¿A quién no enamora esa sonrisa?
Sólo mentiras y más mentiras.
Parte I
Narra Ryan.
Su cuerpo se tambalea
de un lado para otro, sin saber muy bien por donde pisa y sin ser completamente
consciente de dónde pone sus manos para agarrarse. Ahora mismo las pone sobre
un tío que se la come con la mirada. Ese acto me repugna. ¿Cómo se atreve a
mirarla así? Aunque, pensándolo bien, para no hacerlo. Anna está tremendamente
sexy esta noche; con unos pantalones negros muy cortos, ceñidos, subidos hasta
un poco más arriba de su cadera, sin dejar ver su ombligo, un mini-top negro
que deja a la vista un poco del sujetador a conjunto que lleva dibujando con
una tela transparente, de igual modo negra, el contorno de sus pechos y para
acabar una chaqueta de media manga con cosas doradas en los bordes y rayas
blancas-negras en su forro interior. El tipo observa el canalillo que se abre
en sus pechos, humedeciéndose los labios y la atrae un poco más a su cuerpo.
Ella ríe como cual tonta niña de papá haciendo entender que no va a poner
resistencia a sus caricias. Esto me enerva. Ya tengo bastante con aguantar sus
jueguecitos con Carlos delante de mí, como él puede tocarla y yo debo sentirme
incómodo dándole un abrazo, como para aguantar ver también cómo un tiparrajo
cualquiera la toca delante de mis narices; mucho menos sabiendo las intenciones
que lleva, que ya por si solas provocan en mi unas tremendas ganas de echar la
pota.
-Aléjate, tío- le grito
en cuanto llego a su altura. Mis puños se vuelven blancos por momentos, ya que
la fuerza que estoy realizando es altísima.
-Tío, aléjate tú. La
mina quiere conmigo, ¿entiendes?- me contesta no obviando que voy a partirle la
cara como no aleje sus sucias manos de mi chica. Porque Anna sigue siendo mi
chica a pesar de todo lo que pasó en el pasado, a pesar de nuestra tensa
relación ahora, a pesar de que parece no importarle que le dijera que la sigo
queriendo, a pesar de que estemos así. Y yo no permito que uno cualquiera toque
lo que es mío.
-¿Es que no oyes? Te he
dicho que te largues- lo empujo hacia atrás, agarrando a Anna de la cintura
para que no caiga de lado. Va peor de lo que pensaba.
El tipo enarca una ceja
pero no se atreve a meterse conmigo, a seguir con esta pelea de gallitos debido
a que mi mirada no indica nada bueno para él. Resoplo al ver cómo me mira Anna.
Está mordiendo sensualmente la cadena de oro que segundos antes descansaba
cayendo por su pecho. Miro sus labios tragando saliva. Ella es tan malditamente
caliente.
La alejo de aquí ya que
no quiero que ninguno otro fije sus ojos en su cuerpo. Ella es mía, mía, repite mi cabeza en bucle.
Nos acercamos— más bien yo la arrastro— a uno de los
pasillos que hay colaterales a la sala principal, adornados con los más
exquisitos cuadros y tonterías variadas que nunca han despertado mi interés.
Por si nadie lo ha notado mis intereses son limitados: Anna, alcohol—el cual
prometí no tomar más por ella, sosteniendo mi palabra—, armas, la mafia, coches
y poco más. Soy un hombre de gustos pocos, fácil de satisfacer en este sentido.
En otros no, aunque ella siempre lo haya hecho fenomenalmente.
Coge mi mano
despreocupadamente, pasa sus finos dedos entre los míos observando mis
nudillos. Mis manos están llenas de rasguños, cicatrices, marcas de oficio,
pupas. Ahora mismo tengo un tajo que atraviesa toda mi mano derecha de punta a
punta. Escuece pero no me importa en absoluto. Toda esta mierda siempre duele
más.
-Sigues con esta
puñetera manía- murmura, absorta en mi dichosa herida. No quiero que se fije en
ella, así que intento quitar la mano pero ella siempre ha sido una chica
tozuda, persistente. La agarra más fuerte, acerca sus labios a mi herida y la
besa, sellando la herida con el más cálido gesto.
Debido a una creencia
personal no curo las heridas que provoca mi trabajo, mi vida en sí. Las heridas
definen lo que soy, a lo que me dedico y no quiero borrarlas de mi cuerpo, tan
siquiera cuando son profundas. Nunca he permitido que nadie me sanara heridas,
tampoco Anna ha conseguido hacerlo alguna vez, dado que cuando miro mi piel
quiero saber qué estoy haciendo. Si soy un mafioso lo soy en su totalidad. Si
me dedico a esta mierda, la mierda cubrirá mi cuerpo. Puede parecer un poco
radical pero no lo deseo de otra forma. Mis heridas soy yo.
-Sí, ¿y qué?- pregunto,
conociendo quizá la respuesta pero quiero saber a dónde me va a llevar esto.
Sin pensárselo dos veces, eleva su cuerpo sobre sus puntillas acercándose a mi
rostro peligrosamente. Coloca ambas manos sobre mi cuello, acariciando el
cabello corto de mi nuca.
Anna tiene una forma
curiosa de estar borracha casi pareciendo que es más consciente de lo que dice
en estos momentos que cuando está ebria. Su mirada baja hasta mis labios
repetidamente. ¿Quiere besarlos? No lo sé, pero supongo que mi propio deseo
imagina cosas que no son.
Sus uñas se clavan en
los laterales de mi cabeza, permitiéndole con más comodidad juntar nuestras
frentes. Sin remediarlo, acomodo mis manos en su cintura. Se sienten tan bien
ahí.
-No te mereces todo
esto, amor- masculla, cerrando sus ojos. Mueve su cabeza horizontalmente,
nuestras narices chocan en un gesto tierno. Cierro los ojos absorbiendo como
suena la palabra “amor” entre sus labios.
-¿Te refieres a las
heridas de mis manos?- pregunto prácticamente inaudible. Tengo miedo que si lo
digo demasiado alto todo, ella despierte de dónde quiera a donde se haya
trasportada y este momento se pare, se rompa.
-Me refiero a estas
heridas- dirige sus manos a las mías, las cuales descansan sobre su cintura-, a
éstas- sube sus dedos por mi brazo, mi hombro llegando a mi pecho sobre donde
se supone que mi cuerpo guarda mi corazón rencoroso- y también a éstas- por
último, mueve sus manos hasta mis sienes, rozando con su piel todo lo que toca.
-Toda la mierda que
tengo en mi vida me la merezco Anna. Y esto es así- murmuro, contrariando su
teoría de las heridas no merecidas. Sin embargo, nunca he tenido nada más claro
en mi vida: todo la mierda que guardo, la merezco porque sino hubiera sido de
otra forma.
-¿Yo también soy
mierda, Ryan?
-No- niego lentamente
rozando nuestras frentes con delicadeza-. Por eso no te tengo.
-Ese es el problema,
Ryan. Nunca te has parado a pensar si eso es verdad- abre mucho los ojos como
queriendo que yo me dé cuenta de algo que es obvio. ¿A qué se refiere?
-No te entiendo. ¿Qué
no es verdad, Anna?
-Siempre me has tenido,
me tienes y me tendrás- acaricia mi cabeza, profundizando sus uñas en mi piel.
Ronroneo, adquiriendo lo que acaba de soltar. No es verdad. Ella pertenece a
Carlos; no sabe lo que dice.
En un pleno silencio,
se separa un poco de mí. Observa con detenimiento mi rostro, vuelve a
retroceder en sus movimientos y lentamente, sin que mi cuerpo pueda reaccionar
por obligación, recorta distancias entre ambas bocas. Sus labios se posan sobre
los míos en un beso suave, dulce, anhelado. Llevaba mucho tiempo queriendo
volver a probar sus labios, no voy a desaprovechar cuan grandiosa oportunidad
como esta. Rememoro entre el beso todos los momentos vividos—que todavía permanecen nítidos en mi
mente— entre nosotros dos. Ella es el amor de mi vida. Lo supe desde el primer
momento en que la vi; ella me iba a volver completamente loco.
Sólo mentiras y más mentiras.
Parte II
Narra Justin.
Estoy perdido; completa
e irremediablemente perdido. Paso los dedos por mi pelo, exasperado,
devolviendo mi mirada a la carretera. Tengo menos de cinco minutos para llegar
al almacén del puerto si no quiero que Jeremy se cabree conmigo. Aunque lo
hará. Debería haber estado allí hace ya más de media hora, como él pidió, pero
Nicole me ha entretenido más de la cuenta. Me ha encantado la distracción pero
ahora me cortarán las pelotas por ello u otras mierdas varias.
Por primera vez en mi
vida siento algo que se llama miedo en mis venas debido a que este sentimiento
nuevo naciente en mi corazón no para de bañar cada fibra de mi cuerpo. Él, la
comodidad, lo conocido, está temblando de miedo. Mientras que algo llamado «enamoramiento» está ganando terreno de
batalla. Porque, efectivamente, me estoy enamorando de Nicole. Sin embargo,
sigo en mi empeño de cegarme ante esto, de negar lo verdadero a lo óptimo.
Óptimo sería seguir como estaba, omitiendo los sentimientos, y demasiado
peligroso sería para mí aceptar esta nueva situación, deber a alguien más que
tu propia vida sino deber tu corazón.
Aprisiono el acelerador con fuerza mientras que las calles de una
Miami nocturna pasan paralelas a mi velocidad prácticamente en forma de flashes
que se escapan de mi campo de visión. Suspiro con pesadez al darme cuenta de
que estoy llegando a mi destino. Espero, por lo menos, que no me excluya del
pacto. Quiero formar parte de esto porque he llevado esta operación desde el
segundo cero y sería muy vergonzoso que ahora Jeremy me quitara del paso. La
venta de esta nueva droga— de
próximo nombre “Flyers” — me pertenece únicamente a mí. No hay forma en el
infierno de que alguien se lleve un mérito que es mío. El motor ruge una última
vez antes de que aparque sigilosamente en la calzada que hay justo en frente
del sitio acordado.
Salgo del coche curvando mi cuerpo con rigidez. Sin embargo, me muevo
suelto hasta llegar a la puerta metálica omitiendo el hecho de que unos ojos
acusadores no me pierden de vista.
-Tarde, hijo mío. Vas tarde- observa el reloj de oro que descansa sobre
su muñeca, mascullando rudo.
Volteo mi cabeza para mirarle, chasqueo la lengua- Lo sé.
De sus labios se escapa una sonrisa diabólica, desenvaina su arma
mirándola con detenimientos, roza sus dedos contra su empuñadura con una mirada
que no soy capaz de describir con palabras. Parece un psicópata. Pero
ciertamente, lo es.
-Ya que has sido impuntual, te toca el trabajo sucio- lanza un bufido
hacia mi dirección. Resoplo en respuesta. Ahí viene su castigo-. Ves a inspeccionar
el perímetro.
-¿Inspeccionar el perímetro? ¡Qué lo haga otro!- me quejo. Jeremy sabe
de sobras que odio quedarme relegado al segundo plato, fuera de la acción.
Inspeccionar el perímetro no es mi trabajo, maldita sea.
Vuelve a reír. Se lo está pasando como pez en el agua. Bajo la mirada
con resentimiento, sabiendo de primera mano que Jeremy no va a cambiar de
opinión. Hace ademán de entrar y justo cuando pasa por mi lado, choca nuestros
hombros.
-Buen chico- murmura entre dientes, haciéndome enrabiar como nadie lo
había hecho nunca.
Sólo mentiras y más mentiras.
Parte III
Narra Carlos.
Despejo mi mente unos segundos. Debo seguirlos despacio, lo más cerca
posible pero sin acercarme demasiado. Si la cago, ellos podrán hacer girar las
tornas. Quiero descubrir que traman. Ya son míos, ambos. Tanto Frankie como
Mark son unos impostores y no hay modo en el infierno que no van a pagar por
esto. No estoy implicado cien por cien en la banda, pero me considero uno de
ellos. Han sido como una segunda familia para mí. No todos, pero eso es lo de menos.
Somos un conjunto, un grupo, y cuando a tu familia quieren joderles, tú
contratacas. Eso mismo estoy haciendo. Voy a tomar fotos de todo lo que hagan,
voy a intentar escuchar sus conversaciones y así saber cuanta información les
han pasado a los malditos policías.
Siempre supe que eran unas sabandijas pero la traición es algo que no
cabía en mi mente. ¿Cómo han podido hacer esto? Era consciente de que los celos
ciegan a los más grandes hombres, sin embargo, no pensé que Frankie y Mark
fueran capaces de pasar información al enemigo para poder hundir a Justin. Todo
por unos malditos celos, por un liderazgo idiota.
Saco el brazo izquierdo por la ventanilla, en el cual sostengo un
cigarrillo a medias, para poder expulsar un poco las restas de ceniza. Vuelvo a
devolverlo a mi boca, aspiro profundamente. Con la otra mano sigo el ritmo de
la canción que está sonando por los altavoces, repiqueteando el nacimiento de
los dedos sobre la curva del volante. Tarareo un poco la melodía pero sin alzar
mucho la voz. No quiero que me oigan aunque sea prácticamente imposible.
Técnicamente estoy a unos diez metros de ellos, aproximadamente, y ellos tienen
las ventanillas bajadas. He tenido sumo cuidado así que no deben olerse nada.
Hoy vamos a descubrir el pastel.
Su coche se detiene delante de una gasolinera como si no tuvieran prisa
alguna. ¿Va a ser aquí? Espero a que suceda algo: otro coche, un ruido, una
persona pero no parece ocurrir nada. Entonces, el carraspeo del motor de una
moto levanta mis sospechas. Alzo la vista, atento, al ver llegar a uno de los
compañeros de Josh pero nadie más. Frunzo el ceño debido a que es extraño que
no sea el hermano de Nicole quien esté aquí. Ya salió del hospital, por lo
tanto, ¿qué está ocurriendo aquí?
-Por fin has llegado- suspira Frankie, demasiado tenso para ser él. Va
muy de gallito y después se caga en los pantalones a la mínima de cambio. Muy típico, pienso riéndome de lado.
-Al tanto, ¿nadie os ha seguido?- pregunta el maldito policía. Creo
recordar su nombre aunque no estoy seguro. ¿Jonathan, puede ser? Buen
operativo.
-¿Nos crees por idiota?- pregunta impulsivo Mark, molesto en apariencia.
-Podéis tener un despiste- murmura en respuesta, fulminándolo con la
mirada.
-A lo que íbamos- coloca sus dedos— índice y anular— sobre el puente de
su nariz, aprieta como si le molestara algo que lo aturdiera-. ¿Qué tenías qué
proponernos?
-Quiero que nos traigáis a Justin en bandeja.
***
Algunos me dirán iluso, hipócrita, idiota, arriesgador pero sé a qué
estoy jugando y sé cómo jugarlo todo a cien. Carraspeo, siguiendo a Welch por
todo este laberinto de edificios entramados entre sí. No quiero perderlo.
Frankie se ha largado obedeciendo las nuevas reglas de ese policía pero, en
cambio, éste quiere jugárselas. Bueno, pues bienvenido sea ya que voy a descubrirlo
en el acto de su delito para que Justin pueda observar que no miento para poder
conseguir la parte de mi trato. Quiero que vea que realmente ambos les están jugando
una sucia jugada a las espaldas.
Todo el ambiente está iluminado por varias farolas de luz fría—blanca—
provocando un sentimiento de abandono en el ambiente. El suelo está a rebosar
de pequeños cristales provenientes de las innombrables diminutas ventanas
cuadradas que están petadas. Algo me indica que aquí suelen parar bandas
locales ya que hay varios rastros de focos extintos, casquillos de balas, envoltorios
de comestibles y cerillas. Sin embargo, esta noche todo esta silencioso. Tan
siquiera se escucha el rumor del cálido airecillo que circula entre nosotros.
No puedo alertarlo con ningún movimiento brusco, por eso, camino con cuidado de
no romper los vidrios ni darme con algún saco, barra metálica u objeto no
identificado que hay esparcidos aquí y allí. Mantengo la respiración tan pronto
veo que Justin tumba la esquina despreocupado. Observa su alrededor. ¿Lo han
puesto a verificar el terreno? Algo ha tenido que hacer para que Jeremy lo
pusiera a cargo de esa tarea; no es muy usual. Welch mete un respingo como cual
felino en el momento del acecho. Espera a qué él se acerque más, se encuentre
en su punto de mira, se aproxime. Lo observo. Sus movimientos implacables
tratando de adivinar qué tiene pensado hacer. No creo que dispare con su arma y
ya está. Welch es mucho más meticuloso como para emplear el azar en un solo disparo.
No, él tiene un plan.
-¡Justin!- chilla esa voz que me gustaría que desapareciera de la faz de
la tierra. Odio a este tío más de lo habitual, por todo lo que le hizo y por
todo lo que le está haciendo.
-¿Qué coño haces aquí, Ryan?- pregunta girándose al completo.
Ryan llega hasta él con el paso apresurado, resopla.
-El capullo de tu padre me ha mandado a que te acompañe- masculla,
chasqueando la lengua.
Justin suelta una risotada sonora, divertido- Después me dices a mi
impuntual, ¿dónde te habías metido, hermano?
-He estado con…Anna- murmura, provocando que se me congele la sangre.
¿Qué ha estado con Anna? ¡¿Qué ha estado con Anna?! ¿Qué coño significa “He
estado con Anna”?
Siento una punzada en el estómago como de advertencia. No lo diría si no
hubiera pasado nada. ¿Qué coño le ha hecho este capullo? Y lo que más rabia me
da es que no puedo saltar sobre sus hombros y volverle la cabeza. Debo ser
paciente, que se descubra por si sólo.
Justin lo mira interrogante, sin saber a qué se refiere. Está igual que
yo- ¿Has estado con Anna?
Ryan asiente- Nos hemos besado y…
¿La ha besado? ¡¿Cómo que la ha besado?! Me desequilibro de lo rápido
que impacta esa noticia en mi cuerpo. Anna lo ha besado. A él. Ha besado a
Ryan. La concentración es esencial en lo que estoy llevando a cabo, pero esto
me trastoca. Pierdo la mentalidad enfocada, tiro un pie para atrás y, para mala
suerte mía, el vidrio debajo de mi suela se resquebraja sonando lo suficiente
para que Welch voltee, alce la vista y me vea. ¡Maldita sea!
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Holis. Sí, lo siento es suuuuuuuuuuuper corto. Pero es que no sé que me pasa, no sale de mi lo que quiero escribir y hoy estoy agotada, no quiero seguir escribiendo más pero no me parecía justo no poneroslo cuando os dije a muchas que me habéis abierto por fb que hoy iba a haber más, así que aquí está lo que llevo escrito y este finde me pondré manos a la obra y os escribiré la continuación. Gracias por leer.
loveya.
Holiiiii^^ Un día me matas con esta novela... Ay, me encanta mucho! Anteriormente hace ya tiempo que no te comento, lo sieeeeeento, sé que te esfuerzas mucho en hacer los capítulos y me encantan, TODOS. AISHHH TU TRANQUILA, LA INSPIRACIÓN VENDRÁ CUANDO TENGA QUE HACERLO, don't stress.
ResponderEliminarBesoooos!
asdfghjkl, soy @imlostwithbiebs.
ResponderEliminarje, me encanta la novela.
escribes genial, no sé de donde te viene tanta imaginación.
espero el siguiente con ansia.
un kiss. love u.
Bueno, ya sabes lo que me pasó y un día de estos mi móvil caerá "accidentalmente" por la ventana. Te iba a escribir una biblia tan larga como la que llevaba escrita pero es que no tengo ganas de escribir tanto y tampoco tengo tiempo, mis padres pueden llegar ahora, o...ahora...o ahora, o...bueno, en cualquier momento, así que seré breve.
ResponderEliminarEl capítulo muy djfhbgskduhbcwkf y todas esas cosas tan sashi, me has puesto como una fursia -ai jeit iu 4 dat-; ryan es muy dsfjhblsduihfgi; pobre carlitos me da pena, que yo le quieroooow :(; welch y frankie se pueden ir a una incineradora y sino, me pueden dar el placer de llevarlo a cabo; y ya, todo muy asdfghjklñ.
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Eso te lo escribí ayer y ahora tengo prisa así que iré rápido: como dejes esta novela te capo, me da igual que no tengas inspiración, la jodida esa llegará tarde o temprano. Cuelga nuevo capítulo cuando puedas, sé que será esplendorosamente esplendoroso; ¿sabes esas luces espectroscópicas de las discotecas?, pues igual de deslumbrante. Em...si...ah, mi única crítica es el lugar donde se hace el intercambio, no sé si lo describiste ya pero no me acuerdo y me he imaginado una cosa y no sé si luego encajará con la historia, ¿sabeh lo que te quierow desih? pueh ezo.
Hasta aquí mi comentario mierda caca aka no-biblia *zorry 4 dat* me voy ya para la party así que chau y te tkmmmmmmm, adieeeuuuuu, kisses :* <3
Asdfghjklñ. Me encanta que comentes mis capis, no sé, es como muy shashi. No pasa nada que sea una biblia, simplemente me encanta ea. Y reeeeeeeeelax, no voy a dejarla solo que aveces me cuesta plasmar las cosas pero es porque simplemente creo que hay algo que colapsa mi.mente, algo que hace que no este al cien por cien, ¿sabes? Bueno, tu lo sabes todo y tu sabes a que me refiero. Ya, el lugar como siempre no lo he descrito mucho, dn el siguiente un poco mas. Loveya.
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