido. ¿Tan complicado es llamarme Justin? Ryan lo sabe y lo está utilizando en mi contra.
-Justin- le recuerdo.
-McCann.
-Ryan, Justin. Qué me llames Justin.
-McCann, baja la puta persiana- Ryan…te la estás ganando. Ahora tengo ganas de matarte.
-Si no te emborracharas tanto ahora no estarías así. Es tu culpa, no la mía- puntualizo.
-Vale, no me emborracharé más pero baja la puta persiana de una puta vez.
-¿Cuál es la palabra mágica?- le intento picar.
Ryan en vez de decir algo o insultarme, opta por lanzarme su almohada pero yo la logro esquivar.
-No me has dado, cabrón.
-McCann, dónde voy a darte va a ser en las pelotas.
-Antes debes levantarte.
-Ja, Ja, Ja- imita una risa sarcástica-. Muy gracioso. Me parto, McCann.
-Te estás ganando una buena ostia, yo te aviso.
-Quien avisa no es traidor- suelta esa párida que de seguro que ni él sabe a lo que viene.
-Bah, dejémoslo- comento, cansado de toda esta tontería- Quiero que te des una ducha, que te vistas y que vayas a la sala de reuniones. ¿De acuerdo?
-¿Para qué coño necesitas que vaya a esa sala? Justin, mírame. Estoy hecho asco-se queja como si fuera un niño de tres años. A veces Ryan es exasperante.
-Necesito que lo hagas y punto. ¡No es mi culpa que no sepas controlarte!
Ryan frunce el ceño pero es consciente, de sobras, que tengo razón así que no rechista nada y empieza a incorporarse, muy despacio.
-No olvides nuestro trato, McCann- menciona, como si fuera iluminado por alguien exterior, sin venir a cuento.
Decido largarme de la habitación, que tiene un regustillo a sudor y alcohol, y huyo a la cocina para tomar algo rápido y esperarles.


***


Su pelo escondía lo que eran dos pequeños pezones bajo la camiseta. Ella se sentía intimidada, vergonzosa, y agachó la cabeza mirándose los pies. Venga chica, eres preciosa. No te avergüences. Tuve ganas de decírselo pero no tuve valor. << ¿Qué coño haces, Yo? Ella se merece sentirse despreciable, sucia, asquerosa. Porque eso es lo que es >> Mi diablo cogió mis palabras y las agarró con un triple nudo al fondo de mi garganta. Ya no era posible para mí el consolarla. Él me posee; de todas las maneras y formas posibles. Él guía lo que digo, lo que hago, cómo soy.
Mis pensamientos se tornan oscuros, deshechos de memorias, mezclas entre experiencias vividas con Ner a cortos momentos con Nicole. La imagino en la misma posición en la que se encontró ayer Ner en la Sala 8.
Le muerdo el lóbulo de la oreja, saboreando el sabor de su cálida piel, recorro cada ápice de su espalda, virgen de toda ropa, le imprimo una hilera de besos cortos, mordiscos… mientras que ella gime.

-Justin, ya estoy aquí. ¿Y Chaz?- me pregunta la que parece ser la voz de Ryan. Se le oye cansado, y con una resaca monumental.
-Chaz ha ido a buscar a Carlos.
Respondo al tiempo que me recompongo del pequeño sueño, pensamiento negro, que he tenido en menos de cinco minutos. ¿Qué coño ha significado eso? Mejor lo olvido. Creo que será lo mejor, últimamente no voy muy cuerdo.
-¿A Carlos? ¿Para qué?-me pregunta, sin entender nada. Ahora recuerdo que Ryan no tiene ni idea de nada.
-A ver, te hago un resumen rápido- cojo aire-. Debemos investigar quién es el topo y la única manera es que alguien merodee por la casa con cuidado y sin ser visto…
-¿Y ese queréis que sea Carlos?- me interrumpe, lascivo.
Asiento enérgico.
-No, de ninguna manera.
-¿Por qué?-pregunto. No lo entiendo. ¿Qué malo tiene, Carlos?
-¿Acaso habéis considerado la posibilidad de que sea él el topo?
-¡Claro que no! No digas estupideces, Ryan. Que Carlos no te caiga bien no es motivo de que lo culpes de esto, sabes que no tienes razón- le reprocho.
-Yo no he dicho que Carlos no me caiga bien.
-Ryan, admite de una vez por todas que desde que Carlos tiene algo con Anna, no lo soportas.
-¿Anna? ¿Y qué coño pinta aquí Anna?- sus ojos denotan una rabia incalculable, y parece sacar humo por las orejas. ¡Ya estamos! He tocado un tema delicado…
Me rindo porque sé que es una tontería atacar en este campo. Ryan nunca reconocerá que siente algo por Anna, y que odia a Carlos desde que parecen estar enrollados. Supongo que eso puede con él.
-Nada, Ryan. Déjalo.

En ese momento, Chaz entra de un portazo en la habitación y le prosigue Carlos. Mira temeroso, supongo sopesando qué le vamos a plantear. Ryan le fulmina con la mirada aunque él no se da cuenta de ello. Si las miradas matasen, Carlos llevaría muerto ya hace mucho tiempo.

-Ya está aquí, Justin- anuncia Chaz.
-A ver, ¿qué se supone que me vais a plantear? ¿Un trato?- el inteligente Carlos abre la boca y da en el clavo.
-A mí me parece una gilipollez pero a estos dos les agrada- comenta Ryan. Carlos le mira, cuestionando si está utilizando un tono irónico o solamente le detesta.
-Queremos que hagas de topo para nosotros. Obviamente, te pagaremos- le explico.
-¿De topo? ¿Por qué, ocurre algo?
Asiento y procedo a explicar- Alguien sopló lo del almacén y queremos saber quién es para hacerle confesar y matarle. Si nosotros rondamos por ahí mirando e investigando, el topo se dará cuenta. Nadie sospechará de ti.
-De acuerdo. Con una condición- nos mira muy fijamente a los ojos.
-¿Cuál?-preguntamos Chaz y yo. Ryan hace una mueca de desaprobación.
-Si descubro quien es el topo, mi madre y yo podremos largarnos de aquí para siempre. Sin deudas, sin trampas, y sin que tu padre nos busque.


***


Nada cubre su cuerpo. Sus curvas, sus piernas, su barriga están al descubierto. Es hermosa, desde su cabeza hasta la punta de sus pies. Ciertamente es bella y un pedazo apetecible.
<<Puede ser toda tuya. Toda nuestra>>
Pienso en esa opción. He hecho una apuesta y la voy a cumplir. Un trato es un trato y Justin McCann nunca quiebra un trato.

Le acaricio el tobillo, subo por la pierna inferior, rozo su rodilla que se amolda a mi mano, y llego a su muslo todavía herido. Observo la herida, roja y ardiente. Todavía necesita cuidados, puede andar por supuesto, pero todavía necesita atención médica.

Decido ir en busca de un botiquín al cuarto de baño que hay en la planta inferior. Me voy de la habitación dejando su piel olvidada.

Ya con el botiquín en mano me dirijo a su cuarto por segunda vez consecutiva. Antes de picar la puerta con suavidad, me percato de una cosa. Un sonido tenue que proviene del interior agudiza mi oído. Ella, está cantando. ¿Qué hace cantando? Esa canción la conozco. Oigo como su lengua se recrea en cada una de sus palabras poniendo la correcta entonación, la correcta dejadez en su voz haciendo que la canción sea algo bello de recordar. Mi lengua también quiere unirse a esos sonidos porque, más que nada, conoce la canción a la perfección pero no oso hacerlo.

Abro el pestillo, cerrado con llave y abro la puerta.

- Love you cause' you are every single star in the constellation, that's  lightening my heart…- al percatarse de que acabo de entrar, se calla.
-¿Special gift from Jah, wherever you are. Girl you got more presence that a hundred Santa Clauses?- pregunto, riéndome intentando parecer amistoso.
Ella me mira desconcertada como si no le encajase nada de todo esto y cierto es, que ni siquiera yo sé muy bien lo que estoy haciendo; si me estoy equivocando o no.
-Sí, así continua la canción. ¿Cómo es que la conoces?
Me río.
-No eres la única qué sabe de música aquí- le insto.
Ella se encoje de hombros.
-No pensé que te podía gustar este estilo- contesta, indiferente.
-Lo hace aunque no es mi predilecta.
-Entiendo, ¿eres más de Hip Hop o Rap?
Niego- No, en realidad me gusta un poco de todo.
Se integra un silencio incomodo entre nosotros. Sé que está intentando mantener la calma aunque quiera matarme aquí mismo. Yo debo hacer lo mismo. Por la apuesta, por la banda.
<<Sigue así, Yo. Utiliza tus encantos…>>
Le ordeno que se siente en el filo de la cama y extienda su pierna. Limpio su herida y la desinfecto. Quiero abordarle con un trato para empezar mi plan pero no sé cómo entrarle.
-¿Qué pasa?- cuestiona, impaciente por conocer la naturaleza de mi visita.
-Tengo una propuesta para ti.  Pido que me escuches- le miro severo y ella se tensa en respuesta. Está asustada.
-¿Qué trato?
-Uno que creo que te gustará.
-¿De qué trata?- me interrumpe.
-Eres mi rehén, pero no puedes estar aquí todo el día metida- comento- No es sano- busco una excusa rápida. Quiero que confíe en mí poco a poco pero que no parezca muy brusco sino ella se dará cuenta de que todo esto es una trampa, que le estoy engañando.
-¿Sano?- insta perpleja. La ignoro.
-¿Quieres poder salir por el jardín? Ya sabes, dar una vuelta…
-¿A cambio de qué?- no cree que sea tan fácil. Chica lista.
-Simplemente, a cambio de que durante estos días no montes muchos jaleos- aclaro. Como veo que no dice nada, sigo- Mira, ya sé que no estás cómoda y que esto es una putada. Te puedo entender, pero ahora estás secuestrada. Así de simple, y por ello te tienes que comportar. No te voy a matar, ni a forzarte a hacer nada, ni a pegarte, ni a torturarte. No creo que vaya a ser necesario, o eso espero. Así que, hasta que llegue mi padre y decida qué debo hacer contigo, ¿te importaría ser normal y comportarte?
-¿Normal? ¿Comportarme? Estoy secuestrada, por lo tanto nada es normal-concluye.
-Nicole, yo te permitiré una cierta libertad sólo con la condición de que no intentes escaparte. -¿Sin nada más? ¿Sin interrogatorios, amenazas de muerte, ni nada por el estilo?
-Sin nada más- aseguro decidido.
-Trato hecho- acepta- ¿Ahora podré salir?

Asiento.

-¿Quieres otra chaqueta o sudadera?- no evito mirar el contorno de sus pechos. No lleva sujetador desde ayer y se le marcan los pezones.
Ella se sonroja y mira directamente al suelo. Siempre hace lo mismo.
¿Por qué lo haces?, pienso.
-Ehm…-ella duda, sin saber qué contestar- Sí, será mejor.

Voy a mi habitación a por una sudadera. La única que creo que le puede ir mejor es una chaqueta morada con la cremallera blanca.

Al volver a su lado, se la tiendo y ella la acepta, sin vacilar.

-Gracias- musita.
-Te irá un poco grande pero es lo único que se puede acercar a tu talla- explico.
-No pasa nada. Me gusta la ropa ancha.
Me relajo por su afirmación y se me asoma una sonrisa estúpida por la cara.

<< ¿Qué mierda de sonrisa es esa, Yo? >>


La conduzco hasta el jardín y damos una pequeña vuelta entre los árboles, las flores y los arbustos. Esquivo encontrarme con cualquiera de los de la casa, sobre todo con mis hermanos pequeños— Jazzy y Jaxon—. Ella está callada, quiero intentar establecer una conversación.

-¿Te duele la pierna todavía?
-No, ya está mucho mejor. Gracias, Justin.
‘’Justin’’. Me gusta cómo suena pronunciado por sus carnosos labios.
Le sonrío.
-¿A qué viene tanta sonrisa? ¿Te estás riendo de mí?
-No, claro que no. Ha sido lo que has dicho.
-¿El qué?- no comprende.
-Me has llamado por mi nombre.
-Sí, ¿y qué?
-Me ha gustado- reconozco en voz alta.
-Ah, oye… ¿Por qué no te gusta que te llamen ‘’McCann’’?
No quiero decírselo pero siento que si lo hago, si me abro un ápice a ella, ella se relajará y hará todo esto más fácil, más fluido.

-Porque eso me recuerda de quien soy hijo.

Pienso que va a seguir interrogándome pero ella se sume en un silencio y no me exige ninguna explicación. Respeta mi silencio.

-¿Entramos ya?
-Vale- acepta y volvemos a adentrarnos en la casa.


***


La pocilga que Morales tiene como tienda de anticuario lo que podría ser considerado vertedero municipal. Fuera del local, la basura se amontona a su alrededor y obstruye lo que parece una entrada lateral. Obviamente, la supuesta tienda sólo es una mera tapadera a lo que realmente se cuece en el interior de este pequeño edificio de dos plantas. Abajo se atienden las comandas, arriba se realiza la producción de droga casera y la plantación en cámaras climatizadas de completos bosques de marihuana.
Una prueba de ello es el cuarteto que acaba de salir por la puerta— dos hombres de raza negra, una latina y otro de etnia polaca por la fisonomía de su cara—. El polaco sujeta en sus manos una bolsa de plástico llena de una substancia en polvo de color blanco. Intuyo que es cocaína, aunque también podría ser anfetaminas para disolver en alguna bebida. No estoy muy seguro ya que ambas son de un color parecido. Nos miran cómplices de lo que creen que vamos a hacer en este local; prometen con la mirada que no dirán nada a cambio de que nosotros tampoco lo hagamos. No lo dicen, pero esa mirada lo indica.

Nicole, que permanece a mi lado, produce un escalofrío y siento la misma necesidad que cuándo su vida corría peligro en el almacén abandonado donde nos conocimos. Siento la necesidad de protegerla. Por esta razón como si mis músculos fueran autosuficientes, agarran el brazo de Nicole y la acerco todavía más a mí. Le aprieto la muñeca y siento como gime. Le estoy haciendo daño. Aflojo y ella suspira.

Ese gemido… << Nuestra >>

-No te apartes de mí, ¿entendido?
-No tenía la menor intención de hacerlo- y me sonríe consoladoramente.

Ryan enarca una ceja por nuestra proximidad, y se revuelve inquieto. Soy consciente de que a pesar de que el trato lo sugirió él se sentirá incomodo los primeros días dado sus granas de retorcerle el pescuezo a Nicole. Chaz, al contrario y a pesar de no estar informado del juego que nos traemos entre manos nosotros dos, se mantiene al margen.

Dentro, el panorama no es mucho diferente que en el exterior. Basura, polvo, suciedad y humedad reinan entre el silencio y las baratijas colgadas y expuestas hacia el público; un público nada interesado en adquirir ninguno de estos artilugios.

-¡McCann! ¿Qué hace usted aquí?- nos recibe Morales desde detrás del mostrador, rodeado por el humo de su ya inexistente cigarro- ¿Vienes acompañado por…?- Morales fija su atención en la morena que sostengo, y se humedece los labios-… ¿quién es ella?
-Una amiga, Morales.
Su mirada le recorre de arriba abajo e inmediatamente sé que narices está pensando. Tengo ganas de potar. Es repulsivo pensar en lo que le haría Morales a esta chica. Debo protegerle de asquerosos e hijos de puta como éste.

Este mundo no es para ella. Es demasiado débil.

Nicole, en cambio, le mira desafiante sin incomodarse en absoluto por los intentos de desnudarle ahí mismo con la mirada de Morales.

-Morales, veníamos para saber si González ha informado de algo relacionado con el envío del miércoles.
-Bueno, McCann quizás el jefe ha tenido algún problemilla de nada…-deja caer en el aire.
-¿Problemilla? ¿Qué tipo de problemilla?-se impone Ryan, abrasándole en silencio.
-Los policías os oyeron el viernes y vigilarán el puerto mucho más. Tenemos problemas con los remolcadores. No están dispuestos a hacerlo…
-¡Me importa una mierda lo que quieran los remolcadores! González y yo hicimos un trato- grito dejando caer todo mi peso sobre el tablón que hace la función de mostrador. Se oye como la madera cede con mi peso.
-Ya, pero ¿qué quieres que haga yo? Yo sólo soy un intermediario- se queja él, sudando por la frente.
-De acuerdo, Morales. Ya que sólo eres un intermediario, dale a González este mensaje: como el miércoles no esté lo acordado en el sitio acordado me ocuparé personalmente de hacerle una visita.
-Vale, McCann. Le informaré de ello- dice mientras traga saliva.

Dicho esto, abandonamos el lugar por donde hemos venido con un Ryan no muy convencido y con una Nicole un poco asustada.



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HOLIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIS. Bueno, aquí tenéis el capítulo 11 de ALAYLM, y de verdad, espero que os guste. Poco a poco se va poniendo más interesante y la tensión aumentará. QUE GANITAS*-*

Informaros que esta novela a parte del rollo romántico entre Justin y Nicole, que lo habrá por supuesto, también es policíaca y por lo tanto hay una trama que hay que seguir donde puede suceder cualquier cosa e.e

Porfis, las que tengáis Twitter dadle RT a este TWEET y las que tengáis Tumblr darle REBLOG a esto para así que esta novela se vaya haciendo más conocida y haya más lectores. Muchas gracias por leer.

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2 comentarios:

  1. Oasikldjwqofijoeiwjwodiqkodrikdpdieeiidudiwoirjqlsoepqeorujffklelfdk *-*
    Supongo que ya sabrás que me ha encantado, como siempre. No tengo nada que decirte respecto a lo que has escrito porque simplemente no tengo palabras asdfghjkl.
    Bueno, en realidad quiero preguntarte cosas como: ¿quién es el topo? ¿ganará McCann la apuesta? ¿morirá el padre de nicole? ¿morirá ner? (esperemos que si) ¿morirá mary? ¿morirá alguien, alguna zorra tal vez? Kajsjakshdkaaodh pero sé que estas preguntas no me las responderás e.e
    En fin, creo que eso es todo, este comentario es cortito pero es que no estoy inspirada u.u, mi cerebro está tan seco de ideas como la lengua de Katniss en los juegos.
    Pues eso, hablámos mañana Marina, nanit <3 ilyilyilyilyily
    Atte: tu hermana gemela separada al nacer y del sur.

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    1. Más de 2000 visitas y soy la única persona que comenta, asdfghjklñ, menudas lectoras estáis hechas u.u, ¿Qué ha venido Freddy Krueger y os ha cortado los dedos o es que de verdad las visitas suben solas? Porque entre Marina y yo no llegamos a las 2000 visitas.

      ¡COMENTAD! ¡que el teclado no muerde!

      PD: Felicidades por las 2000 visitas, cielo :3

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