domingo, 7 de julio de 2013

Capítulo 26: "El error"




Ayyyyyyy, yo es que no me controlo. Gr.


El error.
Parte I

Narra Justin.

“Porque ya no quiero”. Unas extrañas palabras si vienen de la persona que debería desear huir, pero… ¿Ella ya no lo desea o estaba tan afectado por la mierda que puso Lowell en mi bebida que sufrí alucinaciones graves? No lo sé con certeza pero quiero conseguir que eso sea real.

Lanzo un largo suspiro, una de las pocas cosas de las que todavía no se me ha privado. La impotencia se apodera de todo mí, tanto como estado anímico como físicamente; no puedo mover ni un músculo. A duras penas puedo respirar dificultosamente y sentir como ellos me trasportan de un lado a otro, como si fuera un títere de trapo. Es frustrante no poder valerte por ti mismo, e incluso es más frustrante que por primera vez en mi vida me he visto reducido a algo inútil, algo que cualquiera puede superar.
Gimo, lo puedo percibir aunque no puedo oír con toda claridad. Ella está preocupada, mucho, por mí. Me gustaría poder preguntarle el porqué de su preocupación, ¿no se supone que debería darle exactamente igual? En cambio, ella ha venido como mi salvación junto con Ryan, liberándome de las garras de ese maldecido que cercaba mi muerte. No puedo abrir los ojos bien ya que me pesan como losas de acero puro.
Debería estar ayudándoles, debería estar en plena acción, no aquí siendo el débil. Odio esto; odio sentirme así, que me duela todo, que no pueda respirar, que sude por la frente, que ella me haya tenido que salvar. Yo debería tener cura de ella, no ella de mí. ¿Y si la hubieran cogido? ¿Y si le hubieran hecho daño?
Entonces ocurre lo impensable, oigo esa voz a la que tanto odio he guardado desde siempre. Ella parece oírla también, se voltea lo justo para que yo también pueda verlo: Josh. Tiene el ceño fruncido y no entiende lo que está ocurriendo. Siento miedo. Él la va a alejar de mi lado, se la va a llevar y es lo último que deseo ahora mismo. La necesito.
El pánico se apodera de mí, ¿y si me abandona ahora? ¿ Y si se va con él? ¿Y si me deja sólo? Ahora sería tan fácil que ella escapara… Yo no puedo detenerla y Ryan está ocupado intentando sacarme.
Lo intenta con todas sus fuerzas, aunque está descompuesto por la situación, a lo que ella responde casi en un murmuro mudo- Lo siento Josh, no puedo abandonarlo…
Ahora puedo confiar en ella, ahora siento que me abro a ella. Yo… Ella…Esta situación.

Oigo ajetreo entorno a mí. Todos parecen expectantes a algo, pero no sé a qué. ¿Esperan que me despierte? Porque sinceramente creo que no soy capaz todavía de eso. Me siento muy frágil, incluso me cuesta respirar, ¿cómo mis pies van a poder aguantar mi peso?
Quiero comprobar que todavía funciono a la perfección, moviendo ligeramente los dedos de los pies. Siento. Puedo hacerlo; la sábana rugosa que los cubre, la piel del dedo contiguo. Hago un paso más, tratando de remover mis piernas para darme cuenta de que algo impide su movimiento pero ya no es algo que está mal, sino es alguien que ejerce todo su peso sobre mis rodillas.

-Deberías descansar, Nicki- escucho una voz cansada desde el fondo de la habitación.
El peso, que ahora conozco que es ella, se incorpora un lapso pero vuelve a su sitio.
-No tengo ganas de dormir. Quiero que se ponga bien, Anna.
-Lo hará, tranquila. Lo que le puso el cabrón de Lowell en la bebida fue paralizante rango 6, uno de los más fuertes, pero ya está abandonando su cuerpo y cuando lo haga, volverá a despertar. Sólo que cuesta un poco- explica la experta. A veces me pregunto qué haríamos sin ella.
-¿Y por qué parecía estar tan mal?- la preocupación tiñe cada una de sus palabras, conmoviendo mi ser más interno.
-Porque era bastante fuerte. Lowell quería asegurarse de tenerlo fácil, que bajo ninguna circunstancia Justin fuera más fuerte que su plan.
-Es un tipo duro- murmura ella. Aunque no la vea, sé que ha sonreído de lado. Lo noto en su tono de voz. Ahora desearía poder abrir los ojos y verla produciendo esa mueca.
-Pero a veces falla, Nicki, y no está acostumbrado a ello. Así que los primeros días estará decaído, ya lo verás.
-No voy a dejar que piense que ha fallado. No lo ha hecho, no para mí.





***





Froto los ojos con parsimonia. Ya es hora de que abandone la oscuridad. Ya es hora de que este efecto que me tiene tan atontado, mimbe. Así que intento incorporándome con suavidad para que ella no despierte. Abro un ojo, luego otro y compruebo contento que puedo ver. Ella permanece recostada sobre mis rodillas, con el rostro escondido entre sus brazos y respira pesadamente. ¿Estará bien o se encontrará mal? Debe dormir, lo necesitará.
Me mareo un poco pero nada importante. Toso para poder volver a poner en funcionamiento continuo mis pulmones.

-Eh Nicole- la llamo. Ella de inmediato se levanta, y adormilada me mira con los ojos lo más abiertos que puede.
-Justin, estás bien- masculla antes de tirarse a mis brazos como una lapa.
-Agh, nena, cuidado. Me duele el pecho- me quejo, a pesar de que me importa un bledo mis dolores ahora mismo, sólo quiero tenerla entre mis brazos. No perderla.


“Lo siento Josh, no puedo abandonarlo… Porque ya no quiero hacerlo…”


No paro de escuchar esto en mi cabeza sin saber si son ciertas o no esas afirmaciones, sin saber si ella de verdad dijo eso. Necesito saber si ella no desea ya marcharse, si no va a abandonarme.

-Ah, lo siento- se disculpa, separándose ligeramente de mí.
-Eh, yo no he dicho que dejes de hacerlo-arrugo mi frente mientras que le regalo una leve sonrisa de lado, mordiendo mi mejilla por dentro.

Sus mejillas se tornan rosadas por la aparente vergüenza que siente. Es tan tierna cuando quiere.

-Pensaba que no despertarías Justin- me vuelve a rodear con sus brazos, pero esta vez tiene cuidado con no hacerme daño. Entonces, es cuando yo profundizo el gesto, queriendo sentir que ella de algún modo me pertenece, es mía, aunque esa fantasía está muy alejada de la realidad.

-Ya ves, nena. Soy un tipo duro de roer- muestro un lado más chulo debido a que sigo trastocado por mi letargo aparte de por el hecho de no ser dueño de la verdad absoluta sobre la velada de la fiesta.

¿Qué narices realmente ocurrió?

Me brinda un suave puñetazo en el bíceps izquierdo haciéndose la ofendida, articulando una mueca de incredulidad- Tú siempre tan creído, ¿no McCann?

Mi apellido. Mi puto apellido. ¿No había más formas de llamarme en este mundo que tenía que utilizar mi apellido o qué?

-¿No recuerdas que no podías llamarme por mi apellido, nena?-pregunto, airado. No me gusta nada que me recuerden de qué familia vengo, ¿por qué la gente se empeña en seguir recordándomelo?
Observo como sonríe coqueta durante un instante antes de voltearse, hacer ademán d largarse hacía la puerta. Muerde su labio- ¿Y tú no recuerdas que no me gustaba que me llamases “nena”?
Me quedo absorto, mirándola atónito. Esta chica me trae loco. Chasqueo la lengua, divertido. Ella es verdaderamente muy entretenida.
-Eh, Justin, no soy yo la única que quería que despertaras- me recuerda antes de desaparecer de mi vista, por la puerta.




***




No estoy en mi mejor momento. No me he vuelto loco, ni he montado un espectáculo con esto pero mi orgullo ha quedado tocado, situación que raras veces ocurre.
Me escabullo de todos. No quiero escuchar a nadie. Llevo varios días así, sin querer ver a nadie, tan siquiera a ella. No quiero verla, porque sé que lo único que conseguiré será dañarla. No soy capaz de protegerla. Estoy siendo un fallo en toda regla e impotencia es lo que siento en este justo instante.

«Insuficiente»

¿Sabéis lo más jodido de sentirse “insuficiente”? No puedes mejorar porque simplemente ya estás haciendo todo lo que está en tus manos para lograr tal cosa, ni puedes estancarte dejando de intentarlo porque tienes ese maldito orgullo que no te deja enviarlo todo a la mierda, ni puedes reducir tus esfuerzos porque estás tan jodido intentando lograr algo que permanece tan idealizado por ti que es imposible que dejes de apretar el acelerador para poder alcanzarlo, pero siempre se escapa. A los ojos del mundo, quien es insuficiente en un principio, lo es en un final.


Llevo pensando que no sirvo para nada más que para intentarlo una y otra vez, toda mi vida, pero este sentimiento sufrió un incremento con la muerte de Chaz. Esto sólo se suma a la lista de las cosas que intentaré mejorar, y no seré capaz.

Abro la gran puerta con mi llave maestra, esperando encontrar un pedazo de tranquilidad en esta sala. Los miembros de la banda saben que soy dueño de está habitación localizada en la ala oeste de la casa, pero no saben que esconde su interior. Posiblemente, nunca conocerán mi secreto.
Yo soy el único dueño de esta parte de mi vida.

En el centro, descansa un gran piano de cola con su banqueta para poder sentarme. De hecho, a veces este es el maldito único sitio en el planeta en el cual me siento realmente yo.
Justo al sentarme, deslizo mis dedos por cada una de las teclas, palpando sus órdenes. De hecho ellas están ordenando todo el tiempo: cómo debo tocar, qué debo tocar, cuales debo tocar… Pero solamente por una simple razón: ellas se anticipan a mis pensamientos. Ellas ya conocen la música que va a salir de mi corazón, incluso antes de que mi cerebro mueva mis dedos.

Empiezo a hacerlas sonar. Me absorto tanto en la melodía, en lo desestresante que es esto, que olvido por completo que no he cerrado la puerta, que no he mantenido mi secreto bajo llave.
¿Ella no quiere irse? ¿Ella me abandonará? ¿Ella me acepta? ¿Yo…yo qué siento? ¿Por qué me preocupa tanto? ¿Por qué me vuelve loco? ¿Por qué no me la puedo sacar de la cabeza?
A medida que brotan las preguntas que me atormentan, despegan las melodías con violencia de las yemas de mis dedos, las cuerdas vocales se avivan y me despojo de todo Él. Fuera complicaciones, fuera negocios, fuera trapos sucios, fuera mierda, sólo mi música.

-¿Cantas y tocas el piano?- me sobresalta la voz de Nicole, no muy lejos de mí.
¡¿Qué?! ¡¿Cómo ha entrado?! Me volteo violentamente, produciendo un estropicio en mi canción, fulminándola con la mirada.
-¡¿Qué mierdas haces aquí?!- le grito, tiñendo mis ojos con fuego deseoso por calcinarla.
-La puerta estaba abierta y yo…-balbucea nerviosa, con aparente miedo por haberla jodido.
-¿Y tienes que entrar sin permiso o qué?- los nervios me apedrean las sienes. ¡Ella no debería saber sobre esto!
Maldita sea. Esto es un secreto. Nadie debe saber nada y mucho menos ella: la que ahora tiene mi corazón en sus manos, la que ahora podría enviarme al final del camino con sólo abandonarme.
-¡Largo! ¡Esto es sólo mío!
-¿Te escondes?- pregunta, patidifusa. No me tiene miedo, tan siquiera cuando me pongo así. En cambio yo estoy muerto de miedo.
-¿Qué si me escondo? Sí, lo hago- respondo tajante, mordiendo interiormente mi mejilla izquierda.
-¿Por qué?  Lo haces genial- murmura, dirigiendo su mirada gris al piano. Camina hacia él, lo roza y se sienta en la banqueta. Palmea el hueco que falta, esperando a que me siente.
-¿Qué quieres?-pregunto rudo, sin entender qué narices quiere que haga.
-Quiero que me enseñes a tocar lo que estabas tocando- muerde su labio, e implora con su mirada.

Es tan tierna que simplemente no puedo resistirme. Me siento a su lado colocando las manos sobre las teclas.

-Déjame- posiciono mi mano sobre la suya, acariciando su piel con disimulación. Ella no lo sabe, pero este contacto en este justo instante en este sitio para mí, significa mucho. Nadie antes había estado aquí- Deja que te guíe.

Empiezo a conducirla entre mi mundo, lentamente. No sabe la letra, tan siquiera estamos cantando. Sólo el silencio, nosotros. No obstante, esta melodía habla de mí ahora, de ella, de toda esta situación y en cierto modo también del nosotros que figura en mi mente, el cual nunca va a ser posible.

-¿Nunca le has dicho a nadie que esto es lo que te apasiona, no?- formula, acariciando mi mano. Su calor llega por todo mi cuerpo.
-¿El qué?- frunzo mi ceño, sin comprender.
-La música es lo que te apasiona- y bingo, le ha dado en el clavo sin que yo haya tenido que explicarle nada.
-No puedo. No está bien.
-¿Quién lo dice?-contesta sonriendo de lado, esperanzada de que me abra incluso más.
Ya basta por hoy.
Chasqueo la lengua soltando una bocanada de aire- No me seas tan así, tan hipócrita al pensar que es tan fácil como salir ahí y decirle a todo el mundo que yo no quiero seguir los pasos de mi padre, que yo quiero componer.
Alza su mejilla derecha, se muerde el interior de su mejilla y arruga su nariz.
-Justin, puedes llamarme Nicki- suelta, de golpe, sin preámbulos. Abro mucho los ojos, sin tan siquiera creérmelo. ¿Qué le ha hecho cambiar de opinión? ¿Por qué ahora ya soy merecedor de poder llamarla así?
-¿Puede llamarte…?-no obstante su afirmación, no me atrevo a pronunciarlo.
-Nicki, puedes llamármelo si quieres.
-Nicki- sonrío atónito, entre asombrado, fascinado y nervioso.
¿Por qué ahora sí? ¿Qué es lo que hace que una persona te deje entrar en su mundo, pertenecer a él? ¿Poder llamarla por su “apodo” significa que ya no soy sólo su secuestrador? ¿Qué significa? ¿Cuándo se cruza el límite de lo desconocido con lo conocido?
-¿Por qué ya puedo?
-¿De verdad quieres saberlo? Pensaba que ya lo habías captado.

Niego con la cabeza, haciéndole entender qué no sé el porqué.
-Porque confías en mí, así de simple- abro los ojos de par en par. ¿Así que era eso?- Sólo necesitaba saber que tú confiabas en mí, para que vieras que yo lo hago en ti.

Confía en mí. Confía en mí.  Confía en mí. Confía en mí. Confía en mí. Confía en mí.




***




“Lo siento Josh, no puedo abandonarlo… Porque ya no quiero hacerlo…”


Siempre vuelven molestándome a cada instante del día. Creo que hasta que no arregle el embrollo que hay instaurado en mi cabeza, no cesarán. Así que procedo a preguntarle- Nicki… ¿Qué pasó después de la fiesta?

-¿Cuándo ya te habíamos encontrado?- asiento con fuerza- Pues intentamos llevarte hasta el exterior y entonces me encontré con Josh.
-¿Con Josh?
-Sí, él ahora estará enfadado conmigo porque os ayudé. No tengo familia ya, Justin.
-No digas eso, nena. Tu familia siempre va a estar ahí. Las familias son así.
-No lo entiendes, Justin- tapa su rostro con ambas manos-. Mi padre está en el hospital rozando la muerte cada día por vuestra culpa, él estuvo ingresado por vuestra culpa y ahora más que nunca os odia con toda sus fuerzas. Encima, me teníais “secuestrada”- hace comitas con sus dedos mientras esboza una sonrisa amarga-. Y cuando me vio… Tú no viste su cara. Estaba tan impactado al verme, que cuando no acepté irme con él se desmoronó, te lo aseguro. Ahora seguro que me odia…
-¿Por qué no aceptaste, Nicki?- una sonrisa ladeada vuela fugazmente por mi rostro al poder vocalizar ese apodo que tanto esperaba merecer decir.

Mis ojos se clavan en los suyos anhelando que los recuerdos distorsionados que tengo de esa noche sean ciertos, que haya merecido la pena abrir mi mundo a alguien que llegó inesperadamente. Recojo detrás de su oreja un mechón de pelo que cae alocadamente por su frente. Ella observa con calma mi cara, después baja a mis labios haciendo que me sienta incómodo, para a continuación subir hasta mis ojos por segunda vez.

-Es gracioso- ríe como una niña pequeña-, me preguntaste algo parecido antes de dormirte por completo en el coche, ¿sabes?
-¿Y qué respondiste, Nicole?- me fijo en sus labios. Debido a su nerviosismo, los entreabre. Son tan apetecibles que siento unas ganas irremediables de morderlos.
-Respondí que…-balbucea. Oh Dios, creo que no recuerdo mal- Simplemente ya no quiero marcharme, porque no soy capaz de abandonarte. No podía dejarte de ese modo, en ese estado, y sabía que irme con Josh significaba inmediatamente que ya no te vería, que habría de olvidarte- susurra, entrecortadamente. Le cuesta decir esto.

Algo que no puedo entender, me empuja hacia delante, quedando a escasos milímetros de ella. No quiere irse; ella ya no quiere irse. La visión de sus labios, susurrando exactamente lo que necesitaba oír, me atrapan hipnotizándome. Siento su pesada respiración, su mano derecha está sobre sus piernas; le tiemblan.

«Mía»

Escruto sus ojos verificando que no me la está jugando. Está siendo sincera y lo mejor de todo es que el sentimiento es compartido. Yo tampoco quiero que se aleje, la quiero aquí, a mi lado. Mía; solamente mía.
-Ya no puedo olvidarte, Justin- masculla, pegando su aliento en mis labios. Absorbo esas palabras; las que me dan el valor suficiente para tirarme por completo hacia delante. Mis labios captan los suyos en un beso dulce. Mi pecho empieza a hormiguearme, se me revuelve el estómago pero no es como las demás veces; esto me gusta de verdad. Disfruto con el beso por inocente que parezca pero anhelo más contacto. No cualquier contacto, sino el suyo. Se sienten tan extraños. Quiero más. Quiero que ella me ofrezca todo lo que pueda dar, así que posiciono mis manos en su cintura, agarrándola con violencia. La invito a que entre en mi boca para empezar a jugar con nuestras lenguas. Quiero más, mucho más. Ella coloca su mano sobre mi cuello atrayéndome más a su cariño. En un movimiento brusco, la alzo con el máximo cuidado posible y la posiciono encima del teclado del piano. Tiro mi cuerpo hacia delante y la sigo besando con urgencia. Ella me acepta sin ningún problema, receptiva a todo lo que yo quiera.

Me siento tan extraño. Normalmente yo controlo las situaciones de todo tipo, pero esta vez es diferente. Siento que ella me puede romper sólo con parar este beso. Yo no controlo esto, ella es la dueña de todo y tengo miedo. «Mal. Todo está mal»

Debo parar. Debo escapar ahora que puedo. Sin pensármelo dos veces, impulsado por un miedo creciente en lo más hondo de míen Él impulso mi cuerpo hacia atrás rompiendo todo contacto.

«Aléjate antes de que sea demasiado tarde, Yo. Ella te destruirá»

La miro trastornado, sin entender qué narices he hecho. Esto no debería haber pasado. Está todo mal. Mi respiración es fatigosa, por la falta de aire por el fastidioso beso.
Sin comprender que exactamente ha ocurrido en mi estúpida cabeza para haberla besado, trato de desaparecer de esta incómoda situación, huyendo de la habitación.
Cuando alcanzo la puerta, volteo para mirarla con cara de asco, y decir- No dejes abierta la puta puerta antes de irte.





El error.
Parte II



Narra Nicole.

Doy un puñetazo vertical sobre la madera del dichoso piano. Lo odio; lo odio tanto. Pero lo que más odio de todo es amar a quien quiero al mismo tiempo matar. ¿Qué problema tiene en la cabeza? ¡Agh! ¿Por qué me besa y luego huye de mí como si fuera una enfermedad? Yo… me he abierto a él todas las veces necesarias y aun eso, Justin sigue reticente a abrirse a mí. Pensaba que habíamos avanzado pero ya veo que no.

Rompo a llorar. Lo he besado y ahora tengo más claro que nunca que lo quiero. El maldito idiota huye, haciéndome entender que ha sido un error. Lo peor es que estoy enamorada de este error.
No comprendo el porqué es él quien hace que mi corazón se desintegre por segundos, que lata demasiado fuerte, que me suden las manos o que una bandada de mariposas ataquen mi estómago, pero lo es. En realidad, no es nada de lo que él haya dicho o haya hecho, es el sentimiento que viene con él. Es su mirada burlesca, la energía que desprende, el misterio que emerge de sus poros, es cada una de sus manías que lo hacen malditamente irresistible a mis ojos. Tapo mis ojos con ambas manos; si pensaba que no podía tocar más a fondo, lo acabo de hacer.

Me siento la persona más tonta sobre la Tierra. ¿Cómo he podido caer en sus garras? ¿Cómo me he dejado embaucar? Y el problema es que no sé cuándo me voy a volver a recomponer. He perdido mi equilibrio perdiéndome a mí misma.

En cierto modo sabía que iba a pasar esto. Justin nunca podrá quererme, no está diseñado para querer y yo sólo metí la pata como siempre. Pero es que, ¿cómo puede el diablo estar delante de ti como alguien que luce más como un ángel cuando te sonríe?

-¿Qué ocurre Nicki?- pregunta una voz que ahora mismo para mí es como mi salvación: Anna.
-Me ha besado, Anna, lo ha hecho- las lágrimas gotean por todas mis mejillas, mojando mi cara sin remedio.
-¿Justin?- abre los ojos de par en par. Parece entender, regalándome sus brazos para que me sienta protegida- No pada nada, Nicki… Seguro que él…
-Lo quiero Anna- masculla, llegando al ataque de ansiedad-. Ahora lo sé.
-Eh, escúchame. Debes escucharme- me incita, haciendo que la mire-. Si te ha besado es que siente algo por muy absurdo que parezca, ¿vale? Es sólo que va a ser tan estúpido de no aceptarlo. Dale tiempo, volverá a ti cuando esté seguro de ello.
-Pero, ¿por qué le es tan difícil? Yo me he arriesgado y por saber esto estoy enviando a la mierda todo lo demás. Ya no puedo volver con mi familia.
-Porque está muerto de miedo.




***





La veo salir de la casa, cantoneando sus caderas de un lado a otro. Si pudiera odiar a alguien con toda mi alma, sería ella. ¿Qué hace aquí? Justin la ha llamado, seguramente para echar un polvo. Nunca antes nada había dolido tanto.

Sonríe descaradamente como si supiera que es lo que ha pasado, y que ella ha ganado en este juego.

-¿Qué coño miras?- le pregunto con la mayor cara de asco justo cuando pasa por mi lado. Chasquea la lengua.
-Miro la visión de una perdedora, cielo- se recrea en todas las vocales, sabiendo que es cierto lo que dice.  ¿Ella sabe que ha pasado entre Justin y yo? No puede ser- Es curioso, te tiene atrapada aquí desde hace un montón y no te ha tocado. Debes darle más asco del que pensaba- me mira de arriba abajo, escaneando todo mi físico.
-¿Te enorgulleces de ser una puta? Increíble- mascullo, mordiéndome la lengua.
-No cariño, me enorgullezco de que McCann prefiera estar conmigo que con otras- dirige una mirada de desprecio hacia mi persona-. Aunque es obvio.
-Sólo busca follarte, Ner. No eres nada para él a parte de un entretenimiento cuando se aburre- digo autoconvenciéndome de que es imposible que Justin sienta algo por ella.
-Por lo menos soy algo para él- echa en cara antes de irse.

Quiero derrumbarme. Quiero matarla. Quiero acabar con todo esto. Yo… esto duele demasiado.



El error.
Parte III



Narra Justin.

No puedo estar pensando ni sintiendo esto. Yo no puedo querer a alguien. No de esta forma. Ella no puede ser mi dueña. No puedo concebir que mis sentimientos permanezcan de alguien. No lo quiero. Yo…tengo miedo.

Cuando alguien se enamora da, automáticamente, el poder a la otra persona para que lo destruya lentamente cuando quiera. Yo no quiero dar ese poder a nadie. Es mucho mejor vivir sin complicaciones, sin que nadie que te controla. No quiero depender de alguien para ser feliz. No quiero compartir mi vida con nadie y menos una que está llena de mierda porque ella no se la merece.
No quiero estar sintiendo esto ahora mismo.

-¿Me echabas de menos?- susurra, acariciándome desde atrás. Baja sus uñas por mi clavícula, luego mi torso, acariciándome sensualmente.
-Yo no echo de menos, Ner- mascullo roncamente mientras giro mi cara para mirarla a los ojos-. Yo no sé echar de menos.
-A mí me gustas así, McCann- muerde el lóbulo de mi oreja derecha, bajando por mi cuello. Clava sus uñas cerca de mi miembro, mordiéndose el labio.

Mis labios captan los suyos en un beso dulce.

Gimo, contrariado. ¿Por qué ahora mi cabeza me traiciona pensando en Nicole? La visión no para de repetirse, una y otra vez en segundos. Sus labios, ella, su sabor. Muerdo mi labio. Sus labios.

Queriendo luchar contra cualquier pensamiento que relacione el momento íntimo vivido entre nosotros, agarro a Ner de la cadera obligándola a quedar por debajo de mí pero a pesar de estar tan cerca de ella, de sentir su sexo en mi entrepierna, sus piernas rodeando mi cintura, no reacciono. ¡Maldita sea! ¿Qué está mal ahora? La beso con una voracidad fingida pero nada se compara con los labios de Nicole. Hay algo mal aquí y creo entender que es ella; no debería ser Ner, ella ya no es merecedora de mis caricias. Posiciono mis manos en su cintura, agarrándola con violencia. Bajo a su cuello, absorbiendo y mordiendo. Quiero poder follármela, quiero poder descargar toda la tensión que estoy sufriendo, pero hay algo que no cuadra en mí ya. No puedo hacerlo. No funciona. La invito a que entre en mi boca para empezar a jugar con nuestras lenguas. Ner baja su mano por mi torso, dirigiéndolas a la hebilla de mi pantalón. En un movimiento brusco, la alzo con el máximo cuidado posible y la posiciono encima del teclado del piano. Sus dedos se enfrascan en una lucha con intentar bajar mis pantalones. Tiro mi cuerpo hacia delante y la sigo besando con urgencia. ¡Basta! ¡Basta! ¡Ya basta, por favor! Quiero que pare, quiero que deje de tocarme. Ella no es la indicada. No quiero que me toque.

-¡Basta! Párate Ner- la separo con fuerza de mí. No quiero que se acerque más a mí.
-¿Qué pasa, amor?- me pregunta alarmada. Nunca antes había rechazado sus manos, pero son enfermizas y ya no las quiero.
-Quiero que te vayas- contesto rudo, levantándome de la cama.
-¿Irme? ¿Quieres que me vaya?- abre los ojos de par en par. No comprende nada de lo que está sucediendo, pero es que entenderlo no lo entiendo ni yo.
-Sí- asiento- Quiero que te largues y que no vuelvas nunca.
-¿Perdón? Yo digo cuando quiero marcharme, McCann- contesta brusca, imponiéndose.
-¡¿Qué?!- suelto una carcajada- Te equivocas Ner, yo mando aquí y si te digo que te largues, lo haces.
-¿Y si no quiero?- me desafía con la mirada. Esta puta no sabe dónde se está metiendo.
-No querrás que raje tu cuello- respondo impasible. No tendré reparos en hacerlo. Quiero que se largue de una puta vez.

Asiente, sabiendo que soy capaz de hacerlo. Su momento álgido ha llegado a su fin. Recoge sus cosas y se marcha por la puerta, siendo consciente de que no va a volver.

Chillo con todas mis fuerzas. ¡Maldita sea! Me ha atrapado y ya no puedo salir.

«Te lo advertí. Quiere destruirte»






*****************************************************************************
HOLIIIIIIIIIS. Bueno, ya lo sé. Me matáis, aish. Espero que os haya gustado como lo he narrado, porque la verdad a mí no me llega a convencer pero bueno, soy paranoica que se le va a hacer, ñe.
Decir que espero no encontrarme a ninguna esta noche en mi ventana en plan: ¿Quieres jugar a un juego? y un cuchillo en la mano. NO QUIERO MORIR TAN JOVEN, besis. 

Ah, muchas gracias por los 8 comentarios y sobre todo porque hay anónimos, si es que me encanta jo*-* Sólo pedir que si no seguís el blog, lo hagáis porfis y que sigáis comentando que me dan heart attacks cuando lo hacéis, srsly, me emosiono y tóh aunque es de lo más natural. jerjer. 
Bueno, Lorena, que querías el primer beso, pues alé aquí está sólo que no todo es tan fácil e.e Ya sabéis, Justin es medio retrasado y bipolar, yo es que a este niño lo mato algún día.
Ay y os quería pedir un favor, los que comentáis anónimamente, me podéis poner una seña o presentaros o algo, me gustaría saber como os llamáis y eso. Me hace ilu, jo. 

Después, Noe, mi patatita bonita, te voy a rajá, ¿lo sabes no? Pueh ezo, y que tía, no sé si lo sabes pero estoy aquí para todo, sólo tienes más que abrirme si tienes algún problema, ¿vale? Te quiero patata<3

Y ya nada más que decir, gracias por leer y apoyarme en mi sueño. 

 Os loveo.

{Si os gusta la novela que cuelgo en este blog, por favor, seguidlo y dejad un comentario shashi debajo. Mersiiiiii}

Las lectoras que tengáis Twittah por favor, dadle  RT a este TWEET.






















5 comentarios:

  1. Hoooliii, soy un anooonimo que tambien comento el capitulo anterioor, me llamo Ylenia. Buenooo puees te vueelvo a deciir que escribees muy ahdgskdbsjsbk *0* y que me encaaanta la novelaa :3 Me haas dejaado con la intriga, quieroo saber que pasaa yaa, y poor cierto el capituloo esta muy bieen escrito, me encaanta, en serioo, neceesitoo el capitulo 27 yaaa, subeelo en cuaanto lo teengaas, poorfitas.
    Bueno, puees lo dichoo, un beeesoo muy grande, y sigue escribieendo, que eres increible!

    ResponderEliminar
  2. Holiiiisssss cerezitaaaaaaaahhhh :3
    Bueni a veh, todo el mundo quiere matar a Justin -pobrete- y pues yo no sé si soy subnormal o qué, pero yo no quiero matarle(?). Bueno, ya sabes, es como si me viese en un espejo en esta situación, excepto porque él es un tio y no existe un "Justin McCann". Aunque puede que si exista...hm...
    WIIIIIIIIIIIIIII SE HAN BESADOOOOOOO WIIIIIIIIII. Eres una mentirosa fursia fuccia, me dijiste que tardarían 40 capítulos a besarse D: mentirosa 7.7
    Es verdad que el capítulo es corto pero es lo que te digo siempre, que a mi me da igual. Si a un drogadicto le das 1gr de coca, no se va a quejar porque sea poco, se la va a meter y ya. Pues yo igual, lo leo y bien feliz que estoy y sin drogas ni alcohol e.e
    Em bueno, lo que te he dicho por WA, te lo diré en privado, aunque ese tema ya lo tengo por perdido, es decir, tu me dices lo mismo que te digo y te diré y las dos seguimos igual. Pero bueh, somoh cerezitas filises como perdises :3
    Y ya está, bueno, que me gusta que me pongas como "una salvación" porque me augmenta el ego y eso significa que es así como me ves y bueno, yo no creo que sea así pero yo no hablo conmigo como hablo con la gente. Sip, hablo conmigo misma.
    Ahora sí, eso es todo, sigue escribiendo y sube pronto un capítulo, no te frustres si no llega, ya te dije que te llegará tarde o temprano y no escribas por escribir porque entonces escribirás algo qur no te guste (aunque a mi seguramente me encantaría) y terminarás por no publicarlo.
    En fin, ya te dejo que voy a leer. Tkm, hablamos por WA <3

    ResponderEliminar
  3. HOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOLI.
    casi me da algo en el beso, jo, aasdfghjkl.
    que me encanta esta novela, srsly, esta genial.
    sube rapidín cielo <3
    un beso.
    A.

    ResponderEliminar
  4. siguieeeeeeeeeeeente, ya. asdfgghskdslafsbds.

    ResponderEliminar
  5. me encanta la novela, esta genial escrita, de verdad, se te da genial-

    ResponderEliminar

Venga, comenta. No muerdo y me ayuda a mejorar día a día. Es gratis.