viernes, 19 de abril de 2013

Capítulo 16: '' Te conozco más de lo que crees''




-Justin, ¿cómo hace el león? -Grrrrr.


Narra Nicole.


Me encuentro ahí, mirándole directamente a sus hermosos ojos caramelo con el rubor existente en mis mejillas y el corazón en el pecho bombardeando a eufóricos latidos. Es tan guapo, y en momentos como este, cálido.
Está muy concentrado en extenderme bien la pomada, y siento cada caricia sobre mi piel irritada que produce una sacudida temblorosa en mi cuerpo. La combinación de su mirada y sus manos, han conseguido enmudecerme. Todo es silencio; sólo estamos él y yo.
Me permito saborear el momento, sabiendo que hay bien pocos de ellos y pronto lo echaré de menos.
«Saborea, saborea…Él podría ser tuyo» «No, no te distraigas. Él no es bueno»
Pero en este momento me da igual mis dos mundos, me da igual todo. Sólo él y yo, y estas manos que me siguen acariciando el rostro y el frío que la pomada desprende, y sus hondos ojos, y mi pulso, y mis respiraciones, y su tacto…
Recuerdo como el hijo de puta de su padre le ha abofeteado y pateado el estómago. Las entrañas se me revuelven anudándose con fuerza. ¿Cómo su padre ha sido capaz de pegarle? ¿Y cómo puede ser posible que él no se haya devuelto?
-Ya está- suspira, sigue mirándome a los ojos-. Así ya está bien. Mañana ya no te dolerá ni escocerá más.
-Gracias- agradezco. Él esboza una pequeña sonrisa sincera. Parece tocado, flojo.
-Mejor me voy yendo ya...-calla unos instantes-Necesitas dormir- me aconseja.
«¡No!» chilla ella, impulsando las palabras desde el fondo de mi garganta.
-¡No te vayas, por favor!- suelto, sin pensar bien esta aclaración.
Hace ademán de marcharse, pero yo le agarro del brazo y lo atraigo de vuelta.
Él frunce el ceño sin entender que está pasando.
-Quédate a dormir aquí.
-Bueno, de hecho, es mi habitación- comenta, confuso-. Pero dejando eso… ¿Qué ocurre? ¿Por qué quieres que duerma contigo?
Ahora me doy cuenta de lo que acabo de hacer. ¿Qué has hecho, Nicole Williams? ¡¿Qué cojones has hecho?! ¿Estás loca, o qué?
«Ahora ya no hay vuelta atrás…», ríe diabólica la puñetera voz incordiante.
‘’Busca una excusa, Nicki…’’
Tímida, respondo- Le tengo miedo a tu padre- aclaro. Es cierto, tengo cierto miedo a que entre por la noche y me mate, pero hay algo dentro de mí que me dice que esta no es la verdadera razón; omito pensamiento.
Lanza un bufido y acepta- Vale, espérate un momento. Necesito cambiarme.
Coge una muda limpia y se mete en el cuarto de baño. Al cabo de varios minutos, vuelve vestido con unos pantalones de chándal ancho de color rojo, y una camiseta de tirantes negra.
Yo no me puedo cambiar ya que no tengo ropa, así que me quedo con lo mismo.
-Métete en la cama ya- ordena, rudo.
-¿En la tuya?
Él asiente y añade- Ya duermo yo en el sofá.
Le obedezco. Justin se tumba en el sofá de cuero que hay a un lado de la habitación. Se posiciona con los dos brazos sosteniendo su cabeza. Sus músculos se tensan, proporcionándome una clara visión de sus fibrados brazos, y cierra los ojos.
Sin decir mucho más, me tumbo boca abajo, después de lado. Boca arriba, con la pierna estirada, el brazo debajo de la almohada, y…nada.
No hay manera.
Todo está en silencio, Justin parece respirar tranquilo y pasivo, estar placenteramente dormido y yo, sigo aquí, sin poder echar una cabezadita como Dios manda.
Comienzo a sudar por el calor de esta habitación, pero intentando controlar mi respiración, caigo rendida en un pesado sueño.
‘’Justin, Justin, Justin, Justin, Justin, Justin, Justin...’’
Una imagen desoladora no para de repetirse, una y otra vez, en mis sueños.
-Déjala-amenaza. Sus ojos se tiñen de negro, tiene el puño lacerado en ira, y posee el semblante de que va a explotar. Siento miedo; miedo de que todo esto vaya a acabar mal. ¡Maldita sea! No quiero que le hagan daño. No, joder.
«Estamos de acuerdo en ello», me respalda esa Diosa escondida. Hasta en los peores momentos, ella está presente…
-¿Cómo qué déjala?- formula Jeremy, el padre de Justin, con los ojos teñidos en cólera. A la vez, incrédulo por las palabras que los carnosos labios de su hijo acaban de pronunciar.
-No la vuelvas a tocar- un estallido de su voz irrumpe en la sala. Me quedo atónita. Parece que eso le desgarra por dentro…pero, ¿por qué le importa que me toque? ¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué me intenta…, proteger?
-¿Así que quieres protegerla, eh, Justin?- pregunta por segunda vez consecutiva, ignorando el chillido de alerta de él- Ya sabes lo que significa esto.
«¡No! Por favor. Hay que hacer algo. ¡Rápido!», mi subconsciente enarca una ceja al ver a la pequeña vocecilla intentando salvar al malo de la película.
Y yo…yo no paro de preguntarme si es tan malo realmente.
No, ¿por qué? ¿Qué le hará? ¿Qué trama? En este justo momento lo único que deseo es retroceder en el tiempo; volver al almacén, parar toda esa locura, salvar a Justin de la ira de su padre… ¿Por qué Justin me importa? ¿Por qué siento esto? ¿No puedo disfrutar de todo esto, simplemente?
Experimento aprensión.
No puedo imaginar el castigo que le hará pasar Jeremy por esta osadía. ¡Mierda!
Justin baja el cabeza, alicaído, sin saber qué hacer. Está recapacitando. ¿Qué estará pensando? «¿Estará pensando en salvarnos?» Supongo que está debatiéndose en su interior una lucha: seguir por el camino por el cuál va, revelándose contra su padre o rendirse y dejar que este monstruo nos haga lo que quiera.
«Déjale seguir. ¡Que le haga daño! Él no merece la pena»
Su generosidad, que todavía no entiendo de dónde ha salido; mi beneficio. «Ayúdale, cobarde» Ella contraria a todo pensamiento malvado, me implora que los separe y le diga a Jeremy que me ofrezco voluntaria para que me haga daño, que me responsabilizo de los actos de su hijo.
En cambio, mis piernas, indisciplinadas, no se mueven un ápice por mucho que mi cerebro ya esté ordenando su movimiento.
-Quiero que no le toques- replican sus labios, a… ¿regañadientes?
Temo lo peor y lo peor llega.
Jeremy le abofetea sonoramente, tan fuerte y tan cruel que le tumba en el suelo dejándolo dolorido. El golpe me traumatiza a mí como si mi piel fuera dueña de la colisión. Un grito ahogado se escurre por mi garganta; la cual si emite sonido.
Precipita una patada contra su estómago indefenso haciendo que se retuerza en el piso de dolor. Está sólo en todo esto.
Siento la necesidad de ayudarle, pero no puedo.
«Ayúdale, por favor… ¡Por favor!»

Y este sueño se repite una y otra vez.
Me cuesta respirar y siento que me ahogo. Abro los ojos de golpe, incorporándome forzosamente. Mi estómago emite unas punzadas agudas. Escalofríos recorren mi cuerpo y un sudor cala hondo en mi frente.
Miro para el sofá donde había dejado a Justin durmiendo horas antes, pero ya no está.
«¿Dónde está? Oh Dios mío…» grita ella, más alterada incluso que yo. El problema es que ella soy yo al mismo tiempo.
Experimento la necesidad de verle, de poder ver que está bien; sano y salvo.
-¡Mierda!- oigo un suspiro cerca. Tumbo la mirada hacia atrás y veo que el ventanal de la habitación está ligeramente abierto. Intuyo que él estará fuera.
«Menos mal…»
Me levanto con cuidado de no hacer ruido y me dirijo hacia donde he escuchado el taco.
Corro la cristalera y ahí está él. Lleva el pelo despeinado, la frente sudorosa, los ojos entrecerrados y está muy concentrado en el horizonte. No lleva camiseta, así que se pueden observar sus musculados brazos y mi corazón se acelera. Es tan tremendamente atractivo…
-¿Qué haces, Justin?- pregunto, con curiosidad.
-Fumar- contesta elevando el cigarrillo que sujeta entre sus dedos.
-Fumar mata- no puedo remediar decir.
Justin me mira y suelta una carcajada.
-¿Qué te hace tanta gracia? Va en serio- me enfado.
Calla de golpe y responde- Me parece raro.
-¿Raro?-cuestiono.
-Sí- asiente. Se pasa los dedos hacia atrás por su pelo- Es raro que le digas esto a una persona como yo.
-¿A un mafioso?- digo en voz alta. Dice que sí con la cabeza, tenso- Aunque lo seas…eso no te quita que puedas morir por fumar.
-Puedo morir por muchas otras cosas, ¿no crees?- vacila.
-No las hagas- reto.
-No tengo elección- contesta, tajante.
-Todo el mundo tiene elección, Justin…-dejo ir, casi más para mí misma que para él.
Nos quedamos calladas mientras que el silencio se posa entre nuestros cuerpos. Yo estoy mirando el negro cielo punteado que se cierne sobre nuestras cabezas y él, da calada tras calada a su cigarrillo dejando alejarse el humo por sus fosas nasales.
-¿Y tú porque estás despierta? Te dejé durmiendo.
-No podía- me encojo de hombros.
-¿No podías? ¿Qué pasa?- se interesa, preocupado.
Sigue aspirando ese dichoso humo haciendo que su voz se vuelva áspera y rugosa.
-Nada, en verdad. Supongo que esta calor- miento.
-No me mientas.
-¿Qué?
‘’¿Cómo sabe que no estoy siendo sincera?’’
-Sé que estás mintiendo.
-¿Y tú cómo sabes eso? No me conoces tanto.
-Eso no es verdad. Te conozco más de lo que crees.
-¿Ah, sí? ¿Por qué estoy mintiendo?
-¿Te enumero las razones?- se hace el listillo- Primera razón: lo has dicho más bajito de lo normal. Tienes la voz fuerte y cuando mientes no puedes evitar cohibirte. Segundo: has agachado la mirada, pensativa, esperando que colase lo que estabas diciendo. Tercero: No estás sudando casi nada, así que mucho calor no puedes estar pasando. Cuarto: has apretado los puños al decirlo, como masajeándote los pulgares. Sé que has mentido.
Me quedo asombrada. Todo eso realmente lo hago y él se ha dado perfectamente cuenta de ello.
-¿Cómo has llegado a saber todo eso?
-Esta forma de vida te enseña muchas cosas, Nicole.
-Yo también necesito saber quién está o no está mintiendo, y no llegaría a saber todo eso- replico.
-¿Cuánto llevas en la academia?- desliza su lengua por su labio inferior, humedeciéndolo, y vuelve a aspirar una calada de humo.
-Las prácticas de este verano y el propio instinto que me viene de familia.
-Yo llevo aquí desde que tenía catorce años.
-¿Desde los catorce?
Asiente.
-Así que dime, ¿qué es lo que pasa de verdad?- insiste, sin darse por vencido.
¡Maldita sea! No puedo decirle que necesitaba ver si estaba bien, y que temía que Jeremy le hubiera hecho algo malo.
-Le tengo miedo a tu padre- me excuso. Siendo económica con la verdad.
Respira, expira el aire formando una nube, apretuja el pitillo contra la balaustrada de piedra y lo apaga. Lanza lo que sobra hacia el jardín.
-No tienes por qué tenerle miedo.
-Se lo tengo, no puedo evitarlo.
Se toma un tiempo antes de contestar.
-Nicole, no voy a permitir que te haga nada- sus ojos se clavan en los míos, con una mezcla de miedo, aprensión y… ¿Qué esconden más? No llego a descifrarlo.
Lo que sí descifro sin problemas es la reacción de mi cuerpo a estas palabras. Mi piel se vuelve más sensible por momentos erizándose a cada centímetro, los sonidos de alrededor incrementan, las pulsaciones se aceleran, la mente se torna en blanco y algo cosquilleante brota de lo más hondo de mis entrañas.
«No va a permitir que nos haga daño. Estamos seguras», dice totalmente convencida mi Diosa personal, esa molesta voz que cada vez más va cogiendo protagonismo.

***
-Eh, Nicole. Despierta…-oigo como me llama esa voz aterciopelada y ahora ronca por el despertar. Pero yo no puedo levantarme aún; tengo tanto sueño que mis músculos no se mueven. Abrazo todavía más la fuerte almohada, y él suelta una risilla al ver mi reacción.
«Que tierno…» ‘’ ¿Ya tocando las narices de buena mañana?’’
-Sé que me estás oyendo- me avisa, cariñoso. ¿Cariñoso?
Toca mi mejilla derecha que es la que queda descubierta con ternura y coloca un mechón de pelo que cae alocado por mi cara detrás de la oreja.
Noto mis mejillas arder y me alarmo.
¡Debo despertarme! Él no puede notar que su contacto tiñe mi piel de rubor.
-Vale, vale- asiento, incorporándome- Ya me levanto.
Justin suelta una risotada.
-¿De qué te ríes?
-No sé. Es que te has levantado tan brusca…
-Ya. ¿Llevas mucho rato llamándome?
-Sí, media hora- y endurece su mirada.
-Mierda. ¿En serio? Lo siento- me disculpo, pensando que se va a enfadar.
-Nada, mentira. Sólo te he llamado esta vez- empieza a reír y yo me quedo mirándole con cara de imbécil.
-Ah, muy bonito. ¿Para qué me llamabas, Justin?- cruzo los brazos y espero, zapateando contra el suelo de parquet.
-Quiero que conozcas a alguien.
-¿A quién?
-A una de las pocas chicas aquí. Llegó ayer con Jeremy.
-Ah, bien.
-Venga, baja. En la cocina está Maria con el desayuno así que come algo.
Asiento y me dirijo hacia la cocina donde me encuentro a María atareada con sus cosas.
-Buenos días, María.
-¡Ay! Buenos días, niña. ¿Cómo estás?
-Bien aunque tengo todavía sueño.
-¿Y ya te ha levantado el tonto ese?
Asiento, riéndome.
-Si es que de verdad este niño me trae loca. ¡Me trae loca!- alza las manos en señal de desaprobación y esperando un milagro divino.
-¿Qué puedo desayunar?
-Lo que quieras, niña. Lo que quieras.
Acepto un café con leche, unas tostadas y mermelada de fresa.
Minutos después de que yo empiece con mi festín, María desaparece por la puerta alegando tener cosas que hacer y yo me quedo completamente sola.
-¡Café! ¡Café!- oigo como chilla desesperadamente una voz femenina que no he oído hasta ahora.
Abriendo la puerta de par en par, entra a la cocina una chica de un metro cincuenta y seis, pelo rizado y marrón muy oscuro, de complexión delgada y muy sobada.
-Necesito café, ¡joder! ¿Dónde está cuando lo necesito?
-En el segundo armario.
La chica se vuelve rápido aparentemente sorprendida de encontrar a alguien.
-Ups. Pensarás que estoy como una cabra, ¿no?
-No, la verdad es que no- reconozco. He visto cosas más raras.
-Bueno, pues… ¿Tú quién eres?- me pregunta, perpleja.
-Yo soy Nicole Williams- me identifico.
-Ai, tú eres…la hija del…
-Detective Williams- termino la frase por ella.
-Ah, que guay- sonríe- ¿Dónde decías que estaba el café?
-Segundo armario.
-Gracias- y hace un sonido muy extraño con la boca como haciendo prrr.
Se prepara su café en silencio, concentrada en lo que está haciendo. Se sienta a mi lado, toma un primer sorbo y masculla- Madre mía. Qué diferencia…
Vuelve a dar otro largo sorbo.
-Así muchísimo mejor.
Yo me limito a quedarme callada, observándole y acabando de desayunar.
Cuando ella termina su café, da el sorbo definitivo y me mira.
-Es que sin café no soy persona.
Estallo en carcajadas, y ella me sigue. Es todo tan…¿extraño?
Cuando nos recomponemos, ella saluda ahora normal- Me llamo Anna. Encantada de conocerte, Nicole.
-Nicki. Llámame Nicki.
Y no entiendo porque he dicho esto último ya que sólo dejo que me llamen Nicki mis más conocidos. Nada tiene sentido pero es que ella me da confianza; quizás por su locura, quizás por su entrada, no lo sé, pero esta chica me cae bien sin conocerla tan siquiera.


****************************************************************
JELOOOOOOOOOOOOOOOOOOUSES._./ Bueno, lo primero, muchos lo sientos en serio. Sé que llevo dos semanas sin colgar, que soy un desastre, y la verdad, no sé que ha pasado._. Cuando no tenía una cosa, tenía otra, y cuando me daba cuenta se me iban las horas para poder escribir. Que mal, MU MAL. Bueno, porfis, aquí os lo dejo, creo que es asdfghjkl lo de Justin y Nicole y espero que os guste, como siempre prrrrrrr's bonitos.


Porfis, sé que es un palo, pero si comentáis lo que opináis, me ayudaréis muchísimo y así os conoceré un pelín, jolines. Va, si queréis preguntarme algo, yo os respongo encantada e.e QUESTIONSQUESTIONS EVERYWHERE, C'MON.

lOVE YA.

Si tenéis Twitter darle RT y si tenéis Tumblr darle REBLOG . Gracias por leerme día a día<3

3 comentarios:

  1. Assdfghklowkwhsjskaaokwoaja ehe aparezco en tu nove e.e.e.e.e.e.e.e.e.e.e
    Me ha gustado ese ataque de risa, no podrias presentarme a nicole sin que tubiese un ataque de risa e.e
    Como sabrás me ha encantado el capítulo y me fastidia que no cuelgues más porqué de verdad que esta novela es muy adictiva, o al menos en mi caso.
    Bueno, quería preguntarte algo: cuando hablamos hace...no sé, mucho ¿te di esa impresión? ¿te caí bien des del principio? Es que no sé, cuando conozco a alguien o me presento por primera vez, lo hago siempre del mismo modo y supongo que tu primera impresión respecto a mi será la misma que la de todo el mundo.
    Sigo diciendo que alguien tiene que fornicar, si somos yo y carlos pues ok, o justin y nicole, pues ok también pero alguien tiene que garchar.
    A ver, yo quería decirte que cuando me pasaste lo de daemon o deamon o demon o damon o como sea y te hablé de los pronombres esos, tu me dijiste que te explicaron que en no sé que caso iban siempre en masculino; pues bien, como ya sabes, estoy haciendo ese mismo tema ahora y los que van siempre en masculino son los pronombres que sustituyen al complemento indirecto: le y les (creo) así que ya estás cambiando los pronombres porque cada vez que lo leo debo leermelo dos veces porque sinó no me enetero de quien hace que.
    En fin, ezo eh toh, hoy hare deberes y resumenes, luego tengo depilacion, iré a comprar el regalo de maría y luego a su cumple, así que estaré ocupada e.e
    Bueno, esto va para tus otras LECTORAS: Marina necesita vuestro apoyo en esta novela, ahora más que nunca necesita que la piropeen y que le digan lo maravillosamente que escribe (cosa que es verdad) así que por favor comentad aunque sea con un 'síguela', más vale eso que nada.
    Ahora si que sí, ya he terminado AH, no e.e: han puesto that power en la flaixbac a eso de las dos menos veinte, lo sé porque estaba en clase y como hacíamos tutoria hemos pedido de poner música, pero bajito y pues eso e.e
    Ahora si, me voy a hacer deberes, te quiedow mushoooooooo lushooooo, besos des del sur :*

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar

Venga, comenta. No muerdo y me ayuda a mejorar día a día. Es gratis.